
Dante leído, escuchado, recitado, cantado y envuelto en música. Todos los registros posibles en torno a la figura y la obra del gran escritor universal. En la Universidad norteamericana de Columbia, entre Homero, Esquilo, Eurípides, Platón, San Agustin, Shakespeare, Cervantes y tantos otros, allí aparece elegido entre las lecturas esenciales del curso la ”Divina Comedia” y en concreto ’El infierno’, que causa pavor y admiración a los alumnos que lo leen. Se comenta también en ese curso las opiniones sobre Dante expresadas por Eliot y Auden, que consideraban la “Divina Comedia” como la obra literaria clave de la era cristiana.
Pero Dante no es solamente leído. Umberto Eco admiró y prologó ”Mi Dante”, del actor italiano Roberto Benigni, quien a través de conversaciones y declamaciones noche tras noche de ciudad en ciudad, lanzaba la narración oral de los versos eternos y los recitaba con acento toscano. para admiración de los espectadores. Así Dante bajaba a las plazas y se metía en los soportales de las ciudades y los pueblos y la sombra de su voz se agigantaba en el silencio nocurno.

Pero tampoco Dante era únicamente leído, recitado o cantado. Los lazos de la música envuelven de algún modo su figura. El gran poeta ruso Osip Mandelshtam, que murió en el Gulag y sabía recitar de memoria ”La Divina comedia”, decía que “ si quisiéramos aprender a oir a Dante, deberíamos oír la culminación del clarinete y del oboe, deberíamos oír la viola transformada en el violín y el alargamiento del pistón del corno francés. El leer a Dante es sobre todo una labor interminable. En Dante, la filosofía y la poesía siempre están en movimiento.”

(Imágenes—1- dibujos sobre la Divina Comedia/ 2- El infierno/ 3-Domenico di Michelino- 1465- Florencia)