AL ACABAR EL AÑO

“El hombre es lo que quiere ser —recuerda el francés Charles Du Bos en su ”Diario” — , a condición de que lo quiera verdaderamente, es decir, no que no caiga nunca, sino que se levante, infatigablemente, cuantas veces haya caído.”

(Imagen—Ambrogio Lorenzetti- siglo XlV)

EL OJO SIN RUIDO

Cada vez que me canso, el campo me descansa. El ojo sobre lo verde. Ayer estuve en el campo, sentado en una hamaca, y el ojo se fue tumbando, reposando en lo verde. Una vez más comprobé que el mar no suele relajarme: la monotonía del agua me fatiga. En cambio, el campo verde, abierto a espacios que se van reduciendo en el horizonte, verdes entrelazados y superpuestos, verdes brillantes, mates, oscuros, matices en capas, extensiones de césped, hace que mi ojo resbale en las laderas de la densidad, que la pupila se alargue por las ramas, los arbustos, aquel gusanillo adormecido sobre una hoja, esa mariposa que vuela, el polvillo de la luz en los troncos, el sol, la tibieza, la calma. Violetas, ortigas, musgos, helechos, a todo desciende el ojo en la umbría. Luego el ojo se estira elevándose a la nube, pasea por la blancura de la nube, la pupila absorbe el aire del paisaje, bebe los colores, se alimenta. Así estuve largo tiempo, el ojo sin ruido, yendo y viniendo del silencio al silencio, cabeceando en soledad.

José Julio Perlado

¡MIS MEJORES DESEOS DE UN FELIZ AÑO 2022 PARA TODOS!

(Imagen— Andrew Wyeth- 1931)

LA VOZ DE LA PROSA

“La luna fue subiendo en el cielo y esas casas no esenciales empezaron a disolverse hasta que lentamente cobré conciencia de la vieja isla donde estaba y que floreció ante la vista de marineros holandeses: el corazón verde y original del nuevo mundo. Sus desaparecidos árboles, los árboles que habían dado paso a la casa de Gatsby, una vez habían consentido, susurrando, el último y mayor de todos los sueños humanos, y por un instante fugaz, encantado, el hombre debió de retener el aliento en presencia de este continente, obligado a una contemplación estética que ni comprendía ni deseaba, cara a cara por última vez en la historia ante algo proporcional a su capacidad de asombro.”

F. Scott Fitzgerald

( Imagen — Ansel Adams- 1934)

SOBRE LOS OJOS

”El ojo no es un minero— dice Virginia Woolf— , ni tampoco un buceador ni un buscador de tesoros escondidos El ojo flota blandamente a merced del río.” Podría clasificarse a los poetas — comenta en este sentido Marguerite Yourcenar en un ensayo de 1972–, teniendo en cuenta únicamente las cualidades de su mirada, y entonces nos percataríamos de que la definición de Virginia Woolf se aplica sobre todo a sí misma. El ojo incansable de Balzac es un buscador de tesoros escondidos. Y podría mencionarse también el gran ojo- espejo de Goethe, evocar sin irreverencia el faro intermitente que fue el ojo de Hugo, y comparar los hermosos ojos de Rilke, de Novalis o de Keats, con la mirada mágica y temblorosa de los astros. En Virginia Woolf asistimos a un fenómeno muy diferente y quizá menos corriente: el mismo ojo, tan natural como una corola, que se dilata y retracta alternativamente, como un corazón. Y cuando pienso en el martirio que es el trabajo de creación para todo gran artista, y en la admirable cantidad de imágenes nuevas que la literatura inglesa debe a Virginia Woolf, no puedo por menos de recordar a santa Lucía de Siracusa, que donó a los ciegos de su isla natal sus dos admirables ojos.”

(Imágenes—: 1- Rembrandt- autorretrato/ 2- Rembrandt- autorretrato)

EL TIEMPO Y EL VALOR

“La vida cotidiana está preñada de sentido del tiempo. Pensamos que unos hechos ocurren antes o después que otros. —-decía el novelista inglés Forster — Este pensamiento está a menudo en nuestra mente, y buena parte de lo que decimos y hacemos se basa en esta suposición. No todo. Al parecer, además del tiempo, existe algo en la vida, algo que puede apropiadamente llamarse ”valor”, algo que no se mide en minutos ni en horas, sino en intensidad. Porque, cuando volvemos la vista a nuestra vida pasada, observamos que no se extiende como una llanura, sino que a veces forma pináculos notables, y cuando miramos hacia el futuro, unas veces vemos que se asemeja a una pared, otras a una nube y otras al sol, pero nunca a una tabla cronológica(…) La vida diaria se compone en la práctica de dos vidas: una que se mide en el tiempo y otra que se mide por valores, y nuestra conducta revela ese doble vasallaje. ”Sólo estuve con ella cinco minutos — decimos— pero mereció la pena.” Ahí tenemos los dos vasallajes en una misma frase. La historia narra la vida en el tiempo, en tanto que la novela— si es buena—refleja además la vida de acuerdo con sus valores. También ella rinde un doble vasallaje.”

