
“No se sabe de dónde salen. De pronto se van y parece que se hayan ido para siempre. Pero un buen día vuelven, invaden grandes extensiones de terreno y, a veces, algún jardín solitario. — escribe Mercè Rodoreda — La planta se parece a la planta del girasol: derecha, con las hojas rasposas y anchas. Flores saeta las hay amarillas, rojas, azules, color de zanahoria, moradas como el ahogo. Parecen hechas de satén. Apuntan al cielo. Si hace viento, se dobla toda la planta. La flor sigue el movimiento sin que el viento la maltrate. Si llueve, cortan la lluvia: las gotas les resbalan por los costados deprisa y corriendo. Las charolan. Y cuando ya han vivido bastante, la planta dispara la flor con la violencia de un tiro. Es una mezcla de colores y de felicidad que huye cielo arriba. No hacen ningún daño. Vuelan altas y desaparecen.”
