“Las islas pueden clasificarse de muchas maneras: según la distancia que las separa de la tierra firme, según el canal ( a veces todo un mar) y la posibilidad de atravesarlo a remo. Se distinguen —dice el yugoslavo Predrag Matvejevic en su “Breviario mediterráneo” — por el aspecto o la impresión que provocan: unas parece que flotan o se hunden, otras se diría que están ancladas o petrificadas. Unas no son más que restos de tierra firme, informes e inacabadas; otras se separaron a tiempo y llegaron a ser independientes, más o menos autosuficientes. A las islas se les atribuyen rasgos y estados de ánimo humanos: también son solitarias, silenciosas, sedientas, abandonadas, desconocidas, malditas, a veces afortunadas o bienaventuradas. Junto a las islas los que más olvidados están son los escollos, sobre todo los que carecen de agua potable: si no se incorporan a un archipiélago conocido, pierden su identidad en la jerarquía de la costa, quedan para siempre apóstatas, célibes, anacoretas. Las rocas que sobresalen en los bordes de las islas han suscitado cuentos de horror y de espectros: en el Mediterráneo se cree en los cuentos, tal vez más que en otras partes.
Las islas se convierten a menudo en lugares de recogimiento o paz, arrepentimiento o expiación, exilio o encarcelamiento: por eso cuentan con tantos monasterios, cárceles y asilos. Hasta las islas más afortunadas, como la Atlántida, se hundieron con sus ciudades y puertos. El rasgo común de la mayor parte de las islas es la espera. Hasta las más pequeñas entre ellas esperan por lo menos la llegada de un barco, las noticias que éste trae, un acontecimiento. Los isleños tienen tal vez más tiempo para esperar que los demás: la espera es lo que marca su tiempo. Antaño, los difuntos se enterraban en islas de las que la leyenda decía que estaban fuera del tiempo. El pasado glorioso y la vanidad que de él provenía hacían que las islas más grandes y más poderosas compitieran con el continente, se midieran incluso con su propia época. No se pueden determinar con precisión las causas y las consecuencias de tales fenómenos en el Mediterráneo.”
(Imágenes—1- isla de Santorini/ 2- islas del mar Egeo/ 3-isla de la Palma – 2011- foto jjp)