EL CONTADOR DE HISTORIAS

Cuando nos acercamos al contador de historias que nos sonríe desde el cuadro y le contamos todas esas cosas que están pasando en nuestro siglo, esta crisis financiera del XXl, los pavores del terrorismo, la inoperancia de muchos políticos, la abulia general de tantas sociedades adormecidas, el contador de historias, cuyos rasgos están pintados en 1665, emerge su cabeza del lienzo y se acerca hasta nuestros oídos para susurrarnos cuanto vivió durante el siglo XVll y cómo superó, con una flema de ironía, aquellos avatares a la manera de Demócrito, que se reía de las miserias humanas.

El contador de historias creado por Rembrandt nos podría hablar del principio de la guerra de los Treinta Años, del «Cid» de Corneille, del Discurso del Método de Descartes, de la muerte de Cromwell y de muchas cosas más. Pero nada dice. Deja que nos acerquemos a él con nuestras historias recientes que parece que no se van a acabar nunca,  y sonríe. Sonríe enseñándonos a sonreir.

«Tú también un día contarás esa historia tuya – parece que nos dice – con una suerte de distanciamiento, como si no hubiera ocurrido».

Y luego con su sonrisa enigmática se aleja hasta el fondo del cuadro.

(Imagen: Rembrandt-«Autorretrato riendo», 1665-Colonia, Wallraf-Richartz-Museum) (Cuadro que figura en la exposición «Rembrandt, pintor de historias», Museo del Prado, del 15 de octubre de 2008 al 6 de enero de 2009)