OREJA DE VAN GOGH, MIRADA DE VAN GOGH

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Oreja de Van Gogh, mirada de Van Gogh

«He aquí unos simples zapatos de campesinos.

Simple naturaleza muerta de las botas.

Simple par de botas.

¿Simple de verdad?

La mirada de Van Gogh es mirada de pintura, está cargada de pintura. Es, a pesar de cuanto digan luego sus intérpretes, una mirada virgen que se acerca a la pesantez de este calzado desabrochado y se fija en él intensamente, y lo pinta, tal vez porque no tiene otra cosa. Por desgracia ‑le escribe Van Gogh en estos meses a su hermana Wilhelmina‑, no he tenido ocasión de encontrar modelos; en cambio, he tenido ocasión de profundizar en la cuestión del color. Más adelante, cuando pueda encontrar modelos para las figuras, espero poner de manifiesto que lo que busco es todavía diferente que pintar flores o paisajes verdosos.

Van Gogh no tiene dinero para pagar modelos. Es 1887; vive en París, en la rue Lepic, con su hermano Theo. Ha venido de Holanda y su mirada no se ha perdido aún en los violetas azulados de Arles ni se expande en destellos amarillos. Se detiene únicamente en estas suelas que a su vez se encuentran detenidas. Las titula Naturaleza muerta de las botas. Las naturalezas muertas ‑dicen los estudiosos‑ no son objetos inmóviles, sino cosas que se han parado en un instante o también, vida parada en un instante. Más aún: vida parada en un instante inmóvil, puesto que lo inmóvil es más bien el instante y la vida en sí misma es movimiento.

Detenidas, pues, estas botas en su caminar, no tienen ‑como toda naturaleza muerta‑ ningún horizonte: el fondo está borrado por una superficie opaca, por una pared. ¿Dónde se encuentran estos zapatos? ¿en qué suelo? ¿Están en un pasillo? ¿Son los zapatos de Van Gogh? Quizá sí, eso sea lo que ocurra en estos zapatos de suelas rotas que evocan la existencia del vagabundo. ¿Qué hay de más banal, de más vulgar que este par de zapatos? Y sin embargo ¡qué grandes, bellas y nobles imágenes nos ha dejado Vincent de estos objetos! No es sorprendente que se haya escrito tanto sobre esta naturaleza muerta que, si hemos de creer a los psicoanalistas, sería un espejo de su alma.

Los psicoanalistas miran por encima de esta mirada del pintor y deducen que Vincent, fiel al mito una vez más, parece pedir a estos viejos zapatos, símbolos de resurrección, una prueba de renacimiento. Es, en todo caso, un hecho establecido que Vincent consideraba su estancia en París, que tan ardientemente había buscado, como un nuevo comienzo.

Hay entonces mirada sobre mirada. Una mirada médica sobre una mirada artística y hasta una mirada filosófica sobre la mirada estética. Así las célebres palabras de Heidegger observando fijamente este calzado:

    » Un par de botas de campesino y nada más. Y sin embargo…

En la oscura boca del gastado interior del zapato está grabada la fatiga de los pasos de la faena. En la ruda y robusta pesadez de las botas ha quedado apresada la obstinación del lento avanzar a lo largo de los extendidos y monótonos surcos del campo mientras sopla un viento helado. En el cuero está estampada la humedad y el barro del suelo. Bajo las suelas se despliega toda la soledad del camino del campo cuando cae la tarde. En el zapato tiembla la callada llamada de la tierra, su silencioso regalo del trigo maduro, su enigmática renuncia de sí misma en el yermo barbecho del campo invernal. A través de este utensilio pasa todo el callado temor por tener seguro el pan, toda la silenciosa alegría por haber vuelto a vencer la miseria, toda la angustia ante el nacimiento próximo y el escalofrío ante la amenaza de la muerte. Este utensilio pertenece a la tierra  y su refugio es el mundo de la labradora. El utensilio puede llegar a reposar en sí mismo gracias a este modo de pertenencia salvaguardada en su refugio.

 

Pero tal vez todas estas cosas sólo las vemos en los zapatos del cuadro, mientras que la campesina se limita sencillamente a llevar puestas sus botas. ¡Si fuera tan sencillo como parece!».

