“Mis primera pasión es la música. Que es, con las matemáticas, la única lengua universal. — decía Steiner —. Significante hasta el más alto punto, la música rechaza toda paráfrasis, toda traducción. Por encima del bien y del mal, ella encarna un sentido del sentido indecible y el índice de lo transcendente.
Otra pasión: la montaña, forma platónica por excelencia, abordable sólo para un pequeño número mientras que el mar es tan democrático, tan sensible a la polución.
El ajedrez. Yo soy demasiado impaciente para ser un jugador de clase. Pero este insondable entretenimiento me ha proporcionado ricas horas y me entristece profundamente la superioridad por otro lado implacable del ordenador.
Mis perros y mis perras. Dueños de nuestra casa, hogares de buen humor y de preocupaciones. Está cerca de la condenación quien maltrata a un animal ( o a un niño) . Es en la mirada de un animal, como en la música, donde se abren las puertas del infinito.
Y luego, otros lugares de afinidades electivas: la gran plaza de Marraqués, los ruidos de los pasos en la Galería de Milán, las calles de Jerusalén a primera hora de la mañana”.
(en recuerdo de George Steiner recientemente fallecido.)
Descanse en paz.
(Imágenes —1- Giancarlo Rado/2-Edward Weston – 1938/ 3-Robert Doisneau-1950/ 4- Keith Cárter/ 5- Jerusalén – Wikipedia)