“Por allí está mi Puerto — recordaba Pedro Corominas en ”Por Castilla adentro” —. Por allí pasé hace cerca de veinte años. Es toda una vida de juventud la que me separa de aquellas primaverales jornadas, ¡ Que Dios os guarde, pinares de Valsaín, Puertos de Navacerrada y del Paular! Arrancando del Puerto sube atrevida la bella silueta de Peñalara, moteada de nieve. “ Allí, donde la nieve se acaba — me dijo el señor Luis—, está la laguna, ancha taza de granito, donde surge a borbotones el agua, tan profunda, que en algunos puntos, por cuerda que le sueltes, no llegas al fondo.” Ante el Puerto, más próximo a nosotros, hay un cerro negro y redondo, que yo supuse fuera el Toril. El círculo continúa después de Peñalara y desciende hasta el Reventón: detrás de allí están La Granja y Segovia. Más allá vuelve a levantarse la Sierra encima del pinar de Navafría, hasta descender hacia su corte más profundo en el Puerto de Somosierra. Detrás del Puerto asoma su mole azul los montes de la Sierra de Buitrago. Y aquí el círculo empieza a cerrarse, viniendo hacia nosotros por el Portachuelo y la Hoya del Nido, pasando por los cerros de Santa Ana y los huecos de Canencia. Desde la planicie de la Marcuera, por donde andábamos, nos señalaba un límite la línea de los Hoyuelos y más abajo, al descender al Paular, atravesamos la falda de las Granjeras.
(Imágenes— ríos y pinares)