VIAJES POR EL MUNDO (47) : LAS ORILLAS DEL NILO

Era un verdadero placer — recordaba Gonzenbach en 1887 —- aquel paseo, gozando del aire fresco de la mañana y observando todo lo característico que ofrecían la campiña y las gentes; extraviarse era cosa imposible, pues el camino seguía la misma dirección que el Nilo, y no teníamos más que volver la vista para descubrir por encima de las palmeras y de otros árboles el rojo gallardete del ”Sesostris” remontando lentamente el río.

Mientras duró el viento y nos fue permitido navegar todo el día, no tuvimos ocasión de trabar conocimiento más íntimo con nuestra tripulación, pero luego, con el embarcar y desembarcar en los puntos de parada, y al encontrarnos en la orilla con los que tiraban del cable de remolque, nos fuimos familiarizando poco a poco con aquellas caras tostadas, cuyos labios siempre tenían para nosotros un saludo cortés o una cariñosa sonrisa. Así nació en nosotros el deseo de aprender algunas frases árabes para entendernos directamente con esta gente sin tener que acudir al dragomán y muy pronto, así las señoras como yo mismo, aprovechamos toda oportunidad para hablar árabe con el capitán, el piloto y Hassán, el primer camarero.

Todas las noches nuestros hombres, si no están muy cansados de su trabajo de remolque, nos alegran con sus cantares, reuniéndose al efecto en el castillo de proa, mientras va circulando la pipa, cargada con tabaco de propiedad común, a manera de tambor la ”darabuka”, que consiste en una piel estirada y sujeta en la boca de una vasija de barro. Mohamed canta solo, haciendo extraños movimientos e inflexiones con la cabeza y con la voz, lo que acaso el gusto oriental considere prodigioso: el coro sólo deja oír de cuando en cuando un prolongado ¡ah! El repertorio no es muy extenso, repitiéndose a menudo la misma melodía: parece que el mérito del cantor estriba no tanto en el buen metal y ajuste de su voz como en poder sostenerla durante largo tiempo sin tomar aspiración

(Imágenes— wikipedia)

EL CLAUSTRO DEL BOTÅNICO

Fue al salir de ver el autorretrato de Luca Cambiaso cuando, no sé por qué, quizá para cambiar un poco el itinerario de mis visitas habituales al museo y distraerme de otra forma, o bien por mera curiosidad para descubrir otros lugares, en vez de continuar de sala en sala observando pinturas y miradas, quise adentrarme y salir del claustro por la parte abierta que daba al Jardín Botánico, y no sólo por salir sino para indagar, en la medida en que me era posible, aquel mundo original del que me habían hablado tanto: la creación del arquitecto argentino César Pelli con el que él había querido rodear el edificio. Recuerdo que lo primero que me asombró fue la mezcla de tubos de acero y de flores entrelazados que evocaban en cierto modo un escenario parecido al de una sorprendente selva. Allí asomaba, por ejemplo, entre los hierros retorcidos y etéreos de todos los tamaños que el arquitecto había colocado como decoración, el color y la fragancia de unas grandes rosas enroscadas, si así puede decirse, rosas enormes entre tubos brillantes de metal en un conjunto que sugería extrañas figuras. Pelli, como ya había querido resolver en su Museo Nacional de Arte de Osaka al tener que construir su museo en el subsuelo, no había tenido más remedio que soslayar las corrientes subterráneas de los ríos japoneses estableciendo una especie de capas impermeabilizadas con paredes interiores de gran espesor para proteger todo su museo contra la humedad y los terremotos. Pero aquí no estábamos en Japón ni ocurría nada de eso. Aquí no había ríos subterráneos ni terremotos, y en cambio, sí se extendía debajo de nosotros el amplio subsuelo del Botánico como concreta realidad. Asomándose entre los tubos de acero como si fueran ventanas sorprendentes, vi de pronto una serie de pétalos ondulados de una gran rosa, ( que después averiguaría que se llamaba rosa ”Hansa”), una maravillosa rosa de flores grandes y dobles, de atractivo color violeta rojizo con reflejos malva. Estaba como asomada a la ventana del mundo, acodada entre hierros y tubos, tal y como si me hablase. Me sorprendió su altura asomando su cabeza entre tantos tubos cruzados y también quedé admirado de cómo se agrupaba, pero sobre todo me llegó de repente hasta mí su intensa fragancia con especiado perfume y con una pizca de clavo de olor. Sentí que no estuviera en ese momento a mi lado el pequeño alemán, Bruno Schil, que tanto amaba los olores y que me hubiera ilustrado mucho sobre el fenómeno que yo estaba recibiendo en esos momentos. Aunque recibí muchos más.

