“Cuando veas a alguno promovido a dignidades, o favorecido, o acreditado —recuerda el filósofo griego Epicteto —, no te dejes llevar de la apariencia ni digas que es dichoso. Pues la verdadera tranquilidad de espíritu consiste en no desear sino lo que depende de nosotros mismos; no ha de acusarnos celos ni envidia el lustre de grandezas. No has de tener ambición de ser senador, cónsul ni emperador; conviene que cuides solamente de ser libre. En esto se han de terminar todas tus pretensiones ; un solo medio hay para alcanzarlo, que es menospreciar todo lo que no depende de nosotros.”
(Imagen -Jasmina Danowski -2008 – artnet)