Ahora que más de medio mundo está obligado a confinarse en su casa por tiempo indefinido, la casa misma adquiere una importancia esencial, desvela numerosas historias de nuestra vida y abre y cierra desde su techo hasta el suelo pensamientos y sentimientos. En esta casa nuestra —pequeña o grande — que a veces hemos utilizado tan superficialmente y que en líneas generales es nuestro refugio, tradiciones y costumbres se han enlazado desde hace muchos siglos. Se ha dicho de ella que en los sueños la fachada significa el lado manifiesto del hombre, la personalidad, la máscara; a su vez, los distintos pisos — según los especialistas — corresponden a la verticalidad y al espacio. El techo y el piso superior a la cabeza y el pensamiento, a las funciones conscientes y directivas. Por el contrario, el sótano corresponde al inconsciente y a los instintos; la cocina, como lugar donde se transforman los alimentos, puede significar el momento de una transformación psíquica, y por su lado la escalera es el medio de unión de esos diversos planos psíquicos; naturalmente con distintas interpretaciones según se vea en ella su sentido ascendente o descendente.
Como la ciudad, de la casa se ha escrito también que simboliza el centro del mundo. En China, por ejemplo, suele ser cuadrada, se abre hacia el nacimiento del sol; la casa árabe suele ser también cuadrada, cerrada alrededor de un patio cuadrado que presenta dentro de él un jardín y una fuente: es un universo en cuatro dimensiones, en donde el jardín central es una evocación del Edén y está abierto a la influencia celeste. La casa japonesa puede ser el elogio de la quietud y del silencio, la primitiva casa japonesa era una cabaña de cuatro postes de madera clavados en el suelo en un espacio circular y con una envoltura en forma de tienda: era la primera mediación entre arte y naturaleza y luego llegaría a esa visión en donde no se sabe dónde termina la casa y dónde comienza el jardín. En Egipto se llamaban a muchas casas “casas de vida” ya que en ellas los escribas copiaban los textos rituales y las figuras mitológicas. En regiones de África se ha descrito la casa como “ la gran casa familiar que representa el Gran Cuerpo Viviente del Universo”. Y para el francés Gastón Bachelard la casa significa el ser interior, sus pisos, su sótano y su granero simbolizan los estados del alma: el sótano corresponde al inconsciente y el granero a la elevación espiritual.
Pues por esta casa tan misteriosa y querida caminamos estos días , de cuarto en cuarto y de hora en hora, encerrados en nuestros obligados pensamientos
(Imágenes— 1- Christo – 1975/ 2-Hendrik Joahnes Weisennbruch/ 3-Carl Vilhelm Holsoe)