DÍA DE ACCIÓN BLOG CONTRA LA POBREZA

También pensaba yo hablar de otra cosa y hablo de ésta, me hago eco de ésta, el día – otro más – en que las palpitaciones del corazón económico del mundo van alocadas, como si el ritmo sólo pensara en sí mismo.

Aquí va nuevamente lo aparecido hoy, 15 de octubre, en Sriptor org y de lo que yo me hago eco.

«Cuando despertó, la pobreza todavía estaba allí.

Header_logoHoy, día de Acción Blog contra la pobreza, tenía pensado escribir otra cosa, pero encuentro que es mejor remedar o retomar en esta clave el famoso microrrelato de Agusto Monterroso,»El Dinosaurio» («Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»).

Como bien dice Lauro Zavala, es uno de los textos más estudiados, citados, glosados y parodiados en la historia de la palabra escrita, a pesar de tener una extensión de exactamente siete palabras…

Quizá por esto, merece la pena pensar hoy que de todos los que hoy escriban y lean blogs se puede decir esto:

«Cuando despertó, la pobreza todavía estaba allí»

Esta es la cuestión: ¿podemos hacer algo más para paliar, para mitigar la violencia de la pobreza material, y también la intelectual, afectiva y espiritual que nos rodea, sabiendo que «desde el fondo de esta humanidad placentera y desesperada, sigue en pie una desgarradora petición de ayuda«? «.

(Imagen: Cartier Bresson.-Barcelona, 1933.- Fondation Cartier Bresson)

LA DESAPARICIÓN DE LA CARTA

¿Está desapareciendo la carta?

» El arte, como señala Pedro Salinas El Defensor» (Alianza),  ha hecho que en Vermeer, de cuarenta cuadros, seis traten el tema de la carta.”La mujer que escribe, inclinada sobre su bufete, absorta en su escritura, la mirada perdida en el aire buscando la palabra. La llegada del pliego, entregado por una camarera, que sorprende a la señora en su música. Y sobre todo, la lectura: no se sabe cuál es la más admirable, si la del museo de Dresde o la del de Ámsterdam. Son estos dos cuadros dos monumentos a la atención, dos poemas magistrales a la ausencia. Solas, las dos mujeres, en un ámbito sin más persona que ellas, pero rebosado de sensación de compañía invisible, que emana como callado canto de la carta”. Esto escribía yo no hace mucho en una Revista en la Red.

Y más aún. Desaparecida la carta – tradicional documento histórico para uso de investigadores y de altos notarios de las épocas -, ¿cuáles son los archivos? «¿Dónde conservarán sus documentos esenciales los Estados y las familias?- seguía diciendo yo en ese artículo -. Sin duda en discos surgidos de la pantalla, en los platillos que salen del vientre de los aparatos presentes y  futuros, allí donde la yema del dedo pulsó una tecla y se iluminó el rectángulo del mundo. Dentro de ese rectángulo iluminado que es caja de caudales transportable viajarán no sólo las cláusulas de tratados sino quizá también las confidencias amorosas de dos adolescentes que en otro tiempo escondían sus billetes apasionados dejando constancia de su primera cita o de su primer desengaño».

«El amor y sus reverencias no se ha modificado en la Historia – ahora las reverencias son distintas y el cortejo amoroso se realiza de otra forma, pero siempre  hay unas miradas y unas palabras, una atracción, unos silencios, unos desdenes, una operación de cerco y una conquista -, pero cuando uno lee los pasos y procesos de dos enamorados y cómo esos procesos y protocolos íntimos quedaron reflejados en cartas, uno se pregunta qué testimonio de rondas, melindres, acercamientos y despegos permanecerá hoy. ¿Se guardarán en los archivos tecnológicos? No, por supuesto, en los móviles  Quizá para curiosear cómo se conocieron y enamoraron sus padres los futuros hijos abrirán el  banco de datos que la herencia les dejó como recuerdo y quizá también a la hora de los despechos quieran acudir a carpetas clasificadas en pantallas para encontrar el origen de tantas distancias. Pero no es eso lo probable. Si desaparece ese papel escrito, y ordinariamente cerrado, que una persona enviaba a otra para comunicarle alguna cosa – y eso es esencialmente la carta -, las palabras, no es que se las lleve el viento sino que pueden quedar encerradas en las bodegas de los ordenadores y pasar luego a la condenación de la papelera de reciclaje».

Todo esto supondrá sin duda la desaparicion de la carta.

(Imagen.-Vermeer.-«La carta» .-Flick Collection New York)