LOS NIÑOS DE LA GUERRA

¿Qué recordarán los niños de la guerra? ¿De qué se acordarán? ¿Se acordarán cuando tenían que levantar el pie sobre la nieve para cruzar las vías destrozadas, agarrados a sus muñecos, agarrados a las manos de sus madres, siguiendo la ruta de las maletas, de los bultos, obedientes, determinados, porque así se lo ha dicho su madre a cada uno al salir, ”Tú sígueme, hijo mío, no te separes de mi abrigo, no te entretengas, anda deprisa, no te caigas, y si te caes me miras y te levantas, sigues, sigues siempre, ahora tu madre no te puede atender, vete siempre detrás de mi abrigo, luego comeremos, hoy vamos a dormir cuando lleguemos, pero no me preguntes, no me preguntes continuamente cuánto falta, yo sé cuánto falta, tu madre sabe cuánto falta, siempre te he dicho la verdad, falta muy poco, muy poco, pero hay que andar, hay que cruzar todo esto, y luego cruzaremos aquello, y luego aquel otro sitio un poco más lejos, ¿no ves a todos esos niños como tú que caminan deprisa, callados, obedientes?”.

No sé si los niños de la guerra se acordarán de todo esto. Los que son un poco más mayores y avanzan ahora sobre la nieve —-si alguno llega a ser pintor, dibujante o escritor—pintará, dibujará o concebirá un poema en que se vean las caras demudadas y los ojos llorosos bajo los gorros y las capuchas, pintará o dibujará las manos tendidas hacia el plato caliente, la extensión de las mantas en el suelo de los refugios, el resplandor y el trallazo de los bombardeos, el tronar oscuro de los aviones, pero otros, ahora más pequeños, sinplemente andan y andan tras el abrigo de su madre, llevan en la cara los besos pegados de su madre, achuchones continuos, porque en la paz y en la guerra los achuchones de las madres son constantes, las madres nunca los cuentan, nunca se ha sabido el número de besos que puede dar una madre, es número secreto, inclasificable, eterno. Desde que a una madre le colocan encima de su vientre, entre las sábanas, a su hijo recién nacido le llueven los achuchones y los besos, diluvio universal de besos que le acompañarán toda la vida.

Besos y lágrimas. Coraza de besos que llevan estos niños en las mejillas mientras cruzan la nieve detrás de los abrigos, procurando no caerse, seguir, seguir, seguir, llegar al refugio, al túnel, tumbarse, dormir.

No sé qué recordarán estos niños de la guerra.

Algún día alguno nos lo escribirá, nos lo dibujará, nos lo contará.

José Julio Perlado

(Imágenes— 1- Eugene Smith/ 2- André Fromont- 2010/ 3- Carter Bresson- 1945)

EL MISTERIO DE LOS BODEGONES

Cuando uno se detiene en un comedor o en otro lugar de una casa a contemplar un bodegón, vienen las palabras del pintor Francisco Pacheco a preguntarnos: ”¿Pues qué? ¿Los bodegones no se deben estimar? Claro que sí, si son pintados como mi yerno los pinta —- (su yerno era Velázquez) —y merecen estimación grandísima; pues con estos principios y los retratos, halló la verdadera imitación del natural. Una vez en Madrid, año 1625, pinté un lencerillo con dos figuras del natural, flores y frutas y otros juguetes, y conseguí lo que bastó para que las demás cosas de mi mano pareciesen delante de él pintadas. Cuando las figuras tienen valentía, dibujo y colorido, y parecen vivas, y son iguales a las demás cosas del natural que se juntan en estas pinturas, traen sumo honor al artista.”

Pero los bodegones tienen su misterio. Muchos autores se han ocupado de él. ”El primer misterio – comenta Felix de Azúa— es el contenido mismo, esas composiciones con quesos, frutas, panes o conejos ¿Qué llevó a Velázquez, Zurbarán, Sánchez Cotán, a dar tamaña importancia a un asunto sin nobleza? Hay en las pinturas de Meléndez toda suerte de materiales tratados con supremo embeleso: barro, estaño, corcho, madera, loza. Aparecen utensilios domésticos, pucheros, aceiteras, almireces, jícaras, descritos como si fueran joyas. Lo que nunca vemos es la carne, los cuerpos, la sangre de los mortales. Estos bodegones son muy inquietantes y han sido repetidamente emparentados con cierta concepción gélida de la mirada que aparece después de la Revolución francesa.

