
Si quitas la luz —dice Juan Damasceno —-, todas las cosas quedan ignoradas en las tinieblas, porque no pueden manifestar su propia belleza. La luz, por tanto, es ”la belleza y el orden de toda criatura visible”. Y como dice Basilio:: ”tal naturaleza es creada de tal modo que no puede haber nada más agradable para el pensamiento de los mortales que de ella disfrutar. La primera palabra de Dios creó la naturaleza de la luz y dispersó las tinieeblas y disipó la tristeza e hizo alegre y gozosa a toda especie.”. La luz es bella por sí—- recuerda Roberto Grossatesta en el siglo Xlll — porque su naturaleza es simple y tiene en si todas las cosas a la vez. Y por eso está totalmente unida y proporcionada a sí de forma bastante armónica en virtud de la igualdad; la armonía de las proporciones es, en cambio, belleza. ”La naturaleza de la luz es tal que su gracia no consiste en el número, la medida o el peso, como ocurre con las otras cosas, sino que consiste en el aspecto. Ella hace que las otras partes del mundo sean dignas de alabanza.
