“Un hombre no reconoce su genio hasta que lo ensaya —decía Diderot —: el aguilucho tiembla como la joven paloma la primera vez que despliega sus alas y se confía a volar. Un autor termina su primera obra sin conocer, al igual que el librero, su valor. Si el librero nos paga como él cree, entonces nosotros le vendemos lo que nos place. Es el éxito el que instruye al comerciante y al literato.”
(en el día de las librerías)
(Imágenes—1-the penguin poets/ 2-John Frederick Peto-1899)