Meléndez no componía sus bodegones, sino que pintaba uno a uno los objetos y los iba añadiendo y disponiendo sobre el lienzo según avanzaba. Hay que imaginar la escena —-sigue diciendo Azúa—. Meléndez se sitúa a pocos centímetros de una calabaza sometida a luz intensísima. Tras escrutarla como un miope, representaba hasta la menor arruga del epitelio. Luego hacía lo mismo con un pan de corteza arcillosa y así sucesivamente hasta acomodar, al final, un mantel de soporte. Estos objetos no están en ningún lugar, carecen de espacio común, no viven bajo la misma luz. Sus bodegones son producto de la obcecación, quizá de la alucinación.”

Alfonso E. Pérez Sánchez, que fue un gran especialista en el arte del siglo XVll, afirmaba sobre el bodegón que mantenía ” una sensibilidad humilde y grave a la vez, profunda e impregnada de un sentimiento casi religioso, que ordena los objetos con valor de trascendencia y parece, en ocasiones, tener un carácter casi religioso que a nosotros se nos escapan tantas veces. No es seguramente casual que algunas series de bodegones españoles procedan de clausuras conventuales, que hoy todavía se encuentran en sacristías catedralicias y que su más genial creador, Juan Sánchez Cotán, fuese fraile cartujo.”

( Imágenes— 1- -Luis Meléndez- bodegón con ciruelas, pan, brevas, jarra y otros recipientes/ 2- Juan Sánchez Cotán- bodegón con caza, hortalizas y frutas/ 3–Blas de Ledesma- bodegón con espárragos, aceitunas, alcachofas, limones y cerezas- Bowes museum Barnard/ 4- Luis Meléndez)

EN TORNO A LOS NÚMEROS

“Todas las cosas que han sido construidas por la naturaleza primigenia— dice Boecio — aparecen formadas según la razón de los números. Este fue en el ánimo del Creador el principal modelo. De aquí se tomaron la multitud de los cuatro elementos, la sucesión de las estaciones, el movimiento de los astros, la rotación de los cielos.”

El número 14, según anota Cirlot en su Simbología, es el número de la fusión y de la organización; también el de la justicia y la templanza.

Aunque la Escritura jamás considera que un número sea sagrado o simbólico por sí mismo — y así lo recuerdan los alemanes Herbert Haag y van den Born en su ”Diccionario” —, algunos números sin embargo, reciben un valor religioso particular .Destacan particularmente el 3 que aparece en algunos actos rituales ( como, por ejemplo, en el libro de los Reyes), el 4, fundado en los cuatro puntos cardinales ( en Isaías) y en los cuatro vientos ( en el Exodo) y simboliza la totalidad; en el Génesis se habla de los cuatro ríos del paraíso. También en algunas prescripciones rituales se encuentra el número 5 o el 10. Por su parte el número 70 aparece en la profecía de las setenta semanas dentro del famoso pasaje del libro de Daniel, comentado tantas veces.

El número 9, también sigue anotando Cirlot, para los hebreos era el símbolo de la verdad, teniendo la característica de que multiplicado se reproduce a sí mismo. Número por excelencia de los ritos medicinales, por representar la ordenación del plano corporal, intelectual y espiritual.

El número 3 en cambio tiene un extraordinario dinamismo y riqueza simbólica. El valor del tercer elemento puede tener un aspecto favorable pero también desfavorable. Por ello aparecen en mitos y leyendas, constantemente, tres hermanos, tres pretendientes, tres pruebas, tres deseos. El elemento uno y el dos corresponden en cierto modo a lo que se tiene; el tercer elemento es la resolución milagrosa, que se desea, se pide y se espera.

