
Hacia las once de aquella mañana, el joven Ka-hui, su criado, vino a llamarme apresuradamente : “¡ven pronto!, ¡ el blanco ha muerto ! ‘ — contaba el pastor Vernié.
Encontré a Gauguin con una pierna fuera del lecho, pero caliente todavía. Tioka estaba allí gritando, llorando y diciendo: “Había venido a ver cómo le iba…Llamé bajo, desde fuera: “Koké,! ¡ Koké!” .No me respondió…. Entré…¡Hié!, ¡Hié,…Koké no espiraba. ¡Mata!, ¡Mata!… Y Tioka mordía con sus hermosos dientes la piel del cráneo de su amigo muerto…para devolverlo a la vida…traté de hacerle la respiración artificial… Paul Gauguin ya no existía, y pienso que sucumbió de un brusco fallo del corazón.
Fue entonces cuando Tioka, habiendo mirado por última vez a su amigo, Koké sentenció:
—¡Ahora ya no hay hombre!

(Imágenes— 1- wikipedia/ 2- scottsh national gallery of Modern art)