«EL POLVO DEL TIEMPO»

«La manera de expresión no la elige uno, sino que es ella la que te elige, y a mí me eligió el «plano-secuencia», ha dicho Theo Angelopoulos en su reciente visita a Madrid. 

 Varias veces he hablado en Mi Siglo de este director griego, del vapor de sus nieblas, de sus personajes avanzando sobre las aguas, de la atmósfera fantasmal que sabe recrear en sus películas. Leo que su film «El polvo del tiempo», con Irene Jacob, es una historia de amor entre dos mujeres y un hombre que se desarrolla en varios países y atraviesa el tiempo. El tiempo. Siempre el tiempo. «El cine, como la música – ha dicho Angelopoulos -, tiene un tempo lento y otro presto, y los músicos utlilizan los dos. Eso mismo sucede en el cine y en todas las narraciones. Al igual que hay escritores que escriben frases largas sin puntos, otros prefieren las cortas con muchos puntos. En el cine ocurre con el montaje, en el que yo prefiero el plano-secuencia. Es una forma de expresión que también depende del temperamento de cada director».

Tanto valora el tiempo este director que ha escogido al fin a Willem Defoe y a Bruno Ganz para esa película y ha desistido de Harvey Keitel. «Yo necesito actores que puedan esperar, que se tomen su tiempo – lo ha justificado así -, y Keitel no podía esperar».

Todos los artesanos del mundo toman tiempo y  paciencia para elaborar cuanto hacen. La arcilla, la tela bajo el pincel, la masa bajo las manos. También la bruma, la niebla, la historia y los personajes tienen su tiempo mientras avanzan sobre el agua.

(Imágenes: escenas de «El polvo del tiempo» de Theo Angelopoulos.-aaton.com/galbums.on-location/irene jacob en el film.-foto: Margarita Manda.-clprodtions.gr)