(Imágenes— 1, 2 y 3: 112 RF/ 4- cubp es)

CRISIS POLÍTICA Y CREATIVIDAD


Con el reciente fallecimiento del gran hispanista John Elliott nos llegan sus palabras sobre la creatividad en las sociedades. ”Hay en este asunto — decía Elliott— misterios que escapan a los historiadores. Lo que sí puede decirse respecto a España es que, a pesar de los enormes problemas económicos y políticos de la España del siglo XVll y la miseria en que estaba sumergida Castilla, había ciertas condiciones propicias para el fomento de la literatura y las artes. La organización misma de una sociedad jerárquica, basada en el clientelismo, favorecía el mecenazgo, especialmente cuando los reyes seguían una política de promoción de las artes y favorecían a los escritores y artistas. Los miembros de la Corte reproducían el modelo del Rey mecenas, Felipe lV, coleccionaban pinturas, patrocinaban el teatro y encargaban obras literarias y artísticas.
Aunque no pueda ”explicarse” el surgimiento de un Velázquez o de un Lope de Vega, en esos ambientes existía para los artistas y los escritores la posibilidad de florecer, o por lo menos de sobrevivir, aunque nunca debemos olvidar que el sistema tuvo muchas víctimas, que no encontraron un mecenas, o perdieron a su protector por uno u otro motivo. Pero aún para ellos existían ciertas posibilidades de ganarse la vida, gracias a que en la España del Siglo de Oro existió un público para los libros y las comedias.
No creo que haya ninguna relación predeterminada entre el estado de las artes y la economía. Incluso una sociedad que está pasando por una crisis económica es capaz de sostener una dinámica vida cultural si existen el interés, la afición al mecenazgo, el ejemplo desde arriba, y suficientes recursos en manos individuales o corporativas. Éste es el caso de la Iglesia en la España del siglo XVll, que encargaba de modo permanente obras de literatura y de arte.”

(Imágenes-1- Jerry Grabowsky/ 2- Velázquez— Las Hilanderas- museo del Prado/ 3- Cara Barer- artnet/ 4- John Elliott- ABC)

NEUROSIS DE GUERRA

En su ”Neurosis de guerra” ( o psicología de guerra) publicada por el doctor López Ibor en 1942, se habla de que ” una emoción ”aguda” puede determinar un estado anímico ”agudo” de anormal intensidad. En situaciones de guerra la reacción de espanto es biológicamente normal en tales casos. Pero hay que distinguir — añade el psiquiatra— entre el ”reflejo de espanto’ y la ”vivencia de espanto”. Hay autores que hablan de ”sustos cristalizados”. El organismo responde por sí mismo al estímulo estable. En cambio, en la ”vivencia de espanto”, lo dominante es la experiencia psicológica . La palabra”neurosis de espanto” debería reservarse para este segundo caso. En algunos sujetos esta reacción es pasajera, pero en otros no.” López Ibor habla de seres ”sobrecogidos” y seres ”sobresaltados” a causa de la guerra: “ambos significan que el ánimo se halla prendido por un acontecimiento inesperado, pero la reacción es distinta. En el ”sobrecogimiento”, el ser se repliega sobre sí mismo y en el ”sobresalto” manifiesta su emoción por una cierta intranquilidad larvada o exteriorizada en movimientos. En el ”sobresalto” emerge imperceptiblemente la idea de defensa frente al acontecimiento y en el ”sobrecogimiento” la de entrega.”

Todo esto lo estamos viendo diariamente, minuto a minuto, en los televisores de nuestros ojos cuando acompañamos espantados a las columnas desordenadas y aterradas de los sobresaltados y los sobrecogidos, unos y otros con sus hijos en brazos y en los brazos de esos hijos los juguetes humildes y queridos, es decir, el juego infantil intentando burlar al gran Juego Dramático de las Ambiciones y del Terror. La neurosis de guerra, con sus raíces invisibles, marcha detrás de las sombras de quienes huyen, no la vemos por ahora, asomará después como larga secuela, pero ya camina dentro de las cabezas ancianas o jóvenes, se oculta en las venas de las manos que suplican la última comida caliente. Algún médico descubrirá ahí enseguida los ”sustos cristalizados”. Nosotros— al ver cómo arrojan los sagrados cuerpos en las fosas comunes, cómo arrojan amontonadas la libertad y la verdad —no podemos sino avergonzarnos del mal que asoma a veces en el hombre y llenarnos continuamente de compasión.

