NOCHE EN BARCO

 

 

“Débil viento entre juncos y espadañas. ¿Llueve?

Abro la escotilla: la luna ha inundado al lago.

Marineros y pájaros acuáticos sueñan el mismo sueño.

Como un zorro sorprendido salta un gran pez.

Hombres y bestias: unos a otros se olvidan.

Ya es tarde. Yo juego a solas con mi sombra.

Olas negras contra los bordos: dibujos de gusanos.

Araña colgante — es la luna atrapada en un sauce.

Pasa la vida rápida — no la deja la pena.

Veo este instante que se desvanece.

Canta un gallo. Campanas y tambores en la orilla.

Un grito y otro y otro. Cien pájaros de pronto.”

Su Tung- P’O—“Noche en barco” (poeta chino del siglo Xl)

 

 

(Imágenes—1- David Blackwood /2- Caspar David Friedrich- 1814)

LA LITERATURA Y LA VIDA

 


 

“La literatura y la vida son como un juego — decía Vila Matas —. Lo raro de escribir es que uno se aparta de la vida para escribir sobre la vida y sobre el mundo. A la hora de escribir sobre aquello que es lo apartado, la combinación entre literatura y vida entonces ha de darse en lo que saco plenamente de ambas cosas.(…)  Hay gente que también cree que cuando escribes no estás viviendo; ése es otro error. Porque es evidente que cuando uno está escribiendo también está viviendo. Y cuando estás viviendo , en muchas ocasiones, como en mi caso, puedes estar escribiendo. Hay veces en que soy consciente de estar viviendo algo que luego escribiré. Normalmente, si hay este aliciente, me intereso más por la secuencia habitual en la que me encuentro. Por ejemplo, doy conferencias  y coloquios en público que suelen ser un poco latosos para el escritor que prefiere escribir a hablar en público. Sin embargo, las doy como si formaran parte de mi propio trabajo; son experiencias que intento utilizar para después convertirlas en algo que tiene su reflejo en lo que escribo. De este modo no tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo en actividades que están fuera de la escritura. Es decir, que conduzco todo a lo literario, en realidad a mi trabajo.

 

 

Cuando me olvido de que estoy trabajando es cuando estoy en la parada del autobús. Me olvido, simplemente. Pero también observo muchas cosas en la calle y muchas cosas valiosas, como un niño que patina y cae con su helado; eso se convierte en una historia: todo, todo está allí. La mente también funciona de manera literaria. Por eso en “Dublinesca”, como había previsto que se podrían incorporar más lectores a mi obra, a la tercera página le advierto al lector que el personaje central ve la vida de forma literaria. Aquellos que no me conocen, no tropezarán entonces con esta rareza. Es como si advirtiera que un carnicero tiene la manía de ver cosas en las nubes, y así, cuando éste mira a las nubes, la gente sabe que es algo normal y no lo encuentra extraño. Así , los lectores descubrirán que hay un personaje que ve todo a través de una especie de lentes literarios. Muchas veces cuando me quedo solo no pienso en nada literario ni me importa nada la literatura. Supongo que debe ser como la necesidad de que junto al amor esté el odio. E incluso en mi excedencia.”

 

 

 

(Imágenes — 1- Albert Marquet/ 2- CIG Harvey-2008- artnet/ 3- Gerhard Ritcher)

EL HOMBRE SIN CAMISA

 

 

 

“Un zar, hallándose enfermo, dijo;

—¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure!

Entonces todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al zar, mas no encontraron medio alguno. Uno de ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al zar.
—Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz —dijo —, quítesele la camisa y que se la ponga el zar, con lo que éste será curado.

El zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el reino, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz. No encontraron a un hombre contento con su suerte.

El uno era rico, pero estaba enfermo; el otro gozaba de salud, pero era pobre; aquel, rico y sano, quejábase de su mujer; éste, de sus hijos; todos deseaban algo.

Cierta noche, muy tarde, el hijo del zar, al pasar frente a una pobre choza, oyó que alguien exclamaba:

—Gracias a Dios he trabajado y he comido bien. ¿Qué me falta?

El hijo del zar sintióse lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevaran la camisa de aquel hombre, a quien en cambio había de darse cuanto dinero exigiera.

