En casa de la señora Wyndham — recordaba Isadora Duncan —asistí por primera vez a un té inglés. Estas reuniones en torno a la chimenea tienen un encanto inimitable, con el té negro en las tazas, las rebanadas de pan con mantequilla, la niebla amarillenta al otro lado de las ventanas y la civilizada parsimonia de las voces inglesas. Una atmósfera mágica de seguridad, de cultura, de bienestar impregna la casa inglesa. Fue igualmente en casa de los Wyndham donde pude observar por primera vez el singular comportamiento de los criados ingleses, que se mueven con una especie de aristocrática seguridad, no desprecian su condición ni tratan como en América de ascender en la escala social, sino que se sienten orgullosos de servir a las “grandes familias”, como hicieron sus padres y como harán sus hijos. Éste es uno de los elementos que infunden calma y seguridad a la vida.”
(Imágenes-: — 1–Raoul Dufy- 1919/ 2- Albert Goodwin)