José Julio Perlado

(Imágenes— 1- Brittan Miller – 1946- museo de la guerra de Canadá/ 2- Tyler Hicks- the new york times / 3- la Gran Via de Madid-archivo AGA elmndoes)

TRENES DE LA MADRUGADA

… Y, más allá de lo divino,

postrado, he podido observar

mujeres, hombres del pueblo

y aprendices y gente de taller

En ellos no había rastro

de esclavos, que dibuja la necesidad.

Como señores, han soportado

las novedades y la incomodidad

Amontonados, como en un carro,

en todas las posturas de su humanidad,

leían niños y muchachos

absortos, sumidos en la narración.

Moscú nos recibía aún de noche

que convertía en plata el sol

y abandonábamos el metro

lejos de la doblada luz.

La gente se agarraba a la baranda,

para a su paso despedir

fragancia a jabón de lilas

y a rosquillas y a miel.”

Boris Pasternak —“En trenes de la madrugada”— ( traducción de Ricardo San Viceente)

(Imágenes— 1- René Goebli/ 2- Hari Roser/ 3- Marta Zamarska/ 4- Holger Droste/ 5- He Zubin- 2007- artnet)

BANCA Y POESÍA


“La poesía no me ha sido de gran ayuda en mi carrera bancaria; en cambio, mi trabajo en banca me ha permitido escribir mis poemas. Por la noche, no tenía el espíritu envenenado del trabajo del día y podía llevar adelante dos vidas intelectuales distintas — decía el gran poeta inglés T. S. Eliot—. El trabajo en banca — confesaba también a sus amigos— es el más interesante del mundo. Es tranquilo y me permite vivir en Londres, continuar mis trabajos y ver a los amigos: el banco es acogedor y estimulante.

A mi me ha resultado muy útil ejercer otras actividades, como trabajar en un banco o incluso ser editor. Y creo también que el hecho de no disponer de todo el tiempo que querría me lleva a concentrarme. Quiero decir que me ha impedido escribir demasiado. Por lo general, el peligro de no tener nada más que hacer es que uno se ponga a escribir demasiado en vez de concentrarse en una producción más pequeña y perfeccionarla. Al menos ése sería el peligro para mí.

Escribí buena parte de mi obra de teatro ”El viejo estadista”, con lápiz y papel, sin pulir nada. Luego lo pasé yo mismo a máquina antes de dársela a leer a mi mujer. Cuando paso a máquina yo, introduzco cambios bastante considerables. Aunque tanto da que escriba a mano o a máquina, cualquier composición un poco larga, como una obra de teatro, me exige una rutina horaria, por ejemplo de diez a una. He descubierto que tres horas al día es lo máximo que puedo dedicar a la composición en sí. Después quizá pulo algunos detalles. Al principio me encontraba con que a veces quería seguir escribiendo un rato más, pero cuando al día siguiente veía el resultado comprobaba que lo escrito tras esas primeras horas nunca era satisfactorio. Es mucho mejor parar y ponerse a pensar en otra cosa completamente distinta.”

(Imágenes—1-Jonnho Jeon – 2006/ 2- TS Eliot- elpais / 3- Eliot y Virginia Woolf- abc es)

LOS CUADERNOS MIQUELRIUS


Un nuevo libro siempre es una alegría.

Para el autor y, espero, que también para los lectores. Aparecen estos días mis Memorias bajo el titulo ”Los cuadernos Miquelrius”. Es el recorrido de una vida, los encuentros con tanta gente en tan variados países, las inquietudes del autor sobre el proceso creador, sobre la intimidad, la belleza, el asombro, la contemplación, el trabajo y el descanso, la curiosidad, los sueños, la enseñanza y la divulgación, la infancia y la madurez, el esfuerzo y el silencio. Preguntas y respuestas de muchos creadores del mundo. Muchos de estos textos los conocen los lectores de ”MI SIGLO”.
Ahora están reunidos en libro.

