“Quién me mandó ir a Londres en auto? ¿Dónde comienza la ciudad? — cuenta Saúl Yurkievich en su “Rimbomba” —. Supongo que en medio de la maraña de calles, y que por alguno de estos vericuetos llegaré. Una flecha señala la City: la sigo zigzagueando entre paredones y fábricas, entre fachadas oprimentes. Inacabable dédalo. Circulo por la izquierda, concienzudamente trato de reprimir mis reflejos que me empujan por la derecha. Busco nombres conocidos; tomo una avenida que desemboca en una inmensa rotonda y veo un cartel que indica Westminster Bridge; es un poco tarde para doblar, pero lo intento, intercepto el paso a conductores impasibles y a camioneros que me insultan y me lanzo en dirección al puente. Por la derecha, por supuesto. Choco de frente con un sólido auto británico; siento la estruendosa sacudida; me bajo atontado, desubicado.”
(Imagen – Londres- 1951 -foto Robert Frank)