
Tienen que subir ustedes — nos recomendó el guía a los que estábamos en la sala —- a lo largo de este manto o vieja capa de color azul verdoso con la que se envuelve este personaje, Menipo, en este cuadro de Velázquez datado en 1639 o 1640, para descubrir al final, en su cara— casi lo único que vemos de su cuerpo — en su mirada, la burla, el desdén, la mueca un poco altanera y despectiva con que nos mira. Nos mira como despidiéndose embozado, como sorprendido de que aún estemos aquí mirándole, no se sabe por qué, por qué le miramos tanto, parece preguntarse, la mano izquierda asomando bajo el abrigo y el tosco chambergo usado que hace resaltar su barba blanca. Cubren sus pies y parte de las piernas grandes y usadas botas de ante.y calzas raídas, como las describen muy bien algunos relevantes historiadores del arte. A los pies del personaje, Velázquez ha pintado un infolio abierto, otro libro encuadernado en pergamino y apoyado en un rollo de papel, y tras ellos, a la derecha, como ustedes ven, una jarra de vino en inestable equilibrio. El pintor no nos explica más significados. Es únicamente lo que vemos sobre un fondo bastante luminoso, más intenso en la parte baja, destacando el jarro en ocre. El personaje que aquí se nos presenta es el de un filósofo antiguo, griego, nacido al parecer en Gadara hacía el año 270 antes de nuestra Era. Estaba situado, según los especialistas, entre los cínicos, por su desdén hacia las apariencias y distinciones sociales. De origen esclavo, pudo comprar quizás la ciudadanía de Tebas con el producto de sus poemas satíricos contra los epicúreos. Su aspecto astroso, y a la vez majestuoso, es el del típico mendigo español, y este cuadro fue pintado para el pabellón de caza construido en el monte del Pardo, cerca de Madrid, llamado «La Torre de la Parada», pabellón que se convirtió más tarde en un valioso museo de pinturas donde fue a parar la larga serie de las Metamorfosis de Ovidio, pintada por Rubens. A este pabellón, que estaba reservado en exclusiva para la Corte, nadie más tenía acceso. Allí se recopiló el conjunto más importante sobre temas de mitología.

Este cuadro, pues, que ustedes ven aquí —concluyó el guía— ha estado durante años en el museo del Prado, exactamente desde 1819, y en este momento se encuentra en este “Museo de la mirada” precisamente por esa mirada de desdén y casi de burla que lanza hacia el mundo y hacia nosotros. Es una mirada especial. Una mirada inusitada que sin duda nos asombra.
José Julio Perlado
( del libro “La mirada”)( relato inédito)
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(Imágenes- 1- Velázquez- Menipo- museo del Prado/ 2- Velázquez- wikipedia /3- Menipo)