Sí, un nuevo libro es siempre una alegría a compartir con todos.
José Julio Perlado

EL COLOR Y LA BELLEZA

“Respecto al color de las cosas — decía Hugo de San Victor en el siglo Xll— no es necesario discutir mucho porque la propia vista demuestra cuánta belleza se añade a la naturaleza, cuando esta es adornada con tantos y tan diversos colores. ¿Hay algo más bello que la luz que, aunque no teniendo color en sí misma, sin embargo hace aparecer los colores de todas las cosas iluminándolas? ¿Hay algo más agradable que el cielo cuando está sereno y brilla cual zafiro y con la proporción tan agradable de su resplandor atrae la mirada y alegra la vista? El sol resplandece como el oro, la luna es pálida como el ámbar, algunas estrellas brillan como llamas, otras titilan con luz rosácea y otras emiten de vez en cuando un fulgor ahora rosáceo, ahora verde, ahora blanco.”

(Imágenes— 1– Nenad Bacanovic/ 2- Constable- paisaje con arco iris – 1812- Victoria y Alberto museo

SI HABLAS DE ALGO, NUNCA LO HACES

“La gente se pasaba el tiempo conversando — comentaba la bailarina estadounidense Martha Graham —. Yo en realidad nunca fui partidaria de eso. Si hablas de algo, nunca lo haces. Puedes pasarte toda la tarde hablando de tus sueños con amigos y colegas, pero no pasarán de sueños. Nunca se plasmarán, ya sea una obra de teatro, una pieza musical, o un poema o una danza. Hablar es un privilegio al que hay que renunciar. La danza es permitir que la vida te utilice de manera muy intensa. En la danza moderna, el movimiento no es producto de la invención, sino del descubrimiento; descubrimos lo que puede hacer el cuerpo. Para escribir un guión para mi baile, me instalaba la máquina de escribir en una pequeña mesa al lado de la cama, me apoyaba en los cojines y me pasaba la noche entera escribiendo.”

(Imágenes— 1- Martha Graham- foto Barbara Morgan/ 2- Martha Graham)

SOBRE PASOLINI

“ Yo no quería un Cristo de rasgos blandos, de mirada dulce, como en la iconografía renacentista — decía Pasolini sobre su película—. Quería un Cristo cuyo rostro expresase fuerza, decisión, un rostro como el de los Cristos de los pintores medievales. Un rostro, en una palabra, que correspondiese a los lugares áridos y pedregosos en que tuvo lugar la predicación. En cuanto vi entrar en el despacho a Enrique Irazoqui tuve la certeza de haber encontrado a mi Cristo. Tenía el mismo rostro hermoso y fiero, humano y despegado, de los Cristos pintados por el Greco. Severo, incluso duro en algunas expresiones. Con el actor sale a la superficie la verdad; el objetivo es el suero de la verdad, viene a la superficie lo que es uno, su fondo de sinceridad y de verdad. El riesgo de mis elecciones era siempre entre el ”ser” y el ”no ser”, no entre lo bueno y lo menos bueno, sino entre un resultado alcanzable y eficaz y algo que yo, a primera vista, habría rechazado horripilado. Y por primera vez he sentido en mi interior, dentro de mi trabajo, el ansia psicológica, el estado de agotamiento, y la alternativa me arrojaba en el vacío.

El ”San Mateo” que me propongo hacer — decía Pasolini antes de abordar su película —es un poco la exaltación, a otro nivel, de los elementos que ya estaban en ”Mamma Roma” o en otros trabajos. Al reconsiderarlo me he dado cuenta de que existían profundas razones: la liberación de la inspiración religiosa, la liberación de la desesperación. El ”San Mateo” debería ser, a mi juicio, una violenta llamada a la burguesía estúpidamente lanzada hacia un futuro que supone la destrucción del hombre, de los elementos antropológicamente humanos, clásicos del hombre. No he añadido ni quitado una sola coma, he seguido el orden del

relato tal como nos lo presenta Mateo, con cortes narrativos de una violencia y de una épica casi mágicas, presentes en el mismo texto del Evangelio, por lo que esta película será estilísticamente algo más bien extraño. En efecto, tras largos trozos de película muda — durante muchos instantes los personajes no hablan, sino que representan lo que dicen mediante gestos y expresiones, como se hacía en las películas mudas —- suceden momentos en que Cristo habla durante veinte minutos seguidos.”

