TIERRAS DE INFANCIA (2)

“El elefante lloraba

porque no queria dormir…

—-Duerme elefantito mío,

que la luna te va a oir…

Papá elefante está cerca,

se oye en el manglar mugir.

——Duerme, elefantito mío,

que la luna te va a oir…

El elefante lloraba

(¡ con un aire de infeliz!)

y alzaba su trompa al viento…

Parecía que en la luna se limpiaba la nariz…”

Adriano del Valle—“La canción de cuna de los elefantes”

(Imagen- Gregory Colbert— Ashes and Snow)

EN EL JARDÍN

Olí. Olí, sí, el magnolio. Pero no sólo el magnolio. Levanté la mirada de la mesa donde escribía y vi el jardín. Mi mano vuelve a tomar la pluma, vuelvo a inclinarme sobre el papel. Vi las dalias a mi alrededor con sus cabezuelas dobles y sencillas y sus formas extrañas. La viveza del color de sus flores rojas rozaban la mesa de madera verde en donde yo escribía. Ahora noto confusamente que alguien se acerca. Un vestido verde se confunde con este verde de la mesa en donde yo escribía, su cara blanca se mezcla con la tela blanca de la silla en que yo estaba sentado, con la blancura de la página que yo intentaba redactar. No sé qué me dice. No sé qué me susurra ni me pregunta. Sí, le contesto o creo contestarle, me levantaré. Me levanté entonces y me fui a ver las zinias y las caléndulas, las hojas rígidas y erectas de los gladiolos con sus grandes flores reunidas en espigas bajo el sol del verano. Di lentamente la vuelta. ¿Dónde estaba la gente? ¿ Había pasado el tiempo? No, el tiempo no había pasado porque allí estaba intacto el jardín. Me acerqué a ver la hiedra cubriendo la fachada de ventana a ventana, y luego me alejé para verla mejor. Era una operación de perspectiva, el paso atrás para contemplar la pintura, el ojo atrás para ver la literatura, calibrar el conjunto de lo que yo había escrito. Sin perspectiva, sin aquel paso atrás para valorar, yo no podría nunca abarcar toda la hiedra, la planta de lianas trepando, un verde intenso de hojas y de ramas jaspeadas. Creí ver asomado a alguien en un balcón, alguien que intentaba decirme algo. Y aun antes de entrar pude oler el aroma del espliego con sus flores de color violáceo y sus largas espigas en el aire de la tarde.”

José Julio Perlado

(Imagen- Renoir- 1876)

EL CUADERNO

“He escrito mis primeras palabras ante un muro, a los diecinueve años, en una prisión militar helada por la humedad — confesaba el francés René Frégni —.Yo estaba sentado en el helado suelo de una celda, y trazaba mis primeras palabras en un cuaderno, muy parecido a uno que descansaba en un taburete.

Había tres cosas en esta celda: un taburete, una plancha encajada en el muro para desplegarla y poder dormir y un cuenco higiénico que yo iba a vaciar cada mañana en los retretes, al fondo del pasillo de paseo.

Seis meses en esta fortaleza. Escribía la palabra árbol y veía un árbol, escribía la palabra viento y yo sentía el viento, la palabra luz hacía entrar el cielo en aquel rincón húmedo, y cuando yo tenía deseos de recordar a una mujer buscaba en mí la palabra justa, la más violenta y la más dulce.

Y los caminos se abrían ante mis ojos desde el momento en que la tinta caía sobre la página dibujando mi huida. Me he evadido durante seis meses sobre caminos de palabras. Tomaba mi pluma y el mundo entero entraba en aquel recinto. Jamás me he sentido solo entre los altos muros de aquella fortaleza. Abría mi cuaderno y lo veía todo.

Siempre tengo un cuaderno a mi lado. Hace ya cuarenta años que compro cuadernos de finas lineas rojas, violetas o azules. Viajo poco en tren y mucho menos en avión. Mis cuadernos me acompañan como un territorio mágico. Están llenos de árboles, vientos, ciudades y luz. Cada página brilla más que una estación o que un aeropuerto. Cuando me despierto por la noche no me muevo, escribo sobre mis párpados, dibujo palabras de luz en la página oscura de un insomnio.”