José Julio Perlado

(del libro ”La mirada”) (relato inédito)

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

( Imágenes— 1-rosa haeckel – 1836- Wikipedia/ 2- rosa dorola – wikipedia


AÑADIR O QUITAR

( Imagen – Daniele da Volterra (Daniele Ricciarelli) (Italian, Volterra 1509–1566 Rome) Michelangelo Buonarroti The Metropolitan Museum of Art, New York,)

Añadir o quitar, ése es el dilema. En 1549 el florentino Benedetto Varchi recibió la respuesta de Miguel Angel al cuestionario que Varchi le había mandado hacía unos meses.. ”Podría decirse infinidad de cosas nunca dichas de tales materias — le decía— , pero como ya advertí nos llevaría demasiado tiempo, y tengo muy poco, puesto que no sólo soy un anciano, sino que casi puedo contarme entre los muertos.” Miguel Angel no disimulaba su irritación al ser importunado por Varchi, que había mandado sus preguntas también a Vasari o a Cellini. El excelente historiador del arte contemporáneo, el británico Rudolf Wittkower, en su libro sobre los principios y procesos de la escultura, comenta esas declaraciones de Miguel Angel pero añade que el gran artista dijo algo importante: “Por escultura entiendo aquello que se hace a fuerza de quitar, pues lo que se hace a fuerza de añadir — es decir, de modelar —- se asemeja más bien a la pintura.”

Creo que ahí está todo.

También en la novela, en el cuento o en la poesía.

José Julio Perlado

( Benedetto Varchi)

AHORA SÉ CÓMO SE DESVANECEN LOS ROSTROS

Ahora sé cómo se desvanecen los rostros,

Cómo bajo los párpados anida el terror.

Cómo el dolor traza en las mejillas

rudas páginas cuneiformes.

Cómo unos rizos cenIcientos y negros

se tornan plateados de repente,

la sonrisa se marchita en los labios dóciles

y en una risa seca tiembla el pavor.

Y no sólo por mí rezo,

sino por quienes permanecieron allí conmigo,

en el frío feroz y en el infierno de Julio,

bajo el muro rojo y ciego.

Anna Ajmátova

(Imágenes—1- Franz Hals 1630/ 2- Anna ajmátovva- museo de Malaga)

INMORTAL

El día en que descubrí que mi padre era inmortal estábamos los dos, recuerdo, ( “recuerdo” tengo que decir porque asi me lo enseñaron a evocar) en el despacho, en pie, a media tarde, al lado de la biblioteca. Estaba él con un libro abierto, un libro grande, antiguo, muy leído por él, con las cubiertas azules algo desgastadas de tanta trato y lectura. Yo tenía en ese momento 28 años y él 64 . ” Es el “Eclesiástico” — me dijo —, un libro del Antiguo Testamento, un libro lleno de Sabiduría.” Y me leyó : “ Antes de los siglos, en el principio, Él me creó, y por los siglos no dejaré de existir”.

Y ahora siempre que entro en el despacho —esté o no esté él — veo allí a mi padre, de nuevo de pie, a mi lado, Inmortal.

