Leo en Scriptor org y aquí lo transmito:
«Decía entre otras cosas el Cardenal Juan Luis Cipriani, hablando a sus conciudadanos, que la idolatría del poder y del dinero «está llegando a unos niveles en el mundo muy preocupantes»:
«Cuando se quiere tantas veces el dinero, es para el poder; y, tantas veces cuando se quiere el poder es para el dinero. Todo esto para imponer nuestro subjetivismo, soberbia y orgullo» (…).
En ese sentido, señaló que las crisis financiera de Estados no es por «deudas tóxicas» sino por corrupción, «porque ha hecho trampa el que tenía que evaluar una hipoteca; el que tenía que hacer un préstamo; el gerente general que tenía que hacer un estudio de flujos, finanzas, de préstamos y deuda; el que tenía que observar y regular para que no hubiera esa trampa; el secretario de tesoro que tenía que ver como estaba la situación del país; y, así, en el gran país de la economía, hay una gran cadena de corrupción».
Yo (y lo siento mucho por la «intelligentsia», que a buen seguro tiene palabras para justificar lo que haga falta), me escandalizo hasta los tuétanos cuando leo hoy mismo, por ejemplo, que 80 bancarios del Barclays (uno de los bancos que ha sido ayudado con el dinero de los contribuyentes británicos) han festejado a 100 clientes y sus partners, con un viaje y estancia «corporativo», en Cernobbio, Villa dell’Este (Italia), con un gasto de medio millón de libras esterlinas».
(Imagen: Bruce Museum in Greenwich.-things to see.-The New York Times)