Los enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa; pero el hombre feliz era tan pobre que no tenía camisa.”

León Tolstoi

 

 

 

(Imágenes —1- Claude Monet- 1897/2- Laure Albin Guillot)

MADRID 1830 : LA MAQUETA DE MADRID

 

 

“Así estuve aquella tarde dando vueltas por el Museo de Madrid, en la calle de Fuencarral, y luego descendí a la planta baja,  ya que allí se anunciaban las maquetas que revelaban las diversas etapas por las que había atravesado Madrid. Especialmente me impresionó descubrir una gran sala dispuesta a media luz donde, en su centro, aparecía extendido, bajo un fanal acristalado rectangular, el enorme cuerpo de una maqueta histórica, quizá la más importante de Europa, y de la que yo había oído hablar en muchas ocasiones: el modelo de Madrid construido en 1830 por el ingeniero militar Leon Gil de Palacio, hecho en madera de chopo y elevado un metro sobre el suelo y que mostraba en diez bloques irregulares la extensión de las ocho mil casas de la ciudad de entonces, distribuidas en 540 manzanas, con los espacios libres del interior de las manzanas, y los vericuetos, calles y caminos de una capital sin habitantes, un asombroso escenario fantasmal recreado con absoluta precisión y a la vez vacío, un inmenso y minucioso esqueleto que impresionaba con sus barrios y confluencias, una ejecución admirable que indudablemente suponía una excepcional fuente de información para la iconografía urbana y para la geografía histórica de la ciudad. Largo tiempo estuve siguiendo toda aquella superficie de más de 18 metros cuadrados con especial curiosidad, intentando encontrar a lo largo de aquella maqueta lugares donde yo había vivido o había estado alguna vez, y muchos de ellos los descubrí enseguida, pero además de la admiración ante la reproducción exacta de los edificios, algunos construidos en papel pintado, con ventanas y balcones en cartulina, quise observar también la precisión recreada de las periferias, con los olivares en el norte, los desmontes en el sur y la foresta verde de la Casa de Campo, así como los numerosos conventos, huertas, fuentes, callejuelas y rincones representados en la célebre maqueta y en la que se habían aplicado alambre, hilo y lana para los árboles, seda para los arbustos, tierra y arena para los jardines y metal para los remates de cúpulas, verjas y estatuas. Abarcaba todo aquel mundo tan preciso la zona central del Madrid de 1830, es decir, el espacio entre lo que hoy es la glorieta de Quevedo por el norte,  y la basílica de Nuestra Señora de Atocha, por el Sur, en total unos 4 kilómetros; y por otro lado, del paseo del Prado al Este al Palacio Real, por el Oeste, unos 3,5 kilómetros. El ingeniero Gil de Palacio había dedicado 23 meses para realizar aquella fidelísima copia de la ciudad ayudado por un equipo de topógrafos y carpinteros, y para ello se había subido a la llamada atalaya de Madrid, en la Torre de Santa Cruz, en la calle de Alcalá, y desde allí, en excelente panorámica, había querido contemplar casas, palacios y terrenos antes de comenzar la tarea tal y como se la había encomendado el rey Fernando Vll y tal y como yo ahora la contemplaba en el Museo.”

José Julio Perlado

 

(Imagen—el paseo del Prado -1825 – Wikipedia )

LAS HILANDERAS

 

 

 

“Tanta serenidad es ya dolor.

Junto a la luz del aire

la camisa ya es música, y está recién lavada, aclarada,

bien ceñida al escorzo

risueño y torneado de la espalda,

con su feraz cosecha,

con el amanecer nunca tardío

de la ropa y la obra. Éste es el campo

del milagro: hélo aquí,

en el alba del brazo,

en el destello de estas manos, tan acariciadoras

devanando la lana:

el hilo y el ovillo,

y la nuca sin miedo, cantando su viveza,

y el pelo muy castaño

tan bien trenzado,

con su moño y su cinta:

y la falda segura, sin pliegues, color jugo de acacia.

Con la velocidad del cielo ido,

con el taller, con

el ritmo de las mareas de las calles,

está aquí, sin mentira,

con un amor tan mudo y con retorno,

con su celebración y con su servidumbre.”

