UN BAÚL

He ahí todos los recuerdos, las piezas desmontadas, una figurita de porcelana a la que le falta un brazo que un día conviene pegar. Es una bailarina azul, que levanta los ojos al verme y se sorprende de que haya metido por primera vez la mano en este baúl porque estoy buscando una lámpara antigua que no encuentro, pero así son los viajes, impredecibles, llenos de sorpresas, haber viajado por tantos países con este baúl me recuerda que iba siempre esta caja un poco ladeada, llevaban este baúl entre cuatro personas porque pesaba mucho y lo llevaban de barco en barco y de coche en coche, temblando de que pudiera romperse la vajilla, las copas de champán tenían en su vientre para protegerlas , y tal y como si llevaran forrados sus intestinos, recortes de periódicos pasados, la llegada a la Luna, por ejemplo, se veía al otro lado del cristal de una copa de champán la cara de la Luna pisada por una bota norteamericana y en otra de las copas, aquella hoja de periódico bien apretada y muy arrugada, muy prensada, aún más antigua, que daba la noticia de la muerte de Stalin, y así iba siempre el baúl algo ladeado por el peso, aquel baúl de tantos viajes. Yo creo que nunca se abrió este baúl porque creían que era un tesoro inexplorado, los restos de un tesoro o de un naufragio, no sé, ¿por qué nunca nadie lo abrió?, pero así son los viajes extraños, el baúl con su vajilla temblando y la figurita de porcelana azul entre las copas de champán y caída en el fondo y perdida una llave antigua, de gran tamaño, que debía de haber servido para cerrar la cancela del patio de mis abuelos. Y junto a la enorme llave, unas postales del siglo pasado, de color amarillento, de las primeras postales que hubo, mostrando reflejos dorados en el puente de Praga, cuando el baúl estuvo por allí, viendo y visitando castillos y algún pariente seguro que quiso escribir unas postales para la posteridad. De tal forma que la bailarina azul recorrió así varios países faltándole aquel brazo que alguien esperaba pegar y cuando me vio asomar para abrir por primera vez el baúl quedó asombrada de mi mano, y tal como estaba, abrió los ojos y me sonrió, apretada como estaba entre tantas copas de champán.

José Julio Perlado

(Imagen – wikipedia)

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