( Imágenes— 1- Brigida Baltar/ 2 Irene Nemirovsky)

ANTIPATÍAS Y LITERATURA

Muchas veces conviene separar bien autores y obras, deslindar lo que el artista logró y lo que él nos presenta — virtudes y defectos — en su personalidad. El gran y temido crítico alemán Reich- Ranicki al hablar de Thomas Mann señala que ” se dirá que Mann no era una persona simpática, sino más bien repulsiva. Puede que sea cierto. Pero esto puede afirmarse también de Goethe, de Heine y de Richard Wagner, de Rilke, de Musil y de Brecht. Sólo resultan simpáticos los genios de quienes no sabemos casi nada. Shakespeare, por ejemplo.”

Por su parte, en cuanto a Proust, Pere Gimferrer resume en su “Dietario” las palabras que pronunció la princesa Ghika que había conocido bien al gran escritor francés. Cuando Proust recibe el Goncourt, la princesa Ghika recuerda aquella tarde: “ Proust llevaba los mensajes con una sonrisa, transmitiendo las palabras con alegría. Todo fue como cabía desear: él me miraba con su mirada azul, amplia y honda, muy dulce y reflexiva. Yo conocía la leyenda poética y melancólica que le rodeaba y lo acogí con la simpatía más afectuosa…” Pese a todo, a la muerte de Proust, el juicio de la princesa es más matizado: ”Era hábil, le gustaban los nobles, las gentes de título y buena posición. Era burlón y desdeñoso, vanidoso y con el orgullo de la importancia que realmente tenía. Por otra parte, no excesivamente simpático. Pero su obra es bella; aquí no hay mistificación.”

( Imágenes— 1–Barnett Neuwman- Irwing Penn- national portrait galleries/ 2- Proust- Emile Blanche)

EN AQUEL PAÍS


En aquel país estuvo cruzando el paisaje un tiempo que yo no sabría definir, la velocidad del paisaje era tan lenta que yo creo que aquella mañana, al despertar, siguieron pasando despacio paisajes y animales y plantas que yo había conocido en diferentes épocas de mi vida, así como calles y ciudades, también olores, por ejemplo aquel olor a tierra mojada que a mí me gustaba de niño. De las paredes comenzaron a desprenderse fotografías de amarillento oro de mis antepasados, cada uno enseñándome el cuarto donde había vivido: muebles sostenidos por alfombras de nudos, jarrones rozando cortinas y la risa de mi madre niña conservada en una caja de cristal. Ya he escrito muchas veces que en aquel país no hay cansancio y cuando aparecieron todos mis amigos, sobre todo aquel con quien yo había compartido tantas cosas, el atardecer se alargó y el camino que salía de mi mismo descendió cuesta abajo hasta el mar y aquel ir y venir de las olas me recordó al mar antiguo. Me di cuenta de que aquel era el mar de mi juventud, el mismo azul y verde y la misma agua salada, el mismo que había visto en mi vejez, sentado en aquel banco, con mi sombrero blanco y mi bastón de mimbre.

En aquel país las tardes solían tener un color violáceo bellísimo, el sol suspendido entre nubes y las nubes detenidas entre la luz y la sombra, esperando a que yo acabara de mirarlas. Después pude disfrutar con toda la familia. Los niños iban y venían trayéndome cosas que arrastraban con hilos de magia, corrían hasta el umbral para hacerse mayores pero volvían más niños aún, señalando con los dedos los porqués. La ausencia de dolor en aquel país era tan presente que al dolor nadie lo nombraba jamás, ni siquiera para recordarlo en el pasado porque nadie sabía muy bien cómo había sido el dolor, ni tampoco el olvido, ni la separación, porque la sensación que hay es que de este país uno no ha salido nunca, ni existe otra cosa, ni la hubo, ni la volverá a haber, y hay un gran sosiego de seguridad en el que los limites se pierden, y uno va caminando entre los niños y los mayores, y el primer amor y los amigos y mi madre y las charlas con mi padre, y el campo va oscureciéndose sin notar en qué día se está porque no hay día, tan sólo una luz que es la misma con la que hemos soñado siempre, una luz que se adelgaza en el horizonte y que siempre quisimos retener.