( Imágenes— 1- reloj fabricado por tasma en 1806- museo doorzoeck- Nederland/ 2- Fitzherber cosway -1786)

DETENTE SOMBRA

“Detente, sombra de mi bien esquivo,

imagen del hechizo que más quiero,

bella ilusión por quien alegre muero,

dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo

sirve mi pecho de obediente acero,

¿para qué me enamoras lisonjero,

si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho

de que triunfa de mí tu tiranía;

que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,

poco importa burlar brazos y pecho

si te labra prisión mi fantasía.”

Sor Juana Inés de la Cruz

(Imágenes- 1- mfotocomunty/ 3- John Constable – la bahía de Weymouth- national gallery- estudio de nubes- 1816)

,

LA PERLA

“ El alma herida y fecundada posee en el fondo de sí misma un instrumento que le permite solidificar el tiempo en eternidad. Es la perla — escribe Paul Claudel.

La perla, fruto del mar y concepción de la duración, no tiene otro valor que el de su belleza y su perfección intrínseca, resultado de su simplicidad, de su pureza y claridad, y el valor del deseo que ella inspira…

La perla es esa sabiduría superior que preferimos a nuestra sustancia…

Mas he aquí que en esta otra perla se percibe una luz que crece, es algo jubiloso, brillante y vivo que llaman oriente, como un corazón que descubre una especie de parcialidad en el amor. Es como un tesoro que se vuelve, como una mejilla que se sonroja, a una mirada, de sensibilidad y de pudor; se ha despertado un punto luminoso, un reflejo rosado al que un verde inefable no siempre le es extraño. Una especie de conciencia virginal, una inocencia abierta a la predilección. Es una ventana que se ha abierto, un alma que trasciende el velo, la lámpara que responde al rayo, el mérito que acoge a la gracia, la pureza que se enlaza con el perdón…

Y no he hablado de las perlas oscuras, de esas gotas de noche líquida y dorada que, ellas también, ¡tienen su oriente y resplandecen! Lo que hace la gloria de los Elegidos en ellas es el presentimiento. ”Soy morena, pero soy bella”, dice el Cantar de los Cantares. Es como una voz que se ha callado; mas la mirada traiciona, allí, al canto…”

(Imágenes—1-Odilon Redon- 1903/ 2- Flotiana Barbu)

/

NAVIDAD 2O21 ( y 4)




Todo el silencio del mundo
se concentra en el establo.
Callan los que están dentro,
calla el que llega cantando,
callan suspiros y risas.
El Niño mira callado
con sus ojos de luz tierna
a quien viene a contemplarlo.
Un aire nuevo, cernido,
agita suave los mantos
de María y de José.
Estamos en ningún lado,
en el alba de la tierra.
Amanecer rosa y blanco
del principio de la Vida.
Todo calla en el establo.


Ernestina de Champourcin


(Imagen — foto Ciro de Luca- Reuters)



El profesor Juan José García Noblejas me envía esta felicitación de Navidad — con este Belén napolitano en plena pandemia— y yo a mi vez, con esta simpática estampa, ¡ FELICITO LA NAVIDAD A TODOS LOS QUE LEEN ”MI SIGLO”!

NAVIDAD 2O21 (3)

Jesús, el dulce, viene…
Las noches huelen a romero…
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!

Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría…
Mas la celeste melodía
suena fuera…
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma…

¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!

Juan Ramón Jiménez

(Imagen— Boticelli- Virgen con el Niño- national gallery)

GAUGUIN Y VAN GOGH

“En este día de diciembre, en la calle Lépic de nuestra buena ciudad de París — cuenta Gauguin en su ”Diario íntimo” —los transeúntes se dan más prisa que de costumbre, pues no tienen deseo de callejear. Entre ellos se encuentra un hombre fantásticamente vestido que, tiritando, se apresura para llegar a los bulevares. Va envuelto en un abrigo de piel de oveja con una gorra que es sin duda de piel de conejo y tiene una hirsuta barba pelirroja. Parece un arriero.

No lo miréis por encima: por más frío que haga, no sigáis vuestro camino sin observar cuidadosamente la mano blanca y graciosa y esos ojos azules que son tan claros e infantiles. Es algún pobre mendigo, seguramente.

