
Contaba García Márquez cómo iba naciendo poco a poco dentro de él una historia: ”Es una foto de Hirohito. En ella aparece la nueva emperatriz, la esposa de Akihito. Está lloviendo. Al fondo, fuera del foco, se ven los guardias con impermeables blancos, y más al fondo la multitud con paraguas, periódicos y trapos en la cabeza, y en el centro de la foto, en un segundo plano, la emperatriz sola, muy delgada, totalmente vestida de negro, con un velo negro y un paraguas negro. Vi aquella foto maravillosa y lo primero que me vino al corazón fue que allí había una historia. Una historia que, por supuesto, no es la de la muerte del emperador, la que está contando la foto, sino otra: una historia de media hora. Se me quedó esa idee en la cabeza y ha seguido ahí, dando vueltas. Ya eliminé el fondo, descarté por completo los guardias vestidos de blanco, la gente…Por un momento me quedé únicamente con la imagen de la emperatriz bajo la lluvia, pero muy pronto la descarté también. Y entonces lo único que me quedó fue el paraguas. Estoy absolutamente convencido de que en ese paraguas hay una historia.”
(Imagen — Rui Palha)
Saludos, Julio felicidades y la historia del paraguas. Me gusto, al despojarse de todo y el paraguas ser el verdadero protagonista de la historia.
A veces las verdaderas historias surgen por sí mismas porque tienen su fuerza interior.e. En ocasiones es necesario esperar y que la historia tome cuerpo. Una gran cosa— y difícil— es cortar, reducir cosas del texto que se escribe. También a la hora de buscar una historia para que entre todas las demás sea ella la que predomina.
Difícil arte el de la elección.
Gracias por tu comentario.
Saludos.
Saludos, Julio un abrazo desde el Caribe. Muy cierto, a la hora de escribir y escoger o cambiar en un texto, es como lo llevas a cabo.