Claudio Rodríguez —“Hilando’ (la hilandera, de espaldas, del cuadro de Velázquez)

(Imagen — “Las hilanderas” – Velåzquez, -Museo  Del Prado)

LOS ÁRBOLES, EL AIRE, EL AGUA

 

 

 

“Me hace observar un jardinero — escribe Marguerite Yourcenar en “ El tiempo, gran escultor’ — que es en otoño cuando se aprecia el verdadero color de los árboles. En primavera, la abundancia  de clorofila los reviste a todos con un uniforme verde. Cuando llega septiembre  aparecen engalanados con sus colores específicos: el abedul rubio y dorado, el arce amarillo-naranja- rojo, el roble color de bronce y de hierro.

Nada me ha ayudado tanto a comprender los fenómenos naturales como los dos signos herméticos que significan el agua y el aire , y que luego, modificados por una barra que de alguna manera modera su impulso, simbolizan el fuego, menos libre, unido a la materia leñosa o al aceite fósil, y la tierra de apretadas y blandas  partículas. El árbol incluye a los cuatro en su jeroglīfico. Agarrado al suelo, saciada su sed con aire y agua, sube al cielo, sin embargo, como una llama; es llama verde antes de que acabe el día y llama roja en las chimeneas, en los bosques incendiados y en las hogueras. Pertenece, por su crecimiento, al mundo de las formas que se elevan, así como el agua que lo alimenta pertenece al de las formas que, abandonadas a sí mismas, vuelven a caer al suelo.’

 

 

(Imágenes—1-Lesser Ury -1909/ 2-Pierre Bonnard)

PARAGUAS

 

 

“Me he comprado un paraguas del color del cielo para albergar todas tus lágrimas. Sólo así tu tristeza más reciente también será mía, y tu dolor ocupará mi sombra.

Puede que aquel paraguas que inventó la forma de calmar los rayos en los días grises no reconozca hoy el tacto de la lluvia y tiemble como un hongo en el olvido.

Puede que un día los nimbos o los cúmulos se nieguen a escuchar todas sus manchas de agua y acaben por secarse con el sol, igual que los lagartos.

Pero el paraguas siempre guardará en silencio la memoria de la lluvia y acogerá en su piel, a un tiempo perfumada y húmeda, las luces de otros rayos: los del sol.

 

 

Me gustan los paraguas, pero en casa; colgados del armario, en la cocina, encima del bidé o debajo de la cama pero nunca en la calle.  ¿Por qué rayos la gente se pone tan nerviosa y echa a correr cuando llueve un poco? ¿Son tal vez de azúcar? ¿Por qué cuando caen tres gotas toda la gente se ata a sus paraguas?

Odio a los que no saben dónde acaba su paraguas; a los que te clavan el mango o la varilla en los riñones, que te lo escurren en los morros, que se echan a volar cuando no pueden con el viento y lo disparan y lo zarandean como tulipanes negros.

Odio a los transeúntes que no vieron nunca a Mary Poppins, que piensan que el paraguas sólo sirve para huir del agua, que en días de tormenta se amotinan en los soportales,  que dejan sus paraguas en las papeleras y no se atreven nunca a desplegarlo en casa.

 

 

 

Creo que a las personas se las conoce por sus paraguas: negros para las viudas y los caballeros — quizá más resistentes al humor del agua —, estampados para las solteras, de plástico para los niños, lisos para las universitarias, rojos para los cirujanos, blancos para los curas, verdes para la Guardia Civil, de rayas para los presos, sin tela para los optimistas y de Ágatha Ruiz de la Prada para el resto

Hay paraguas que se abren como flores de invierno, paraguas que se abren como paracaídas, paraguas que se abren por sorpresa, paraguas que no se abren, paraguas para vivos, paraguas para muertos.

Hoy me he comprado un paraguas del color del cielo para albergar tus lágrimas y salir a la calle y decir cómo Brossa cualquier día: “ Bajo la lluvia despliego un mapamundi.”