José Julio Perlado

(Imagen— Turner- elpais)

LAS PERSONAS Y LOS AROMAS

La persona amigable —- me siguió diciendo aquel alemán, Bruno Schill, mientras paseábamos por el claustro del museo — prefiere el aroma del pino, cosa curiosa. Son personas dulces y a veces indecisas. Funcionan mejor en relaciones cerradas, seguras y a salvo. Tienden a ser sumisas y puede que no deseen cambios en sus vidas. Son personas comprensivas, tolerantes, amigables, que les gusta hacer nuevos amigos y tratar de complacer a otros, y se involucran profundamente en sus relaciones personales.

Por otro lado — continuó diciendo Schill —, las personas cumplidoras está comprobado que prefieren los aromas frutales. Tienden a ser perseverantes y ambiciosas, persistentes y dominantes: son reconocidas como líderes naturales. Tienen sueños de grandeza, son arrogantes y pretenciosas, aunque a veces resulten encantadoras. Dada su personalidad altanera, deben intentar ser más tolerantes y cultivar la paciencia. Los demás pueden contar con la personalidad que prefiere el aroma de las frutas para garantizar que las cosas salgan bien.

A su vez la persona cautelosa – añadió el alemán mientras paseaba a mi lado — gusta del aroma de las flores. Suelen ser intelectuales e introvertidas, demasiado cautelosas en sus relaciones, son reservadas e intuititivas. Guardan bien los secretos. Son cautelosas y a menudo dependen de otros para la toma de decisiones cotidianas; suelen seguir al pie de la letra las órdenes recibidas.

Por otro lado, las personas ”viva la vida” prefieren el aroma del café y están llenas de energía. Viven la vida con gusto y disfrutan cada minuto. No les preocupa el futuro y se centra en el momento. Al entregarse por completo a todo lo que hacen a veces prometen más de lo que pueden cumplir. Si se quieren hacer planes para salir con estas personas, va a tener que esperar su turno.

Yo le escuchaba atentamente. Se detuvo un momento Schill y luego prosiguió:

La persona incondicional prefiere — y así está demostrado — el olor a hierbas y especias: son personas amigables y suelen ir con la corriente. Son amigos leales y verdaderos y tienden a ser fieles tanto en sus relaciones románticas como en su ambiente de trabajo., donde funcionan mejor como parte de un equipo. Prefieren evitar los problemas soslayando confrontaciones y con facilidad le dan el crédito de sus acciones a ls demás. Valoran enormemente el espíritu de equipo.

En lo que refiere a la persona perfeccionista — continuó el alemán — prefiere el olor de la naturaleza y tiene una personalidad idealista. Suelen ser muy estrictos en la puntualidad, organizados y productivos. Muestran confianza y competividad en el trabajo y prestan atención a lo que piensan de ellos los demás. Prefieren las cosas buenas de la vida y las comidas ’gourmet’.

Y las personas rebeldes— dijo Schill — prefieren el olor a jazmín.. Les gusta establecer sus propias reglas. Trabajan mejor de manera individual pues suelen tener un punto de vista diferente de cómo hacer las cosas. Aunque parecen estar aislados, son fuertes y buscan cambiar las cosas para hacerlas de una manera mejor. Son individuos de carácter firme y suelen enfocarse en la dirección que quieren tomar en sus vidas.

Luego los dos proseguimos nuestro interesante paseo por el claustro del museo y continuamos charlando.

José Julio Perlado

(del libro ”La mirada”) (relato inédito)

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

(Imágenes— 1- Ancha Gosnik Godec/ 2- Paolo Scalera/ 3- Qin Thianzhu -fine art gallery/ 4- Pierre Bonnard- 1906)

ENTREVISTA SOBRE ”LOS CUADERNOS MIQUELRIUS”

Anoto aquí la reciente entrevista que me han hecho sobre mi último libro

«Documentarse es un trabajo oscuro pero necesario»

Esther Peñas / Madrid

En Los cuadernos de Miquelrius (Funambulista), José Julio Perlado (Madrid, 1936) más próximo a unas memorias que a una autobiografía, hace un ejercicio de memoria y reflexión, con una veta lírica sutil. En ellos se evocan encuentros con algunas personalidades más fructíferas del XX (Fellini, Cortázar, Baroja…), el titubeo de todo autor a propósito de la validez de lo escrito, una zarabanda constante con su ciudad natal, pero también con otras como París o Roma, y una reflexión sobre la validez de la palabra. 