Así mira Heidegger estos zapatos.(«El origen de la obra de arte«, en «Caminos del bosque«) (Alianza)

Da igual que él hable en femenino o en masculino. La psicoanalista Gilberte Aigrisse y el filósofo Heidegger miran dando vueltas en torno a lo que significan estas botas que Van Gogh ha pintado y sobre todo ha mirado. El estilo, para el escritor lo mismo que para el pintor, decía Proust, es una cuestión de “visión” y no de técnica. Lo importante en Vincent es, pues, mirar. Como Cézanne ante las manzanas colocadas sobre una colcha, como Kafka ante el castillo checo de Wossek, el pintor y el escritor se quedan fascinados e imantados, clavados los ojos en la manzana y en el castillo. La manzana es realista y el castillo es simbólico; a la manzana se llega con toques de pincel y al castillo se llega con toques de pluma saliendo de la aldea y dando infinitos rodeos. Lo esencial es mirar».

El ojo y la palabra«, págs 41-44)

La oreja izquierda de Van Gogh y el sablazo de Gauguin son estos días la actualidad; la mirada de Van Gogh es lo que permanece siempre.

(Imagen: par de botas.-Vincent Van Gogh.-1887.-Baltimore Museum of Art.-Museum Syndicate)

2 comentarios en “OREJA DE VAN GOGH, MIRADA DE VAN GOGH

  1. Gracias, maestro, por este hermoso y sabio texto. La mirada creadora del pintor siempre alcanza a sentir el latido de la vida, el correr del tiempo, ahí donde se pose, ahí donde se detenga. Como bien apunta Heidegger, el pintor que mira y hace de su mirada un fuego, siente en esos zapatos, el dibujo del camino y del andar. Valgan, para complementar, estas palabras de Leonardo da Vinci (Cuadernos):

    «La pintura supera todas las obras humanas por las sutiles consideraciones que le son propias. El ojo, la ventana del alma, es el principal medio por el que el sentido central puede apreciar de forma más completa y abundante las infinitas obras de la naturaleza. (…) Aunque se pueda pronunciar o escribir una descripción exacta de las formas, el pintor puede representarlas de tal modo que parecerán vivas, con la luz y la sombra que muestran la expresión de un rostro; lo que no se puede conseguir con la pluma, se puede obtener con el pincel.»

    Y para rendir homenaje, de paso, al Siglo de Oro español ( infinito y lamentablemente bastante desconocido) que aborda Vd. en el anterior post, estas palabras del príncipe Segismundo, sacadas de La vida es Sueño del gran Calderón de la Barca :

    «Ojos hidrópicos creo
    que mis ojos deben ser:
    pues, cuando es muerte el beber,
    beben más, y desta muerte,
    estoy muriendo por ver.»

  2. Van Gogh? Para mi es la mirada dulce de un creador sabio, la atracción de aquellos colores que nos muestra su rudeza así como la ternura de su alma; y a pesar de mis cortos 15 años y mi falta de experiencia, me atreveré a decir que un pintor refleja en un cuadro lo que no puede reflejar con los demás: el yo interior

    Podemos distinguir en los artistas su alma quejante y sus travesías mentales para resolver las simples cuestiones de la vida, para convertirlas en arte, arte que para muchos adjetivisan y confunden con artistas que no lo son.

    A veces desearía que nos pongamos a pensar (por que hoy en día pensar tiende a ser aburrido) las simples pero muy buenas ventanas de la vida que nos muestra van Gogh y muchos artistas a través de cuadros con gran valor artístico y cultural; siendo esta la única manera de ver al mundo tal y como es: frió e incesante. También se puede decir que el arte es la manera de sentir que aun corre sangre por las venas, es así pues el pintor el que da en un cuadro su mirada cautivadora y compleja de la realidad vista desde un pequeña ventana o lienzo; por que el arte no se ha echo para ver sino para sentir. Y estoy más que segura que el arte es una manera de protestar con el conformismo.

    La pintura de Van Gogh nos da ha sentir su compleja sabiduría en un cuadro que hoy en día vemos y admiramos espero con todo el corazón que surjan grandes sabios DEL ARTE, que nos hagan sentir el universo tan complejo, pero a la ves tan hábil, del arte .porque si es así, más como yo tendría la esperanza que el mundo pueda cambiar.

    Espero que con este simple texto puedan entender que aun los jóvenes “su futuro” soñamos con mundo nuevo, y a titulo personal, que nos demuestra el arte de que aun podemos cambiar nuestra mirada interior haciéndonos sensibles.

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