Hoy que empiezan en Madrid las corridas de San Isidro, desde el siglo XVlll hasta el XXl aún nos siguen llegando los ecos de los aplausos desde los tendidos y los desplantes y decepciones en las calles, los barullos de los antitaurinos como Eugenio Noel y los pros y contras cruzados que siempre congregaron en torno a sí la fiesta de los toros. Diego de Torres Villarroel lo recordaba desde Salamanca en 1752:
«PINTA, ANTES DE VERLA, LA FIESTA DE TOROS EN MADRID, Y DICE A UN AMIGO EL MOTIVO DE NO QUERER VERLOS
Supongo que ya estoy en talanquera
y que en el sitio dos doblones dejo,
por que me tueste el sol todo el pellejo
y me haga chicharrones la sesera;
doy por vista la célebre quimera
del que en la plaza se nombró despejo,
que he visto de la guardia el entrecejo,
y desaguar las mulas la trasera.
Sale la Majestad, pisa la alfombra;
sale el bruto, se clava el rejoncillo;
ya pasó la función, nada me asombra;
vaya usted a coger un tabardillo,
mientra que yo en mi cuarto y a la sombra
corro en mi fantasía este torillo»
(«Entretenimientos del numen…», Salamanca, 1752)
Ver o no ver los toros. Los vieron desde la poesía Lope, Góngora, Quevedo, Vélez de Guevara, el Duque de Rivas, Zorrilla, Darío, Manuel Machado, Villaespesa, Villalón, Lorca, Gerardo Diego, Rafael Morales entre muchos. Otros no los vieron o se negaron a verlos.
«Iba en alto «Magritas» – se leía describiendo la figura de un torero en un periódico de Madrid, en 1950 -. Ya no iba de plata. De corto y de gris, iba muy pulido y cenceño, y siempre sonriente, como fue por su vida de postín sin postín. Yo esta tarde había visto, otra vez, otro gesto de «Magritas» en trance de entrar a banderillas, y que se me ha pasado antes al describir su estilo: cuando al abrir los palos para elevar los brazos, les miraba un momento los arpones. Ahora, ustedes lo añaden.
Vean ustedes a «Magritas«, ya en los medios, mirar los arponcillos al separar los palos. ¡Ya sale «Magritas»! Bajando y subiendo los brazos con los rehiletes muy parejos, con las muñecas sueltas y pajarero el paso…¡Qué bien va!».
(R. Capdevila (Celestino Espinosa).-«Arriba«, 1950)
(Imágenes: 1.-Francisco de Goya: «Escena de Toros».-1824.-Museum Syndicate/ 2.-Francisco de Goya:»Muerte de un picador».-1794.-Museum Syndicate)