«Eran unos cuadernos alargados, de tapa dura, de pequeñas cuadrículas…» ¿Cómo condiciona el soporte —estos cuadernos específicos, en el caso que nos ocupa— en lo escrito?

Para mí, esas líneas y cuadrículas me han sido siempre muy cómodas. No me han condicionado lo escrito. La tapa dura y alargada de esos cuadernos me ha ayudado a escribir en cualquier sitio porque en esas tapas me he apoyado. No me han ayudado en cambio las hojas sueltas ni las hojas pequeñas, excepto para tomar notas y hacer esbozos para obras. Es un simple tema de ayuda y de comodidad. Es una costumbre. Eso me ha invitado materialmente a escribir.

¿Cómo se sabe que un texto «funcionará»? 

Reconozco que la palabra «funcionar» o «no funcionar» no es la palabra correcta. Pero, por ejemplo, para un editor esa es una palabra clave, precisamente porque arriesga su dinero. También para el director o los intérpretes de una obra de teatro o de cine. Lo mismo en el caso de un programa de televisión. Pero, por ejemplo, ante un poema o un libro de poemas, no debería decirse nunca «funcionará». El poema está en otro ámbito, mucho más profundo y más alto, no es cuestión de funcionar sino de emocionar, de llegar a la intimidad del lector. En mi caso, como al principio de mi libro hablo de un editor, quise emplearla. Pero —por seguir usando esa palabra—, se sabe si un libro «funcionará» si tiene un eco de lectores, sea pequeño o grande; más aún si va de boca en boca. Un ejemplo de cómo fue una obra de boca en boca fue Cien años de soledad, mucho antes que las críticas y valoraciones posteriores. Pero todo eso tiene muchos matices. Un libro puede pasar desapercibido al principio y remontar luego con el tiempo. Influyen las modas, los críticos, numerosas cosas. No hay que obsesionarse con que un libro «funcione». Hay que escribir lo que uno quiere y lo que debe escribir.

¿Cómo reconocer qué cosas merecen la pena ser contadas?

Pues pienso que hay muchas respuestas para esa pregunta. Merecen ser contadas cosas interiores o exteriores que le han sucedido a uno y que uno cree que pueden tener algún interés, bien sea para los demás o bien, para evocarlas nuevamente para uno y revivirlas. Merecen ser contados recuerdos históricos que de algún modo enriquezcan cosas ya sabidas pero que las iluminen y complementen. Merecen ser contados descubrimientos de la personalidad o vivencias que uno ha tenido, aun con el riesgo de que hayan sido dichas ya por otros. No hay que olvidar que cada individuo tiene su personalidad, es único e irrepetible, y por tanto merece contar, siempre que él lo crea interesante, su propia experiencia. En el caso de mi blog, por ejemplo, prima siempre el interés hacia los demás, no el interés mío, prima el manifestar y divulgar cosas que puedan enriquecer, servir, enseñar o incluso meramente entretener a los demás. El resultado de ese interés hacia los demás, y no hacia mí, es la causa por la que escriba en el blog — porque pienso en ellos al escribir diariamente —y de ahí sale esa cifra de 1. 8OO.OOO visitas que tengo.

Le devuelvo la pregunta que se hacía su madre: ¿qué es el niño llamado José Julio Perlado, de mayor?

El niño de entonces, siempre —desde los 11 años—, tuvo una gran inclinación por la lectura. También por la escritura. Luego vino el estudio casi permanente, la investigación, la formación, la curiosidad, y yo creo que también la mezcla entre la invención y la observación. En líneas muy generales, puede decirse que existe una literatura de observación y una literatura de invención. Dos ejemplos de literatura de observación serían Delibes y Pla: los dos lo han confesado así. Los dos estaban mucho más capacitados para observar que para inventar. Y un ejemplo de escritura de invención y a la vez de observación es Ferlosio. Ferlosio escribe El Jarama como pura observación, y Alfanhui como pura invención. Yo, en mi modesta medida de lo posible, he mezclado la invención con la observación; creo que me inclino más hacia la invención, me atrae más la invención, pero la observación lleva mucha documentación — también la invención, que tiene ese soporte—: documentarse para luego inventar historias es esencial. Y documentarse lleva mucho trabajo. Durante dos años se documenta Vargas Llosa para luego inventar y poner en pie situaciones y personajes. Documentarse es un trabajo oscuro pero necesario.