(Imágenes- 1– Pasolini rodando ”El Evangelio según Mateo” -hacerselacritica/ 2, 3 y 4- escenas de la película)

LA GUERRA Y LA PAZ

Uno se acostumbra a la guerra como a todo. ”¿Qué remedio? — decía Montaigne—. Es el lugar de mi nacimiento, y de la mayoría de mis antepasados. Han puesto en él su afecto y su nombre. Nos endurecemos al punto de soportar todo aquello a lo que nos acostumbramos. Y con una condición miserable, como es la nuestra, la costumbre ha sido un regalo muy beneficioso de la naturaleza, pues adormece nuestro sentimiento para que podamos sobrellevar muchas desgracias. Las guerras civiles tienen algo peor que las demás guerras: nos ponen a todos al acecho en nuestra propia casa (…) Es una situación extrema ser hostigado incluso en el propio hogar y retiro doméstico. El lugar donde resido es siempre el primero y el último en sufrir los embates de nuestros disturbios, y en él la paz nunca presenta un semblante completo.”

(Imagen—Dirk Skreber- 2001- engholm galerie kerstimengholm)

EL COLOR DE LA FANTASÍA

“… Ahora la lluvia se convirtió en aguanieve, caían cristales del cielo sobre las losas, cada cristal iba envuelto en un papel de nieve, el papel se deshacía en los charcos y un sabor dulzón a fresas, limón y mandarina lo fueron sorbiendo los insectos, y las hormigas se lo pasaron las unas a las otras bajo aquel aguacero, jamás he visto nada igual, que lluevan tantos sabores del cielo, no es lógico que caigan caramelos del cielo, pero a la vez, yo, como director de cine que soy, me acuerdo de que Vittorio de Sica hizo volar en ”Milagro en Milán” a los personajes, ¿y por qué no voy yo a hacer lo mismo?, el cielo es mío, sí señor, porque para eso hay plásticos en Cinecittá, y si no se inventan, los americanos nunca tendrán la fantasía de los europeos, es una fantasía distinta, los americanos emplean los caramelos para endulzar el final de sus películas, ni un sabor amargo, no se atreven, creen que el beso final es el que llena las salas de satisfacción mientras se pone la gente los abrigos, y la vida no es eso, la vida es beso, monotonía, superación, pero la vida también es lágrima, lucha, brevedad y olvido, por ello quiero buscar la fantasía, filmar la fantasía, el color de la fantasía, por ejemplo en el Trastévere, imaginemos el Trastévere tapado con sábanas, las sábanas son reales, habrá que comprar kilómetros de sábanas, y, por ejemplo, poner a costureras y cortadoras en sillas muy rústicas, de esas que hay en Sicilia, en el campo, y en cambio las costureras tirando del hilo siempre al mismo compás y con diademas refulgentes en los moños, como peinetas españolas. Estamos tapando el Trastévere dirán, y esa secuencia de mi película es brevísima, porque con dos manos recogen en dobleces las sábanas y van tapando balcones, uno, dos, tres balcones, pero una de las sábanas se levanta, todo el Trastévere está tapado, y ahí se me ve a mi filmando,

Al público le encanta siempre la fantasía y el color, y hay un color dentro de la fantasía que no ha visto nadie, ni siquiera yo lo he visto, un día me subí a una de las colinas de Roma, estaba la loba amamantando a sus cachorros, me agaché debajo de su vientre, había un gran portón verdoso y detrás la hilera de un jardín, ni siquiera por el ojo de aquella cerradura logré ver el color de la fantasía, sí, podía servirme aquello para una secuencia, era la finca Rúspoli y por el ojo de aquella cerradura que pestañeaba constantemente se veía el gran palacio, y detrás el Foro, y detrás el Vaticano, y detrás el cielo. Pero, ¿y el color de la fantasía?, me pregunté, ¿dónde está? La cerradura me guiñaba un ojo como diciéndome: aquí no la vas a encontrar. El color de la fantasía no aparecía por parte alguna, sí, existía el coqueteo de la cerradura, era una cerradura antigua pero con cirugía estética. “Te dejo ver”, me decía el ojo de la cerradura entre sus pestañas, “ mira Roma entera, mira Italia entera, ¿pero a qué aspiras?, ¿ no querrás ver el color que tiene la fantasía?, no, eso que tú buscas, aquí no lo encontrarás.”

