
Puede decirse— decía Kandinsky— que toda obra seria es tranquila. En toda gran obra seria resuena una palabra sublime y tranquila:”!Heme aquí!” La admiración o el desprecio se desvanecen. No queda nada más que el eterno sonido de estas palabras
Ciego frente a la forma,, “ reconocida” o no, debe ser el artista, como debe ser sordo a la enseñanza y a los deseos de su tiempo..
Su ojo debe estar abierto sobre su propia vida interior, su oído siempre hacia la voz de la Necesidad interior.
Entonces podrá servirse impunemente de todos los procedimientos, incluso de los que le están prohibidos.
Este es el único medio de llegar a expresar esta necesidad mística que es el elemento esencial de una obra.
Todos los procedimientos son sagrados si son enteramente necesarios.

(Imágenes- Kandinsky- wikipedia)