Pirandello, Thomas Mann, Malraux, Pound, Cortázar, Stanislaw Lem, Quevedo, García Márquez… de todos los autores que deambulas citados por estas páginas, ¿cuál le ha conmovido más y la obra de quién de ellos le resultó seminal?

Son muy dispares. Thomas Mann, para mí, es un ejemplo de trabajo constante y de una vida literaria abierta a grandes temas y ambiciones: ahí están Los Budembrook o Doktor Faustus. Cortázar es un excelente cuentista, no un novelista. Malraux es un intelectual abierto a muchas artes, por ejemplo, a la pintura, con su Museo imaginario. Pirandello profundiza e investiga en el alma humana, y eso a mí me interesa. De todos los citados en la pregunta me quedaría como enseñanza de ambición y de trabajo con Thomas Mann, que supera las fronteras del siglo XlX precisamente por sus grandes temas, aunque ahora se escriba de otro modo.

Me ha sorprendido no ver citado a un autor que, al menos el año en el que usted me dio clase, fue convocado en numerosas ocasiones: Julio Camba…

Supongo que cité en clase a Julio Camba porque me parece un ejemplo de periodista observador, lleno de humor e ironía, que supo extraer originalidad y nuevos puntos de vista a las cosas. Fue un excelente corresponsal, viajero y, sobre todo, un gran articulista. No lo cito en mi libro porque no puedo citar a todo el mundo. Como tampoco cito, por ejemplo, a Alvaro Cunqueiro, otro excelente articulista, lleno de inventiva, que a mí me atrae mucho. Como tampoco cito detenidamente a Pla, un escritor muy dotado para la observación, como así lo refleja en sus Diarios.

A Perlado, ¿también le gusta más Proust que Joyce?

Sí, a mí me gusta más Proust que Joyce, los dos que revolucionan la novela moderna. Proust indaga en los matices de la sensibilidad humana, y lo hace con un estilo muy personal, evocando recuerdos. De Joyce — como digo en mi libro — me interesan sus Cuentos de Dublín, que retratan la parálisis de Irlanda. Y de todos sus cuentos el titulado Los muertos, que es un relato admirable.

¿Cuánto hay —de haber— de Hildrebando en Perlado, dado el equívoco insistente de Fellini?

Yo creo que no hay nada. Fue una invención o fantasía de Fellini en aquel momento y nada más.

Sin ánimo de ser impertinente, ¿es posible que dos personas (pensemos en usted y Saramago) imaginen un mismo argumento (pongamos una pandemia que cursa paralizando la muerte)? ¿Nunca se le ocurrió interponen una denuncia por plagio?

Lo que me dijo Saramago únicamente aquel día que le vi fue que «las ideas están en el aire» y no me dijo nada más. Nunca quise interponer una denuncia.

¿De qué cura escribir?

Cura de muchas cosas. Por ejemplo, de la soledad. También cura de las supuestas reflexiones sobre si uno tiene un mundo interior propio que quisiera comunicarlo o confesarlo. Cura del aislamiento excesivo, del estar siempre pensando sólo en uno mismo y no en los demás. Puede curar de la aflicción, de cualquier sentimiento — el amor, por ejemplo — y abrir más campos a la felicidad. Puede curar también de la timidez y del silencio obsesivo o enfermizo. Creo que puede proporcionar el integrarse en un mundo exterior gracias a que uno intenta comunicar cosas suyas interiores.

¿Qué distingue —en cuanto a placer y esfuerzo—una pieza periodística de una obra literaria—?