José Julio Perlado

(Imágenes- 1- Trastévere- adiobe stok / 2 y 3- Roma)

SOBRE EL MAL

“La forma más segura de defensa contra el Mal — decía el escritor ruso Joseph Brodsky — es la originalidad del pensamiento, algo que no se puede fingir, falsificar, imitar, algo que ni siquiera a un impostor avezado podría satisfacer, algo que no se puede compartir. Al Mal le resulta irresistible la solidez. Siempre se inclina por el gran número, por la firmeza segura de sí misma, la pureza ideológica, los ejércitos con una instrucción impecable y los balances bien cuadrados. Su proclividad para con esas cosas tiene que ver con su innata inseguridad, pero comprenderlo sirve, una vez más, de poco consuelo, cuando el Mal triunfa.

(…) Lo que podemos obtener ofreciendo la otra mejilla a nuestro enemigo es la satisfacción de avisarlo sobre la futilidad de su acción. ”Mira’, dice la otra mejilla, “lo único que golpeas es simple carne. No puedes aplastar mi alma.”

(Imagen- Marc Guillaumat

EL CINE Y LA INSPIRACIÓN

“Me propuse a mí misma — confesaba la directora de cine Agnés Varda — que era un buen ejemplo de la creatividad de las mujeres, siempre un poco atrapadas y axfisiadas por culpa de la casa y la maternidad, rodar mi siguiente película, en 1975, sin salir de casa. Me pregunté qué podría hacer si me impusiera esas restricciones. ¿Sería capaz de encontrar mi creatividad con todas esas limitaciones…? Así que tomé esa idea como punto de partida. Y me volqué por completo en ella. Imaginé que estaba atada a un nuevo cordón umbilical. Tenía un cable eléctrico especial de ocho metros conectado a la caja eléctrica de mi casa, y decidí que como máximo podría utilizar esa distancia para rodar mi próxima película. Sólo podía alejarme de mi casa la longitud del cable. Tendría que encontrar todo lo que necesitaba dentro de esa distancia y no aventurarme nunca a ir más allá”.

Así Agnés Varda consiguió terminar un documental filmando la vida diaria de los comerciantes de su barrio y lo tituló “ Daguerrotipos”. ”Los artistas — decía ella— acostumbran a hablar de la inspiración y las musas. !Las musas! ¡Esto sí que tiene gracia! Porque que las cosas aparezcan cuando las necesitas no depende de tu musa, sino de la relación que mantengas con tus fuerzas creativas. Por eso lo mejor es trabajar con la asociación libre y la ensoñación, dejarse llevar por los recuerdos, los hallazgos fortuitos, los objetos. Intento mantener un equilibrio entre la rigurosa disciplina que he aprendido durante mis treinta años haciendo películas, esos numerosos momentos inesperados y el impulso del cambio.”
(Imágenes—1- Jacquot de Nantes- película de Agnés Varda- 1991/ Agnés Varda- revistaexclama com/ 3- cartel de “Daguerrotipos”, film de Agnés Varda- 1976)

SEPARACIÓN

“Desde el umbral un hombre está mirando.

No puede ya reconocer la casa.

Como una fuga fue aquella partida

y la devastación dejó sus huellas.

El caos señorea las estancias.

Las lágrimas le impiden darse cuenta

de la extensión de todo aquel desastre

y le aturde una súbita jaqueca.

Desde por la mañana, en los oídos

tiene un rumor. ¿Lo tiene, o bien lo sueña?

Y ¿por qué asalta sin cesar su mente

un recuerdo incansable de las olas?”

(…)

Boris Pasternak — “Separación”

(Imágenes— 1- Arkhangelelskoye/ 2 – Pasternak – getty images hutton archive)