Luego vinieron los viajes en aquel país. Las carreteras, como ya en otras ocasiones he explicado, tienen aquí la sorpresa del riesgo, pero es un riesgo aventurado y sin peligro, el punto de emoción por descubrir un nuevo paisaje, sobre todo cuando cada estrella es un ángel y de los árboles van cayendo angelillos arracimados y el polen es una seda de ángeles transparentes
También en aquel país los objetos ruedan con sonidos que nunca revelaron antes, como la fidelidad anillada que lleva mi mujer en el dedo y que giró como un espejo, y entraron y salieron de ella conversaciones que habíamos tenido los dos, cuando hablábamos de nuestro futuro y hacíamos planes para desempolvarlos de la fatiga.

También vi en aquel país los artesonados de las nubes en tempestad y el trazo del arco iris, una media luna hecha de música en donde cada color era un sentimiento y la franja del arco iris tenía una balaustrada donde estuvimos apoyados toda la tarde viendo pasar los siglos

José Julio Perlado

( Imágenes— 1- Gabar Jonas/ 2-Robert Mccall/ 3-Ibex nebula/ 4- foto Andrew Council- the new york times/ 5- Foto NASA- Science institute- the new york times)

LOS ANIMALES NO PUEDEN ESCRIBIR LIBROS

“La literatura nos da la entrada a muchas experiencias. Los que estamos habituados a la buena lectura — decía C. S. Lewis— no nos damos cuenta de la enorme extensión de nuestro ser que ha supuesto nuestro contacto con los escritores. Es algo que comprendemos mejor cuando hablamos con un amigo que no sabe leer de ese modo. Puede estar lleno de bondad y de sentido común, pero vive en un mundo muy limitado, en el que nosotros nos sentiríamos ahogados. La persona que se contenta con ser sólo ella misma y, por tanto, con ser menos persona, está encerrada en una cárcel. Siento que mis ojos no me bastan; necesito ver también por los de los demás. La realidad, incluso vista a través de muchos ojos, no me basta; necesito ver lo que otros han inventado. Tampoco me bastarían los ojos de toda la humanidad; lamento que los animales no puedan escribir libros. Me agradaría muchísimo saber qué aspecto tienen las cosas para un ratón o para una abeja; y más aún percibir el mundo olfativo de un perro, tan cargado de datos y emociones”.

( Imágenes—-1-Velázquez – detalle de”Los hermanos de José”- lyceo hispanico/ 2- Carol Gucy)

FLOR BAlLARINA

“ Es amarilla y muy despeinada. El tallo tiene cuatro zarcillos. Se abre en pleno estío, al alba, con el sol. Los pétalos nacen a pequeños impulsos, delgados y redondos. Y cuelgan hacia abajo. Esparce un perfume entre silvestre, es decir, seco, y de hierba segada, es decir, húmedo. Cuando ha volcado hacia afuera todo su esplendor, los zarcillos se despliegan y se enrollan a las ramas más próximas: quedan tensos, como alambres. Prisionera, inicia un trabajo extenuante de liberación. Lentamente se vuelve sobre sí misma, da pequeñas sacudidas, a derecha e izquierda. Adelante, atrás. Prueba, y cuando después de paciencia y pesar solo ha conseguido estar enroscada, cesa todo esfuerzo. Y empieza a rodar a la inversa, se desenrrolla despeinada, pétalos extendidos. Cuando cesa el impulso, vuelve a enrrollarse con voluntad infinita y a desenrollarse deprisa, sin saber por qué. Este sufrir dura horas y no se acaba hasta que el tallo se rompe a ras de los zarcillos y la flor cuelga hacia abajo. Si pasa un alma caritativa y advierte el mal a su inicio — y lleva tijeras— , corta los zarcillos y la flor puede vivir en paz. Si es un alma cruel, la deja estar y encima se divierte.”