Una obra literaria y una periodística son dos cosas muy distintas. Las dos requieren esfuerzo. Hacer las cosas bien supone siempre un esfuerzo. El placer de escribir un libro es más profundo, más trabajoso, lleva consigo mucha más fe en uno mismo y sobre todo mucha más paciencia — se puede uno pasar dos años mínimo escribiendo un libro—. El placer de escribir una pieza periodística es más inmediato, más fugaz, está acuciado por la velocidad, la instantaneidad, la prisa. Y, sin embargo, uno puede encontrar satisfacción al terminar una pieza periodística si le ha salido redonda respecto a datos, precisión y estilo, si con ella ha contribuido a informar o comentar o interpretar mejor un tema, si ha ofrecido un trabajo de interés para los lectores inmediatos.

Como profesor de Periodismo, estos tiempos de abolida bonanza y mucha procela —en el decir de Azorín— para la verdad, para la estricta información, ¿son irreversible? ¿Cómo es posible que cunda tanto pensamiento mágico, tanta paparrucha que aceptemos sin cuestionarla siquiera, por qué se ha sentimentalizado de tal modo el discurso?

En estos momentos, y hablando en términos muy generales, el periodismo carece de un pensamiento crítico, no se enjuician en profundidad los temas, muchas veces no se contrastan las fuentes, se informa de una manera cómoda, no crítica, se pliegan muchas empresas a los intereses de los gobiernos o a los intereses comerciales, sobre todo porque hay una dependencia comercial, publicitaria y económica respecto a los grupos de presión, empresas o gabinetes de gobierno. Hay algunos periodistas que adoptan una mirada crítica y cercana a la independencia, pero no son demasiados. Naturalmente, es más cómodo no enjuiciar demasiado, pero eso no es lo que se debe hacer, y a esa comodidad hay que añadir la comodidad de las nuevas tecnologías que transmiten el mundo de pantalla a pantalla, eludiendo si pueden el trato directo y humano, porque ello supone — viajes, desplazamientos, etc.— desembolsar dinero como empresa; por tanto, se soslaya muchas veces el trato directo humano, el detalle de las facciones, las dudas, la atmósfera, el ambiente, es decir, todo lo que transmite la personalidad de un ser humano, por ejemplo, a la hora de hacer un buen reportaje. Las vidas enteras de los demás hay que reflejarlas en el periodismo, y no sólo las palabras. Los gobiernos tienen periodistas afines a sus intereses y eso es lo que buscan y en lo que se apoyan.

¿Cómo saber que uno «cumple con su obligación» del mejor modo posible?

Cuando uno es honesto consigo mismo, con su conciencia, con su pensamiento y con sus valores. En el campo de la literatura y del arte uno debe de hacer lo que cree que debe y tiene que hacer, no las modas ni los aplausos. En mi libro pongo dos ejemplos, al menos en lo que se refiere a las dimensiones: Giacometti, con sus figuras estilizadas, y Botero, con sus figuras orondas. Uno tiene que escribir lo que cree que debe y cree que tiene que escribir. Uno no puede traicionarse a sí mismo.

CORTAR EL COLOR

Dibujar con las tijeras —-decÍa Matisse en 1947

Cortar en vivo en el color me recuerda la talla directa de las esculturas

Esas imágenes de timbres vivos y violentos son producidas por las cristalizaciones de los recuerdos de circo, de los cuentos populares y de los viajes.

( Imágenes- 1 y 2- Matisse- wikipedia)

EL TORRENTE Y EL SUEÑO

“El ejército vio el río Idid’e , un torrente mugiente, y temió atravesarlo —cuenta Asurbanipal . La diosa Ishtar, que vive en Arbela, envió en mitad de la noche un sueño a mi ejército y le dijo : ”¡ Yo marcharé delante de Asurbanipal, el rey que yo he creado!” El ejército creyó en este sueño y cruzó el río sin contratiempo.”

