FARMACIA DE GUARDIA

«No es Valiun ni Orfidal,

no me ha entendido.

Se trata de la fe. Sí: de la fe.

Comprendo que es muy tarde

y no son horas

de andar telefoneando a una farmacia

con tales quintaesencias.

Lo que yo necesito

para entrar confiada en el vientre del sueño

es algún específico protector de la fe.

¿Que le ponga un ejemplo más concreto?

Pues no sé… Necesito

creerme que este saco

cerrado por la boca

y en cuya superficie

se aprecia la joroba

de envoltorios estáticos

puede volver a abrirse alguna vez

a provocar deseos y sorpresas

bajo la luz del sol y de la luna,

bajo el fervor clemente

de los dioses del mar.

¡Oh, volver a sentir lo que era eso!

y ni siquiera necesito tanto

-ya es menos lo que pido -;

simplemente creerme

que un día lo sentí

intempestivamente

cuando más descuidada andaba de esperarlo,

y supe con certeza

que sí, que se podía,

que un corazón doméstico

cuando al fin se desboca

es porque está latiendo sin saberlo

desde otro muy cercano.

Ya. Que no tienen nada.

Pues perdone.

Comprendo que es muy tarde

para hacerle perder a usted el tiempo

con tales quintaesencias.

Ya me lo figuraba.

Buenas noches».

Carmen Martín Gaite.-«Farmacia de guardia»

(Imágenes.-1.-Jane Bouse.-1938.-por Johan Hapemeyer.-buckingrich.com/ 2.-Hugo Suter.-artnet.-likeyou.com.-2008)