Su nombre es Vicent Van Gogh.

Entra apresuradamente en un comercio donde venden herrajes viejos, flechas de salvajes y cuadros al óleo baratos. ¡Pobre artista! ¡Pusiste un trozo de tu alma en ese cuadro que has venido a vender! Es una pequeña naturaleza muerta, camarones rosados sobre un pedazo de papel rosado.

— ¿Puede usted darme algo por este cuadro, para ayudarme a pagar el alquiler?

—¡Dios mio, amigo, mis negocios van mal también! ¡Me piden Millet baratos! Además, — añade el comerciante— sus cuadros, sabe usted, no son muy alegres. Ahora está de moda el Renacimiento. Bueno, dicen que usted tiene talento y me gustaría ayudarle. Venga, aquí tiene cinco francos.

Y la moneda redonda rueda sobre el mostrador. Van Gogh la toma sin murmurar, da las gracias al comerciante y sale. Recorre penosamente el camino de regreso a la calle Lépic. Cuando ha llegado casi a su alojamiento, una pobre mujer, que acaba de salir de Saint Lazare, sonríe al pintor, esperanzada en su amparo. La hermosa mano blanca sale del abrigo y su moneda de cinco francos pasa a ser propiedad de la desgraciada mujer. Rápidamente, como si se avergonzara de su caridad, huye con su estómago vacío.”

(Imágenes-: 1- Gauguin -1891/ Van Gogh- lirios/ 3- Van Gogh- 1888- National gallery

NAVIDAD 2021 (2)

QUIÉN HA ENTRADO EN EL PORTAL DE BELÉN?

¿Quién ha entrado en el portal,
en el portal de Belén?
¿Quién ha entrado por la puerta?
¿quién ha entrado, quién?

La noche, el frío, la escarcha
y la espada de una estrella.
Un varón -vara florida-
y una doncella.

¿Quién ha entrado en el portal
por el techo abierto y roto?
¿Quién ha entrado que así suena
celeste alboroto?

Una escala de oro y música,
sostenidos y bemoles
y ángeles con panderetas
dorremifasoles.

¿Quién ha entrado en el portal,
en el portal de Belén,
no por la puerta y el techo
ni el aire del aire, quién?.

Flor sobre intacto capullo,
rocío sobre la flor.
Nadie sabe cómo vino
mi Niño, mi amor.

Gerardo Diego

(Imagen – Piero della Francesca— mundo hispanico)

CUANDO YO VIVÍA EN PARÍS

Cuando yo vivía en París se podía encontrar a Samuel Beckett sentado en la terraza acristalada de La Coupole, en Montparnasse, enfundado en una amplia bufanda que asomaba en su abrigo gris; callado, solitario, serio, con la mirada puesta en la nada de su papel en blanco esperando a que bajara a él una palabra o un silencio. Cuando yo vivía en París me entretenÍa mentalmente creando un especie de Noticiario a la manera de Dos Passos en ”Manhattan Transfer” dándole vueltas a esa orilla izquierda y a sus personajes en los años pasados: Koestler, por ejemplo, escondido en 1940 en la librería de Syilvia Beach, ”Shakespeare and Company”, enviando su manuscrito de ”El cero y el infinito” a un editor en Londres; Picasso en 1943 pidiendo al fotógrafo Brassaï que tomara fotos de las obras de París; el escultor Alexander Calder en 1945 trabajando en una exposición de móviles; ”La Peste” de Camus llegando a las librerías de París en 1947; Giacometti exponiendo ”El hombre que camina” en 1948; el escritor norteamericano Saul Bellow comenzando en París ”Las aventuras de Augie March” en 1949. Todo un decenio literario de esta orilla izquierda cuyo pulmón en muchos crepúsculos de verano era — y sigue siendo— el jardín de Luxemburgo.


Cuando yo vivía en París iba también alguna noche a cenar a Lipp y luego, a pocos pasos de allí, me sumergía en el cine ”de autor”, un cine enormemente individualista, es decir, la llamada “nouvelle vague”, entonces en auge. Y en la oscuridad de la sala me encontraba con las historias narradas de Truffaut o de Godard, y también con los rostros de Jeanne Moreau o de Jean Paul Belmondo. Eran finales de escapadas vertigjnosas en la pantalla como igualmente había finales pausados y lentísimos de Resnais en ”El año pasado en Marienbad”.

Cuando yo vivía en París me acercaba en plena noche al teatro Odeón continuamente abierto en aquella primavera para oír discutir a los franceses arrojándose palabras de palco a palco y de butaca a butaca en medio de la ”revolución de mayo del 68”, el torbellino que viví.