(Imágenes—1- diario de Mallorca/ 2- Beata Bieniak)

ELOGIO DE LA LUZ

Si quitas la luz —dice Juan Damasceno —-, todas las cosas quedan ignoradas en las tinieblas, porque no pueden manifestar su propia belleza. La luz, por tanto, es ”la belleza y el orden de toda criatura visible”. Y como dice Basilio:: ”tal naturaleza es creada de tal modo que no puede haber nada más agradable para el pensamiento de los mortales que de ella disfrutar. La primera palabra de Dios creó la naturaleza de la luz y dispersó las tinieeblas y disipó la tristeza e hizo alegre y gozosa a toda especie.”. La luz es bella por sí—- recuerda Roberto Grossatesta en el siglo Xlll — porque su naturaleza es simple y tiene en si todas las cosas a la vez. Y por eso está totalmente unida y proporcionada a sí de forma bastante armónica en virtud de la igualdad; la armonía de las proporciones es, en cambio, belleza. ”La naturaleza de la luz es tal que su gracia no consiste en el número, la medida o el peso, como ocurre con las otras cosas, sino que consiste en el aspecto. Ella hace que las otras partes del mundo sean dignas de alabanza.

(Imágenes— 1- Gao Xinguian/ 2- Turner- wikipedia)

LOS PLACERES DE LA REELECTURA

Uno de los placeres privados de la lectura personal (como cuando se escucha música clásica no impuesta sino elegida por uno especialmente para ser oída), es buscar y encontrarse con textos y vivencias muy predilectos, que, además de animar a trabajar ( al menos a mi me ayudan),  son, en esos  momentos de la lectura, enormemente satisfactorios y casi diría que incomunicables y supongo que ininteligibles para los demás. Eso me ha ocurrido a veces cuando he ido repasando las páginas del proceso creativo de “Al faro” y las anotaciones que Virginia Woolf hacía en 1925 y

1926, mientras escribía su novela, en torno a lo que ella llamaba “ el método de los túneles” o de las galerías subterráneas con respecto a las descripciones de sentimientos y personajes, cosa que ya había logrado en “La señora Dalloway”.Es una satisfacción encontrar todo esto, es decir, volver a descubrir estas cosas. Como digo — gracias a una biblioteca siempre anotada —volver sobre todos estos matices y enseñanzas, es igual para mí que escuchar música clásica escogida, un placer intelectual muy personal donde sumergirme y aprender.
José Julio Perlado

(Imágenes— 1- Sain Germain des Pres/ 2= Anastasia Lisitsyna)

CUENTOS DE DUBLÍN

Si los vicios de Dublín son los de cualquier otra ciudad moderna, las virtudes de ”la séptima ciudad de la cristiandad” son únicas. En ”Dublineses” se conversa, se canta y se bebe hasta la saciedad. — así lo constata el quizá mayor especialista que existe sobre Joyce como es Harry Levin—. Esto ayuda al estilo, la poesía y la fantasía— cualidades irlandesas muy propias de Joyce. Ellmann , en su gran biografía de Joyce, recuerda que fue en Roma donde el escritor irlandés concibió ”Los muertos”, el mejor cuento entre todos los que tratan de Dublín. Únicamente cuando Joyce dejó Roma quedó definitivamente concebido el relato. En su mente se fueron acumulando indicios. intuiciones y viejos recuerdos que aprovechó totalmente el escritor. ” Los muertos” empiezan con una fiesta y termina con un cadáver. ” Siento cada vez mas intensamente cada año que pasa — le escribió Joyce a su hermano en 1906– que no hay en nuestro país tradición que le honre más y que deba conservar con más celo que la hospitalidad. Es una tradición única entre las naciones modernas.” En muchos cuentos de”Dublineses” se trata de la dependencia entre vivos y muertos, tema que ya había tratado Joyce en su primera juventud. Es el tema del primer cuento, aparte de referirse a él en el último. Harold Bloom recuerda que ”Dublineses” es una visión de juicio dantesco. ”A Gabriel Conroy, protagonista de ”Los muertos”, lo veía Joyce como uno de esos traidores, aunque más de pensamiento y sentimiento que de obra. Ese juicio de Joyce implícito, añade Bloom, puede parecer algo severo, pero fue Dante quizás el más intransigente de todos los poetas moralistas. Gabriel Conroy es un débil y un parásito, una especie de artista fracasado a pesar de que la mayoría de nosotros no lo consideraría un condenado.

