
En un libro lo llamé el futuro abstracto. —decía Javier Marías — Me parece que hice la diferenciación entre el futuro concreto — que es lo que uno espera para mañana, pasado mañana, para los próximos días o los próximos meses, y es más o menos divisable —- y el futuro abstracto, ese futuro vacío de contenidos, hacia el cual uno mira probablemente con el mayor interés. No lo mira, porque en realidad no es divisable, sino que tiene la sensación de que cabe preguntarse qué traerá. Así como del futuro llamado en aquella ocasión concreto uno espera que traiga lo que uno prevé que va a traer, los planes que uno tiene más o menos establecidos, ese otro digamos que encierra todas las promesas. Y ahora no sé. Quizá ese futuro abstracto es cada vez más neblinoso. Siempre existe evidentemente esa dimensión, pero quizá se va reduciendo en favor de lo que llamé entonces el futuro concreto, hasta el punto de que quizá es el presente ese futuro concreto.”
(pequeña evocación sobre Javier Marías, que acaba de morir)
Descanse en paz.
(Imagen – wikipedia)