Mercè Rodoreda- “Flor bailarina”- “Flores de verdad”- “Viajes y flores”. (1980)

(Imagen — Jasmina Danowski – 2008– artnet)

EL PÁJARO



El pájaro? ¿ Los pájaros?

¿Hay sólo un pájaro en el mundo

que vuela con mil alas, y que canta

con incontables trinos, siempre solo?

¿Son tierra y cielo espejos? ¿Es el aire

espejeo del aire, y el gran pájaro

único multiplica

su soledad en apariencias miles?

(¿ Y por eso

le llamamos, los pájaros?)

¿O quizá no hay un pájaro?

¿ Y son ellos,

fatal plural inmenso, como el mar,

bandada innúmera, oleaje de alas,

donde la vista busca y quiere el alma

distinguir la verdad del solo pájaro

de su esencia sin fin, del uno hermoso?

Pedro Salinas—“El pájaro’ (‘Confianza”) (1955)

(Imagen – Neil Farber— 2007)

ÚNICOS EN LA MÚSICA

“La música con su lenguaje incomprensible nos dice las únicas cosas que nosotros podemos comprender— -escribía en su ”Diario” de 1977 Julien Green—. Algunos acordes de Schumann o de Brahms y enseguida cualquiera de nuestros episodios de pesadilla huyen como la bruma en el viento.” En 1984 comentaba también: ”Cuando se escucha a Bach, Beethoven, Schubert, Schumann, Brahms, se piensa de cada uno de ellos: ” sin duda, éste es el más grande”. La verdad es que todos son el más grande y cada uno es irremplazable. Eso que nos dice Schubert ninguno de los otros nos lo puede decir. Y al mismo tiempo, ellos no pueden ocupar el lugar de los otros. Todos son únicos.”

( Imagen —Thomas Wilmerdewing)

CIUDADES GORDAS Y CIUDADES FLACAS

“ Hay ciudades gordas y ciudades flacas, como hay ciudades bajas y ciudades altas— escribía Corpus Barga en 1926—. Hay, en todos los sentidos, la variación de las ciudades. Madrid, por ejemplo, está creciendo más que engordando. La ciudad más alta es, sin duda, Nueva York. París es la más esbelta. Viena es, quizá, más elegante, pero está más entrada en carnes. Ciudades gordas son las del Mediterráneo: Barcelona, Marsella, Génova, Nápoles. ¡Qué curvas en las plazas y, sobre todo, en las afueras! Son ciudades que se hallan en un mal o en un buen momento. San Sebastián, Burgos, Valladolid, Madrid, son ciudades flacas.

Segovia, cual un galgo. Pero las ciudades castellano – viejas no es que sean delgadas, es que están en los huesos, engordan en cuanto se descuidan. Todo ya es algo opulento. Sevilla lo es tanto como Milán o Roma. La ciudad más opulenta puede ser Venecia. Florencia lleva una caperuza para parecer más alta. Lisboa tiene los talones altos. Londres no es alta, se vale de otra treta para parecerlo; cuando se envuelve en el humo y en la niebla no enseña más que los codos, las esquinas: es una ciudad angulosa.

La arquitectura de la ciudad, como la de la mujer, tiende a crecer y a adelgazar. Todas las ciudades hacen ya gimnasia, se dan masajes y se dedican al deporte, igual que Nueva York. Todas se cortan el pelo ( adiós paisajes pretéritos de chimeneas). Las hay afeitadas, influencia del arte decorativo (adiós a las barbas revueltas del barroco español) Abajo el detalle y arriba los planos. La columna ha dado su secreto y se ha desarrollado. Y hasta París, la ciudad del Norte más del Sur, la ciudad de las perspectivas y de los engaños, en donde hasta el seno de la plaza de la Concordia, con su obelisco, parece pequeño, va perdiendo sus rotondas de los cafés por las esquinas de los Bancos. La calle tenía su teoría: la manifestación. La plaza, la plaza pública, la discusión. La esquina, la emoción ( al doblar la esquina)”.

