
“La moda… — comenta el médico y escritor portugués Miguel Torga en 1954– – Un horror para la economía. Pero nosotros, los hombres, ¡deberíamos estarles tan agradecidos a las mujeres por el valor de mantener vivo, imperante y coloreado lo gratuito, lo absurdo! Son únicamente ellas las que, desde que a partir del siglo XVlll todos nosotros dejamos de usar puños de encaje y chaquetas bordadas, le dan a la vida el tono festivo de perpetuo carnaval que le conviene. ¡ La tragedia vestida de irresponsabilidad y fantasía!
Cuando al terminar la consulta me quito la bata y, como ahora, intento que mis ojos se distraigan en la plazoleta que tengo enfrente, es en los sombreros increíbles de cierta dama, en los vestidos atrevidos de otra, en las chaquetas clamorosas de todas, donde yo reencuentro, sólido y pujante, el espíritu de transgresión. Y difícilmente pueden imaginar esas heroínas el bien que me hacen, el tranquilizador consuelo que me ofrecen. Bajo su apariencia de sacerdotisas de lo fútil y de la vanidad , están sirviendo a valores más altos y menos transitorios que los temporales encantos o desencantos que procuran realzar o encubrir. Exhiben ante los ojos de la rutina uniformada el arco iris seductor de la aventura.”
(Imagen — Sonia Delanoy-vivir demais)