Míranse los dos en hito
y su vista es gloria cierta.
¡Oh, qué placer infinito
que cien mil almas despierta!
¿Qué floresta ni qué huerta
tales flores han llevado?
Mal han barajado.
Su velo le puso encima
al Niño por ornamento,
y a los pechos se le arrima
abrigándose del viento,
y quedó el cabello exento
de la Virgen muy dorado.
Mal han barajado.
Sus ojos penetradores
por ser Dios no hay do no estén,
mas por nos, los pecadores,
como niño está en Belén
al frío y después ¿con quién?
Con un buey muy traijado.
Mal han barajado.
Cien mil gracias aliña
cuando despierta del sueño;
jaspe ni dorada piña
con él son valor pequeño,
según que lindo y risueño
está en los pechos trabado.
Mal han barajado.
Ya los toma, ya los deja
los pechos con gestos bellos,
ya se ase a la madeja
que su Madre ha de cabellos;
gorjea y estira dellos,
como ruiseñor en prado…
Mal han barajado.
Fray Ambrosio Montesino (¿1444-1508?) : «Contemplación entre la Virgen y el Niño»
(Imagen: Fra Angélico: «Adoración de los Reyes Magos» (1438) – National Gallery.-Washington -Flickr.-Lyceo Hispánico)