Raúl Vacas

 

 

 

(Imágenes —1-Valentíne Rekunenko/ 2-Boykokolev/ 3 y 4- Rui Palha)

ESCRIBIR Y PUBLICAR

 

 

“Quizá más que en otro gremio de las artes puede que sea porque gran parte de nuestro trabajo se lleva a cabo en soledad —dice Úrsula K. Le Guin en sus “Conversaciones sobre la escritura”—: por eso tendemos a dudar de lo que hacemos. Que te publiquen un libro es una barrera que parece infranqueable. En mis inicios, coloqué  algún que otro poema de vez en cuando — en modestísimas revistillas de poesía —: con ocho o nueve lectores, pero al menos veía mi obra en papel.  Sin embargo,  era incapaz de colocar nada de narrativa. Durante seis o siete años estuve escribiendo relatos y novelas de manera metódica, intentaba vender los manuscritos y no iba a ninguna parte. Recibí muchísimas amables cartas de de rechazo.

Pero lo cierto es que estaba comprometida con ser escritora, con mi escritura, creo que fue la confianza en mí misma o mi arrogancia lo que hicieron que saliese  adelante. “ Lo voy a conseguir y lo voy a conseguir  a mi manera”. Me atenía a eso. Y pum, de repente lo conseguí. Vendí dos relatos en una semana; uno, a una revista comercial y otro a una pequeña revista literaria. Cuando la puerta se abre, parece que no se cierra; entonces es más fácil saber dónde mandar tu obra. A veces mis relatos no eran de un realismo convencional, sino que tenían un giro no realista, y me di cuenta de que las revistas de fantasía y de ciencia ficción  eran las que se los leían y no enarcaban las cejas diciendo “ ¿Y “esto” qué es?”.  Me encontré  que ahí tenían la mente más abierta que en los mercados convencionales. Después de esa primera incursión, sin prisa pero sin pausa, empezaron a llegarme más oportunidades.

 

 

Eso sí, hasta que firmé con una agencia, me tocaba a mí presentar mis manuscritos con mucha fe.

Y en este campo no sé muy bien qué recomendar, ahora es todo tan diferente con internet, la edición digital, la autopublicación… Por ejemplo, todo esto de autopublicarse la verdad es que no lo tengo muy claro. Intento entender lo que implica y adónde te lleva como escritora. Si te auto publicas sin ninguna red de promoción, sin manera de dar a conocer tu obra….¿Y si no te vendes a los del marketing? No lo sé, la verdad. No lo sé. Es maravilloso ver tus libros en papel, anda que sí, pero ¿ es realmente bonito si solo te leen tus familiares y tu círculo más cercano? No lo sé. En este momento, creo que nadie tiene el consejo ideal. Estamos viviendo una revolución. Solo nos queda imaginarnos dónde aterrizará el mundo editorial después de la revolución. Porque aterrizar, aterrizará.

 

 

(Imágenes—1-Karl Gestner/ 2-Brice Marden -2002/ 3- Vassili Kandinsky)

GEORGE STEINER ( y 2) : SUS IDEAS

 

 

“En Florencia, durante el Quattrocento, me hubiera gustado desayunar con pintores  —decía Steiner —En este momento, me gustaría hacerlo con grandes neurofisiólogos, con grandes genetistas, que comienzan a ver la luz.  Están en los albores. Nos encontramos al cabo del universo, podría decirse, porque nos planteamos cuestiones que ni siquiera hubiéramos  podido imaginar tan sólo hace veinte años. Y hay que incluir esas nuevas investigaciones en nuestras nociones de cultura y de sociología de la percepción”(“Elogio de la transmisión”).

“Sabemos ya, por Pascal y Montaigne que el objetivo de toda educación consiste en no tener miedo de permanecer sentado en una habitación silenciosa. El noventa por cierto de los jóvenes, según las estadísticas, no pueden ya leer sin escuchar música o mirar la televisión con el rabillo del ojo. El fenómeno demuestra hasta qué punto tenemos miedo de la desnudez del otro. La escucha se hace cada vez más difícil. Para los jóvenes  la música última se ha convertido en ese esperanto internacional que excluye cualquier lectura.” (“Steiner en diálogo con  Ramin Jahanbegloo”)

 

 

 

“El comentario alimenta el comentario: no nuevos poemas”. “El poema viene antes que el comentario. La construcción precede a la desconstruccion” “¿Por qué tiene que existir la creación poética? ¿ Por qué el arte? ¿Por qué el reino creado de la ficción? ¿Qué hay en el mundo semejante a la música? ¿A qué se parece la música? (“Presencias reales”) .

