“He bajado, cogiéndote del brazo, al menos un millón de escaleras
y, ahora que no estás, el vacío se abre en cada escalón.
Aun así, fue breve nuestro largo viaje.
El mío sigue aún, pero ya no necesito
las correspondencias, las reservas,
las trampas y las vergüenzas de quien cree
que la realidad es la que se ve.
He bajado millones de escaleras, cogiéndote del brazo,
no ya porque con cuatro ojos tal vez se vea más.
Contigo las he bajado, porque sabía que de nosotros dos
las única pupilas verdaderas, aunque empañadas, eran las tuyas”.
(Imagen:- Lisboa.-Rui Palha)
¡Bellísimo!
… Se canta lo que se pierde…
Gracias, profesor.
Quartier Latin,
Sí, a veces los poemas bajan con nosotros las escaleras de las nostalgias…
Muchas gracias por el comentario.
Dice el sabio Montale que “un poeta no debe renunciar a la vida. Es la vida la que se encarga de escaparle.”
Amparo,
como en tantas otra ocasiones, Montale nos lleva a lo profundo de la poesía.
Saludos.