EL CORRESPONSAL DE PRENSA



”En esta era de las rapidísimas comunicaciones — decía Eugenio Montes—, cuando un corresponsal envía una crónica que llama ”informativa”, se limita a leerse los periódicos del país, y esto es lo mismo que lo que ha enviado una agencia al periódico unas horas antes, con la desventaja para el corresponsal, de que la agencia tiene unos medios informativos muy superiores. Sobre el corresponsal, la agencia dispone de una cantidad de gentes que hacen información directa y que la envían por medios más rápidos. Luego sus archivos y demás medios de referencia son mucho mejores.

La crónica, para ser leída, tiene que ser interpretativa, subjetiva, es decir, literaria. El que sabe escribir se hace leer, y el que no sabe no se lee, cuando dice las mismas cosas que la agencia, del mismo modo impersonal, neutro y a veces ramplón. El que sabe escribir es el que puede hacer crónicas amenas.El corresponsal debe conocer el país para poder interpretar una realidad, que ésta es su función. El corresponsal que no sabe nada de política, tiene que saber escribir literariamente para que se le lea. En nuestro tiempo es necesario, para ser un buen corresponsal, aunar varias cosas: el conocimiento de la política, el conocimiento del país, y el dominio de la pluma. Por ejemplo, si uno es corresponsal en Roma, no puede ignorarse la historia de Roma para escribir. El fracaso es seguro y absoluto.”

(Imagen— Henri Charles Guerard)