“Yo soy una voz que nace de las sombras desde hace casi medio siglo. El personaje me inspira, y a la vez me produce un desagrado profundo. Pero su obra sobre la música, así como sobre la novela, me plantea la pregunta, la inmensa paradoja  que permanece en el centro de mis trabajos: .¿ cómo es posible que lo inhumano, que la barbarie pueda engendrar una obra válida, es decir, deslumbrante?” (“Cahiers de L’Herne”).

(en recuerdo de George Steiner, recientemente fallecido)

Descanse en paz

 

 

 

(Imágenes— 1- Prudence Heward-1941/ 2-Eduard Boss -1904/ 3-Edgar Degas -1892)

GEORGE STEINER (1) : SUS PASIONES

 

 

 

“Mis primera pasión es la música. Que es, con las matemáticas, la única lengua universal. — decía Steiner —. Significante hasta el más alto punto, la música rechaza toda paráfrasis, toda traducción. Por encima del bien y del mal, ella encarna un sentido del sentido indecible y el índice de lo transcendente.

 

 

 

 

Otra pasión: la montaña, forma platónica  por excelencia, abordable sólo para un pequeño número mientras que el mar es tan democrático, tan sensible a la polución.

 

 

El ajedrez. Yo soy demasiado impaciente para ser un jugador de clase. Pero este insondable entretenimiento me ha proporcionado ricas horas y me entristece profundamente la superioridad  por otro lado implacable del ordenador.

 

 

Mis perros y mis perras. Dueños de nuestra casa, hogares de buen humor y de preocupaciones. Está cerca de la condenación quien maltrata a un animal ( o a un niño) . Es en la mirada de un animal, como en la música, donde se abren las puertas del infinito.

Y luego, otros lugares de afinidades electivas: la gran plaza de Marraqués, los ruidos de los pasos en la Galería de Milán, las calles de Jerusalén a primera hora de la mañana”.

 

 


(en recuerdo de George Steiner recientemente fallecido.)

Descanse  en paz.

 

(Imágenes —1- Giancarlo Rado/2-Edward Weston – 1938/ 3-Robert Doisneau-1950/ 4- Keith Cárter/ 5- Jerusalén – Wikipedia)

EL PODER DE LA IMAGINACIÓN

 

 

 

Han nombrado embajador a un poeta —escribe Úrsula K. Le Guin —. Una dramaturga ha sido elegido presidenta. Los obreros hacen cola al lado de ejecutivos para  comprar una nueva novela. Los adultos buscan guías morales y desafíos intelectuales en historias sobre monos guerreros, cíclopes y caballeros locos que luchan contra molinos. La alfabetización se considera el principio, no un fin.

(…) Bueno, puede que en otros países, pero no en este. En Estados Unidos, se considera que la imaginación puede ser útil cuando la tele se ha estropeado. La poesía y el teatro no tienen relación con la política fáctica. Las novelas son para estudiantes, amas de casa y gente que no trabaja. La fantasía es para niños y pueblos primitivos. La alfabetización te sirve para leer un manual de instrucciones. Creo que la imaginación es la herramienta más poderosa de la humanidad. Es mejor que el pulgar oponible. Me puedo imaginar una vida sin pulgares, pero no sin mi imaginación.”

 

 

 

(Imágenes —1-Beata Bieniak/ 2 – Michelle Durazzi)

EL APOSENTADOR DEL PALACIO

 

 

