MAX VON SYDOW

 

 

“Le preguntaban a Bergman sobre el actor Max von Sydow que, al parecer, daba la impresión de ser un hombre muy estable, tanto física como psicológicamente. Pero también  — le decían — se observaban los desfallecimientos de los personajes interpretados por Max. Parece —le aseguraban — que, de film en film,  esos desfallecimientos de los personajes  se fueran agravando y fueran cada vez más frecuentes. ¿Existía entonces un cierto parentesco entre los personajes y Max?

Y Bergman contestó: “Max es un actor sano, robusto, con una técnica segura. Si buscara a un psicópata para interpretar esos difíciles papeles de psicópata, el resultado hubiera sido insoportable. Se trata de reflejar una forma de debilidad, y no de ser débil. ¡Y sobre eso, creo que esa especie de exhibicionismo que ahora está de moda desaparecerá poco a poco, y que se tendrá algo más de respeto hacia esa distancia que Max von Sydow observa con respecto a mis locos!”

(A la memoria del gran actor Max von Sydow, fallecido hoy)

Descanse en paz

(Imagen – Max Ernest)

VIEJO MADRID (91) : EN TORNO A “POMBO”

 

 

“En 1916 Ramón fundaba la tertulia de Pombo —evocaba Juan Manuel Bonet —. Un sombrío café de la época de Larra, un espacio al que alguien le veía un algo de tartana, se convertía en  trinchera de la pequeña vanguardia madrileña. Al año siguiente —“Parade” y otros ballets rusos en el Teatro Real — iba a ser recibido ahí Picasso, con motivo del que sería su último viaje a la ciudad donde a comienzos de siglo había participado en la aventura noventayochista de “Arte joven”. Pero Madrid tiene mala memoria. A comienzos de los años cincuenta, poco después de la última visita de un Ramón ya dramático, exilado en Buenos Aires e irremediablemente nostálgico de Madrid, cerró sus puertas el café. En su lugar se instaló una tienda de maletas. Hoy —decía Bonet en 1992 — ni tienda queda: un solar siniestro ocupa el espacio del que fuera el lugar de convivencia y de banquete por excelencia. El cuadro de José Gutiérrez Solana “La tertulia de Pombo”, que a partir de 1920 presidió las tertulias sabatinas, es una de las obras maestras de su autor. Ramón iba a catalogar fantasiosamente a las vanguardias en su disperso y brillante libro “Ismos” (1931), reflejo de su comercio con los artistas de Paris, pero tuvo además la genial intuición de conservar de sus años simbolistas, la fe en en el brillo oscuro solanesco.”

(Imagen – José Gutiérrez Solana —“La tertulia de Pombo’