
“La luna fue subiendo en el cielo y esas casas no esenciales empezaron a disolverse hasta que lentamente cobré conciencia de la vieja isla donde estaba y que floreció ante la vista de marineros holandeses: el corazón verde y original del nuevo mundo. Sus desaparecidos árboles, los árboles que habían dado paso a la casa de Gatsby, una vez habían consentido, susurrando, el último y mayor de todos los sueños humanos, y por un instante fugaz, encantado, el hombre debió de retener el aliento en presencia de este continente, obligado a una contemplación estética que ni comprendía ni deseaba, cara a cara por última vez en la historia ante algo proporcional a su capacidad de asombro.”
F. Scott Fitzgerald
( Imagen — Ansel Adams- 1934)