LOS SILENCIOS DE RULFO

“ Rulfo viajaba mucho — contaba Sergio Pitol—-, era uno de sus placeres. Y era dificilísimo en los viajes porque hablaba muy poco. En Varsovia casi no dijo nada. Estaba Cortázar, Monterroso. Eso fue en 1975. Era un acto universitario dedicado a la literatura latinoamericana y estuvimos allí unos tres días. Teníamos que dialogar con el público, hablar sobre un tema pero Rulfo dijo poquísimas palabras. El viaje a París fue nada más que por placer. Yo trabajaba en París. Tito Monterroso y Rulfo se quedaron unos días y fuimos a cenar a casa de Bryce Echenique, y yo no recuero que Rulfo hubiera dicho algo también en esa ocasión. Pese a todo, Rulfo viajó mucho en los últimos años de su vida. Viajaba a Sudamerica, a China, a Europa. Una vez, recuerdo, a la Feria de Frankfurt, donde leyó. Cuando Rulfo leía sus obras era maravilloso, era otra gente, era cada uno de sus personajes, esos personajes embrujados, muertos que deambulan por sus relatos. Tenía una voz estrangulada, era fenomenal. En Frankfurt hizo una lectura de fragmentos de ”Pedro Páramo”. Fue algo espléndido. Era muy callado, lo recuerdo siempre así. Y, sin embargo, necesitaba estar en lugares donde hubiese gente. En sus reuniones con sus colegas, estaba apartado, pero siempre presente. Necesitaba de la gente. Me acuerdo de esa silla, con una mesita al lado, en la librería ”El Ágora”, en Ciudad de México, donde él se sentaba a leer o tomaba sus apuntes, e iba recibiendo a las personas que se le acercaban e iban a verle.”

(Imágenes- 1- Rulfo- el pais/ 2- Rulfo- Infovage)

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