
“El lenguaje político — decía George Orwell — es una masa de mentiras, evasivas, estupidez, odio y esquizofrenia (…) Está concebido para hacer que las mentiras parezcan verdad y el asesinato parezca respetable, y para dar una apariencia de solidez al puro viento. Uno no puede cambiar esto en un momento, pero puede al menos cambiar sus propios hábitos, y de vez en cuando puede incluso, si se burla de una manera bastante clamorosa, mandar alguna expresión gastada e inútil — algún ”bajo el yugo de…”, ”talón de Aquiles”, ”caldo de cultivo”, ” prueba de fuego”, ” verdadero infierno” u otro desperdicio verbal —al cubo de basura, que es donde debe estar”.
(Imagen — Howard Hodgking)