“… Y aquí tienen ustedes, al fondo del cuadro, les está diciendo en estos momentos el guía a los visitantes,  a José Nieto, el Aposentador de la reina Mariana de Austria, esposa de Felipe lV. José Nieto, al que Velázquez pintó en la sala donde la familia del Rey estaba siendo pintada por el pintor, y que no ha conseguido escapar de la curiosidad y el ojo de este guía del Museo del Prado. Estudió y explicó muy bien este guía a los turistas, mientras se acercaba y se alejaba  del lienzo de “Las Meninas”, conforme tomaba las correspondientes distancias, tal como un buen torero suele hacer o como un cuidadoso artista lo compone con ese esmero de las cosas que se hacen bien, que el Aposentador del Palacio, entonces, en aquel siglo XVlll español —explicaba el guía—,tenía por encargos cuidar de que los barrenderos tuvieran muy limpia la casa y todos los muebles, recibiendo órdenes del llamado Contralor o Controlador para saber la cantidad de carbón y de leña que había que gastarse en las chimeneas de la Cámara y de la Mayordomía, Y fíjense bien, añadía el guía, este hombre que ven ahí, al fondo, José Nieto, maravillosamente pintado por Diego de Silva y Velázquez,  éste que parece irse y quedarse, este esbozo rotundo que se asoma y se esfuma por la puerta, aposentaba, digo, como el propio nombre de Aposentador indica, a las Personas Reales y a su séquito, y también era encargado de repartir ventanas en la casa de la “Panadería”, la que ustedes  sin duda habrán visto en la Plaza Mayor de Madrid desde cuyos balcones se contemplaban las fiestas públicas de la capital. Y acérquense, acérquense  más, solía aún decir el guía a españoles, italianos y franceses, Este hombre, José Nieto, también acomodaba a los Grandes, Títulos y Consejos, es decir, llevaba en cierto modo el protocolo en Palacio.

Y los turistas quedaban asombrados e imantados por aquella figura de negro que les miraba desde el fondo del cuadro,  que no se sabía si estaba abriendo o cerrando la puerta, y que contemplaba  a todos en silencio.”

José Julio Perlado – “Ciudad en el espejo”

(Imagen — “Las Meninas”)

MI INCESANTE PRIMAVERA

 

 

“¡Tú, tú, tú, mi incesante

primavera profunda,

mi río de verdor

agudo y aventura!

¡Tú, ventana a lo diáfano:

desenlace de aurora,

modelación del día:

mediodía en su rosa,

tranquilidad de lumbre:

siesta del horizonte,

lumbres en lucha y coro:

poniente contra noche,

constelación de campo,

fabulosa, precisa,

trémula hermosamente,

universal y mía!”

Jorge Guillén

(Imagen —Paul Klee -1918)

LONDRES, INGLATERRA

 

 

El día en que se va el Reino Unido  de la Unión  Europea, repaso visiones de Londres reflejadas en el interesante libro de Ignacio Peyró, “Pompa y circunstancia”:  “A una ciudad de tanto teatro , de Shakespeare a Scaramouche, le va bien la imaginación dickensiana, que equipara su historia a “una espectacular obra de teatro en la que los actores son los grandes y los humildes; los felices y los desdichados; los sabios y los ignorantes; hombres y mujeres que de verdad vivieron y  murieron.” Dickens no vio en plenitud el altiplano gozoso del Londres victoriano e imperial, el burbujeo de gozo y lujo del Londres eduardiano; echamos de menos su pluma para narrar el Londres acosado por el “Blitz”, el despertar de la posguerra, la crisis de los sesenta. Destino perpetuo “para turistas ricos”, el Londres de hoy, sufriente con bombas y atentados, exitoso en sus Juegos, se apega con pasmosa fidelidad a su mudanza. Morand entronca su camino con el de los propios ingleses : salvarán el genio de su capital en la medida en que ellos sepan conservar sus propias virtudes.

 

 

Londres creció porque supo engullir y atraerse lo mejor de Inglaterra —ya Defoe dijo que todo el reino manda a Londres sus provisiones y sus gentes —, pero también porque supo ofrecerse como patria de todos los exilios: ha sido nido sucesivo de hugonotes, judíos, pakistaníes, resistentes y expatriados de mil causas, de anticomunistas del Este a liberales españoles o nacionalistas griegos.

Algunos de estos recién llegados fueron egregios, como el Rimbaud que se acogía en el Museo Británico porque tenía calefacción y papel gratis. Todavía  hoy es difícil encontrar londinenses en Londres: todo el mundo ha sido acogido y rebautizado en una ciudad que, si ofreció licencia, es porque también fue siempre un lugar de libertad para los propios y los ajenos. Fueron muchos los profetas que encontraron en Londres un lugar para madurar sus utopías, pero no un lugar para llevarlas a cabo.

Estos son sabidurías de la vieja ciudad liberal, donde Boswell podía permitirse correrías inauditas  y — según Melville—uno lograba desaparecer como si se hallara en los mares del sur.

 

 

(Imágenes—1- Robert Frank – 1951/ 2- Grace Gollen/ 3-Giuseppe de Nitis)