José Julio Perlado

Imágenes- 1-bulevar Montparnasse- 1925– Eugene Atget/2–Lipp/ 3– La Coupole)

NAVIDAD 2021 (1)

La candela en el campo!… Es tarde de Nochebuena, y un sol opaco y débil clarea apenas en el cielo crudo, sin nubes, todo gris en vez de todo azul, con un indefinible amarillor en el horizonte de Poniente… De pronto, salta un estridente crujido de ramas verdes que empiezan a arder; luego, el humo apretado, blanco como armiño, y la llama, al fin, que limpia el humo y puebla el aire de puras lenguas momentáneas, que parecen lamerlo.

¡Oh la llama en el viento! Espíritus rosados, amarillos, malvas, azules, se pierden no sé donde, taladrando un secreto cielo bajo; ¡y dejan un olor de ascua en el frío! ¡Campo, tibio ahora, de diciembre! ¡Invierno con cariño! ¡Nochebuena de los felices!

Las jaras vecinas se derriten. El paisaje, a través del aire caliente, tiembla y se purifica como si fuese de cristal errante. Y los niños del casero, que no tienen Nacimiento, se vienen alrededor de la candela, pobres y tristes, a calentarse las manos arrecidas, y echan en las brasas bellotas y castañas, que revientan, en un tiro.

Y se alegran luego, y saltan sobre el fuego que ya la noche va enrojeciendo, y cantan:

…Camina, María, 
camina José…

Yo les traigo a Platero, y se lo doy, para que jueguen con él.

Juan Ramón Jiménez- “Platero y yo”

(Imagen- Carlo Crivelli)

A LA VERA DEL ARLANZÓN

Van caminando palabras y silencios por el paseo del Espolón, a la vera del río Arlanzón en Burgos, los silencios van más rápidos que las palabras, las palabras suelen ir del brazo o con las manos juntas, los dedos de las palabras se anudan con los dedos de otras manos, se hacen confidencias matrimoniales, se respetan las pausas, se sellan amores, se espera que los dedos tengan paz, no se separen, lleven bien sinsabores y sabores, el andén central de este paseo se llamaba antaño paso de las Acacias y por aquí pasaba la carretera de Bayona a Madrid, aquí acudían los burgaleses a pasear presenciando el paso de las diligencias. Ahora el ruido y la polvareda de aquellas diligencias lo sustituye el agua, este agua del Arlanzón es afluente del río Arlanza, nace en la sierra de la Demanda y atraviesa Castilla y León pasando por Burgos, acompaña el agua a los silencios y a las palabras, los silencios a la vera del río van deprisa, se han comprado zapatillas deportivas para andar a buen paso, cada silencio marcha derecho hacia su destino, apenas habla con sus pensamientos, va con los ojos fijos, las rodillas ágiles, los pensamientos dentro de cada cabeza aceptan este ritmo de marcha, este ir y venir por el Espolón, el agua mansa atraviesa los puentes, lame los pies de las estatuas, refleja las copas de los árboles, de vez en cuando un silencio al pasar levanta la cabeza y corresponde al saludo que le ha hecho una palabra al cruzar a su lado.

José Julio Perlado

(Imágenes— paseo del Espolón en Burgos

EN LOS MOMENTOS DE DESCONSUELO

“ ¿Qué es lo que te ayuda a vivir en los momentos de desconsuelo y de horror? La necesidad de ganar o amasar tu pan, el sueño, el amor, la ropa limpia que te pones, un viejo libro que relees, la sonrisa del sastre polaco de la esquina, el olor de los arándanos maduros y el recuerdo del Partenón — dice Marguerite Yourcenar— Todo lo que era bueno en las horas de deleite sigue siendo exquisito en las horas de desvalimiento. Los que cambian de opinión en la desgracia confiesan con ello que han vivido mal.”

(Imagen —Ferdinando Scianna)

LA LECTURA ÚNICA

”La verdadera lectura — comenta el francés Maurice Blanchot — no discute nunca el libro verdadero, pero tampoco es sumisión al ”texto”. Sólo el libro no- literario se ofrece como una red fuertemente tejida de significaciones determinadas, como un conjunto de afirmaciones reales: antes de ser leído por nadie, el libro no- literario fue siempre leído por todos, y esa lectura previa es la que le asegura una firme existencia. Pero el libro que se origina en el arte no tiene garantías en el mundo, y cuando es leído aún no ha sido leído nunca, sólo alcanza su presencia de obra en el espacio abierto por esa lectura única que cada vez es la primera, que cada vez es la única.”

(Imagen- biblioteca del convento- Palacio de Mafra- ( Lisboa curiosus expedition)