
Era una casa singular — escribe Balzac en ”Croquis et fantaisies” —, un panorama, una auténtica galería fisionómica, un bazar de figuras, de fortunas y de opiniones: mujeres fascinantes, mujeres cultas, mujeres inocentes, mujeres timoratas, mujeres ricas, mujeres coquetas, autores, actores, oradores, prosistas, poetas, magistrados, abogados, diplomáticos, académicos, agentes de cambio, republicanos, monárquicos, papistas, anarquistas, alarmistas, novelistas, folletinistas, publicistas, periodistas, artistas, todos se ven aquí, están codo con codo, se abandonan, se maltratan …
