Leo en Ernest Hello, contemporáneo de Baudelaire:
“La rosa que se expande ofrece al sol el espectáculo de un combate, aquel de la luz y del abono”.
“Existen dos serenidades, aquella de la estatua griega, el reposo de quien no está en cólera, y una segunda, otro tipo de reposo, la serenidad de un arte desconocido, al cual uno mismo no cesa de aspirar y que sería la representación del sosiego que procura la belleza”.
Y aún unas páginas más adelante:
“El hombre que ama no es nunca mediocre”.
Después cierro el libro.