LA ACEPTACIÓN DE SÍ MISMO

La aceptación de sí mismo no la enseñan en ninguna parte. La enseña a veces el espejo, pero hay que estar atentos porque lo primero que enseña el espejo cuando el tiempo pasa sobre el cristal es el asombro, la sorpresa, en ocasiones la incredulidad, ¿ cómo ha podido ser así? , ¿qué me ha ocurrido a mi?, ¿cuándo me ha ocurrido?, uno no recuerda si fueron aquellos granos de sol sobre la cara cuando estuve tumbado en la piel del verano, los ojos cerrados, la sal navegando en el horizonte, el velero de sal apenas hinchado en la tarde, una especie se sueño que me entró y entonces, en silencio, se posó suave y firmemente esta arruga que no se me va, hermana de esta otra arruga que también se ha quedado al lado de la boca y que me ha dejado esta marca que tampoco tenía, o quizás las noches de llanto por aquel disgusto que ya pasó, un disgusto tremendo y liviano como todos los disgustos, pero que me dejó los pómulos enflaquecidos, me marcó el surco de los años de improviso porque yo no tenía el surco de los años, los años los guardaba en pupilas brillantes, entonces las bolsas bajo los ojos cayeron imperceptiblemente, ¿de noche o de día?, las bolsas bajo los ojos no hacen ruido al caer, ¿ qué peso tienen?, ¿por qué caen?, la pupila deja caer las bolsas mientras mira impasible cómo pasa el tiempo sobre el cristal de este espejo que dice siempre la verdad, le han educado para decir siempre la verdad, y de repente, cuando uno se acerca más al cristal, oigo la frase que suelen decir los cristales cuando están a solas con uno : Has de aceptarte a ti mismo. Lo dicen tan bajito y tan lejano que parece que no lo han dicho. Quizá no lo han dicho, me miento. De todos modos me ha quedado una duda. .¿Y si no me acepto a mi mismo? Pero está la arruga al lado de la boca, hay otra arruga más ahora, inesperada, que acaba de aparecer en el arco de la frente, está el pómulo enflaquecido, están las bolsas bajo los ojos. Y están los ojos. Los ojos siempre brillantes.

Me repite el cristal: “Has de aceptarte a ti mismo.”

José Julio Perlado

((Imágenes-Rothko—wikipedia)