En la noche de los libros abrimos la puerta de la gran habitación donde Alberto Manguel acaba de reordenar todos sus libros. “Algunos libros – nos dice – se remontaban a mi adolescencia, incluso a mi infancia. Hay libros que están conmigo desde que tengo cuatro o cinco años. No me iba a acostar, me quedaba hasta las dos de la mañana, me levantaba a las seis, me olvidaba de comer; aquí estuve, durante tres meses, en un mundo aparte. Terminé de ordenar la biblioteca el día que volvió Craig. Iba a poner música y estaba a punto de escuchar a Wagner. Preparé la primera parte de Tannhäuser y puse a andar la música en el momento en que entraba Craig. Quedó deslumbrado. Ver la biblioteca ya causaba una impresión fuerte, pero verla con todos los libros en su lugar, con, además, una música fastuosa, era absolutamente maravilloso. La noche que terminé de ordenar los libros, dormí en la biblioteca, en el suelo. Sentía que era necesario apropiarme del lugar. Era una conclusión y también un comienzo. Sentí que de ahí en adelante iba a trabajar de otra manera.
Empezar a escribir y leer de otra manera. A otro ritmo, con mucha menos angustia en relación con lo que no conocía, lo que no había leído, lo que no había hecho. Tuve una conciencia mucho mayor de lo que me quedaba de tiempo y de espacio (…) Pienso que uno crea con los libros un lazo vivo. Por amistad, por respeto a ellos, quisiera abrirlos una vez más. Los criadores de abejas dicen que, cuando un apicultor muere, alguien debe ir a decirles a las abejas que su criador ha muerto. Querría que alguien hiciera eso con mis libros.”
(Imágenes – 1-biblioteca personal de Alberto Manguel – studio bibliografico apuleio/ 2-libros de juegos de manos – Flickr/ 3- Vanessa Bell)
Qué buen relato Julio, además supongo que es real.
Tuvo que ser agradable tumbarse en el suelo de esa biblioteca con todo ordenado y escuchando esa maravillosa música.
Un saludo
Poetas en la noche,
Muchas gracias por tu comentario pero este texto y esta vivencia pertenecen a un gran lector argentino, Alberto Manguel, gran amante de los libros.
De nuevo muchas gracias por tus palabras
Saludos
He visto su nombre, no le conozco, imaginé que era un amigo.
Abrazos desde España.