
“La forma más segura de defensa contra el Mal — decía el escritor ruso Joseph Brodsky — es la originalidad del pensamiento, algo que no se puede fingir, falsificar, imitar, algo que ni siquiera a un impostor avezado podría satisfacer, algo que no se puede compartir. Al Mal le resulta irresistible la solidez. Siempre se inclina por el gran número, por la firmeza segura de sí misma, la pureza ideológica, los ejércitos con una instrucción impecable y los balances bien cuadrados. Su proclividad para con esas cosas tiene que ver con su innata inseguridad, pero comprenderlo sirve, una vez más, de poco consuelo, cuando el Mal triunfa.
(…) Lo que podemos obtener ofreciendo la otra mejilla a nuestro enemigo es la satisfacción de avisarlo sobre la futilidad de su acción. ”Mira’, dice la otra mejilla, “lo único que golpeas es simple carne. No puedes aplastar mi alma.”
(Imagen- Marc Guillaumat