Son memorables y muy citadas las frases finales de ”Los muertos” que hablan sobre la nieve Ellmann recuerda que ”la nieve parece participar también de esa decadencia de que el cuento trata. Vista desde la fiesta es deseable, inalcanzable. Al final, cuando los participantes en lla fiesta andan hacia el taxi, la nieve empieza a derretirse y quedan sólo algunos parches. Después, vista desde el hotel, pertenece a todos los hombres, en general, todos la comparten. Bajo ella, todos los seres humanos, cualquiera que sea el grado de intensidad con que son capaces de vivir , quedan unidos. Lo común es que todos los hombres son capaces de sentir y perder sus sentimientos, que todos comparten la simpatía.”

José Julio Perlado

(Imágenes—1– Dublín – wikipedia/ 2- portada de ”Dublineses”/ 3- “Los muertos” de John Huston)

LAS MANCHAS EN LAS PAREDES

A Boticelli no le gustaba el paisaje y estimaba que era una especie de limitada y mediocre investigación. También dijo con desprecio que ”lanzando una esponja empapada en distintos colores sobre una pared se conseguiría una mancha donde podría verse un hermoso paisaje”— asi decía Max Ernst hablando de la pintura—. Boticelli tiene razón — proseguía Ernst —: en una mancha así se podrán ver caprichosas invenciones; quiero decir que quien quiera que mire atentamente esa mancha verá cabezas humanas, animales distintos, una batalla, rocas, el mar, nubes, bosques, y todo lo que quiera es como el tañido de una campana, que deja oir a cada uno lo que se imagina. El hecho que a mi juicio no debe despreciarse es que, si te detienes alguna vez a contemplar las manchas de las paredes, las cenizas del hogar, las nubes o los arroyos, y los consideras atentamente, descubrirás invenciones admirables de las que ”la maestría” del pintor puede sacar partido para componer batallas de animales y de hombres, paisajes o monstruos, diablos y otras cosas fantásticas que te darán prestigio. Entre estas cosas confusas, el genio se despierta con nuevas invenciones mas es necesario saber pintar todos los miembros que se ignoran, como las distintas partes de los animales y los aspectos del paisaje, de las rocas y la vegetación.

(Imágenes — 1- Odilon Redon – 1903 / 2 el artista español Barceló en Salamanca)

HISTORIA DE UNA LÁGRIMA

Se ha dicho que hay una lágrima

para todo aquel que muere;

Algún herido corazón triste suspira

pues cada túmulo lo hiere:

Pero en la hora fatal del miedo y del dolor,

¿Quién quedará a mi lado,

y junto a mi humilde lecho decirme

con una lágrima adiós.

Sara Anna Lewis

(Imagen d- i-s- e- a-s- e)

RILKE Y RUSIA


Hace veinte años — decía Rilke —pasé algún tiempo en Rusia. Preparado sólo de modo muy general por la lectura de las obras de Dostoievski, en ese país que me hizo sentir como si hubiese llegado a mi verdadero hogar se formó en mí una noción de claridad penetrante Es difícil de expresar con palabras. Quizás fuese algo así: los rusos me enseñaron de mil modos cómo la servidumbre y la aflicción más profundas no ocasionan necesariamente la aniquilación del alma. Hay en ella, al menos en el alma eslava, un grado de resistencia a la sujeción tan alto que incluso bajo la opresión más abrumadora es capaz de proporcionarle una especie de secreto cuarto de juegos, una cuarta dimensión de existencia en la que, por muy angustiosas que sean las condiciones externas, reina una libertad nueva, infinita y verdadera.

(Imágenes—1– San Petersburgo- wikipedia/ 2- rilke- wikipedia)