(Imágenes— 1- Venecia- Karl Kaufmann / 2- Londres- Albert Goodwin/ 3- Nueva York – F Simon/ 4- Paris – Kess van Dongen

AUTO DE LOS REYES MAGOS

Dice MELCHOR:

Válgame el Creador, ¿tal cosa
ha sido alguna vez hallada
o en una escritura encontrada?
No había esa estrella en el cielo:
para eso soy buen estrellero.
Yo no me engaño: he advertido
que un hombre de carne ha nacido
que es el señor de todo el mundo;
así es, como el cielo, rotundo.
De las gentes señor será,
y todo el orbe juzgará.

Dice GASPAR:

¡Dios creador! ¡Qué maravilla!
¿Qué estrella será esa que brilla?;
hasta ahora no la he advertido;
hace bien poco que ha nacido.

Dice BALTASAR:

No sé esa estrella de do viene,
quién la trae o quién la detiene.
¿Por qué ha surgido esta señal?
Jamás en mis días vi tal.
De cierto ha nacido en la tierra
aquel que, en la paz y en la guerra,
señor será desde el Oriente,
de todos, hasta el Occidente.

El Auto de los Reyes Magos, también conocido como Representación de los Reyes Magos, es una primitiva pieza dramática toledana, escrita probablemente en el siglo XII, no muy posterior al poema de ”Mio Cid”, según se deduce de la letra. Se encontró en un códice en la biblioteca del Cabildo de Toledo, por el canónigo don Felipe Fernández Vallejo, conservándose actualmente en la Biblioteca Nacional de España. El nombre lo asignó en 1900 Menéndez Pidal. Sólo se conserva de la obra un fragmento de 147 versos. Se considera la primera obra teatral castellana y española. En este Auto aparecen por separado los tres Reyes, reuniéndose después, decididos a visitar al Mesías. La acción rápida se desarrolla con detalles realistas típicos de la literatura castellana y como rasgo curioso destaca el escepticismo del rey Baltasar, que espera ver tres noches seguidas la estrella para convencerse de su sobrenaturalidad.

El Auto de los Reyes Magos posee la misma ingenua devoción que se manifiesta en la plástica de su tiempo y la sucesión de los tres magos coincide con el frontal de Aviá ( Museo Municipal de Barcelona) de la misma época, en que las figuras aparecen bajo sus nombres: Caspar, Baltasar y Melquior.”

(Imágenes— 1- Rogier van der Weyden – tríptico de la Epifania – 1450- ge maldézalerie Belin/ 2 – imagen tomada del blog de Candela vizcaíno/ 3-auto de los reyes Magos/ 4- auto de la huida a Egipto- cervantes virtual/ 5- frontal de Aviá ( Museo Municipal de Barcelona) /6- Biblioteca Nacional de España)/

PALABRAS, PALABRAS…

Palabras, palabras, palabras, le dijeron las voces desde fuera del tiempo, alas abiertas de palabras descendiendo en picado, dándose contra los muros y contrafuertes, atontadas, resplandecientes, nuevas y antiguas palabras poniendo sus huevos en diccionarios abiertos, palabras que has usado en tus clases, siguieron diciéndole las voces, las has mezclado y barajado, con tus ojos las recogiste de los libros, las lanzaste al aire con tu lengua, con los dientes, las modulaste con las encías, envueltas en saliva, masticadas por las muelas, cocidas en la cocina de tu boca, armadas, estructuradas, puestas en pie, afiladas, firmes, disparadas como proyectiles sobre el público, en conferencias, en congresos, sobre alumnos, palabras que entraron por los oídos y llegaron al cerebro, palabras, ¿las recuerdas?, tumbadas entre sábanas de hojas, somnolientas, perezosas, dándose la vuelta al dar la vuelta tú a cada página, palabras que bostezaban al irse despegando del ojo que leía, palabras entumecidas, palabras que fueron pesadillas… Tú pronunciaste esas palabras, ¿ las recuerdas?, y las escribiste luego en el pequeño cuaderno azul que llevas siempre en el bolsillo, las reuniste en tus manuscritos, les diste golpecitos en las sienes con las teclas del ordenador para que quedaran iluminadas en la pantalla.

