Ahora que no podemos saludar estrechándonos las manos , recuerdo las palabras de Marañón cuando decía que “la mano no es vehículo habitual de la inteligencia, sino de los impulsos cargados de emoción. Si la lengua representa al cerebro, la mano representa al corazón, que es la víscera noble de la vida vegetativa. No en vano creían los antiguos que venas especiales unían el corazón a la mano, sobre todo al dedo en que ponemos el anillo, símbolo de la entrega de nuestro corazón.’
(Imagen —James Coignard- 1999- foreman fine Art- artnet)