—Una palabra vale mil imágenes— le dijo de pronto una voz desde fuera del tiempo.

—No. Una imagen vale mil palabras— le corrigió otra voz.

¿Quién tenía razón de las dos?”

José Julio Perlado

(Imagen- Lovis Corinth)

EVOCACIÓN DE JUAN BARJOLA

“ En el arte abstracto se pierde la anécdota — me decía el pintor Juan Barjola sentado conmigo en su taller de la calle Amalarico en 1980 —; dice la gente: ”qué color más bonito” y nada más. En lo figurativo también ocurre esto: pero que ”le guste” a uno una cosa no quiere decir ”que entienda”.

— ¿En qué te detienes cuando vas al Prado?, le pregunté.

—Yo voy siempre al Prado a visitar a los tres grandes: a Goya, a Velázquez y al Greco. Me detengo también ante cosas de Zurbarán y ante la escuela italiana. Pero sobre todo me interesa la pintura española.

Le pregunté también si es posible que pueda cansar el mirar un cuadro abstracto.

— Depende de quien mire el cuadro y de su sensibilidad. El cuadro figurativo profundo no cansa nunca. Velázquez, por ejemplo, no cansa.

Me hablaba luego del arte español contemporáneo:

— A pesar de las influencias y en algunos casos del mimetismo, como en todas las épocas, existen valores con gran personalidad. Todos sabemos que hoy es muy difícil hacer cosas enteramente nuevas, aunque no imposible, ya que se dice que todos los caminos y los estilos están ya trazados. Yo no creo que lo estén todos, pero sí que quedan menos, y por lo mismo el encontrarlos es más difícil. En este momento yo encuentro valores dentro de nuestro arte. Hoy nuestro arte, como el de la mayor parte del mundo, tiende a veces a aprisionarse por esa preocupación por la moda del tiempo, por el qué dirán. En mi opinión yo creo que se puede ser actual pintando o esculpiendo los eternos motivos, porque la intención, las formas, la composición, son otros, y están vivos.

Por otro lado — continuaba— creo que sería necesario dar aspectos biográficos de artistas de nuestro tiempo en cualquier campo y que la gente se interesara en ello. Acaso conociendo a las personas y su vida, la gente acudiría más a las exposiciones y los museos. Sé que no a todos les interesará esto, pero me conformo con que los que se interesen sean cada vez más. Sería muy importante que desde párvulos los maestros les enseñasen a mirar pinturas, a ver cómo se mira una pintura…”

Seguía así nuestro diálogo y desde un cuadro nos miraban las patas y cabezas entrelazadas de una intensa Tauromaquia.

j

(Imágenes- 1- Barjola- Tauromaquia/ 2- Juan Barjola)

TIERRAS DE INFANCIA (1)

“Pastora, tora, tú tienes

rebaños, baños, de ovejas.

Yo taño, taño, mi trébol

roto, roto, en la arboleda;

dedales, dales, de plata,

y en raso, raso, con perlas,

pespuntes, puntes, de agujas,

con sartas, sartas de estrellas.

Bastidores, dores, tienes,

y tienes, tienes, tijeras

que abiertas, biertas, parecen

volando, lando, cigüeñas.

Tijeras, jeras, que cortan

los vientos, vientos que vuelan

bordados, dados, los vientos

de blancas, blancas cigüeñas.”

Adriano del Valle —- “Los gozos del rio” ( 1920- 23)

(Imagen – Camille Claudel- la petite chatelaine – 1896 – museo de arte e industria- Roubaix)

¿QUÉ ES EL TIEMPO?

¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.

San Agustín- “Confesiones” – Libro undécimo

(Imagen—reloj de arena 1776– Forun horlogerie suisse)