“De vez en cuando me detengo ante un cuadro del Beato Angélico y evoco su sonrisa. Esa sonrisa quiso ser destacada por Vasari cuando anotó su vida. Fray Giovanni da Fiesole, en su siglo Guido di Pietro, más tarde Beato Angélico, “tuvo continuamente su cuerpo atareado en la pintura — dice Vasari — y nunca quiso hacer otra cosa que santos. Pudo ser rico , y no le importó nada serlo, es más, decía que la verdadera riqueza consistía en contentarse con poco. Pudo mandar en muchos, y lo evitaba, diciendo tener menos trabajo y menos riesgo de equivocarse obedeciendo a los demás. Pudo alcanzar honores en su orden y fuera, pero no los estimó. Era muy sobrio. Se dice que los frailes nunca le vieron encolerizado, lo cual me parece en verdad asombroso, y que limitándose a sonreír, reconvenía a los amigos. En sus obras se percibe devoción y habilidad natural, y, en efecto, nadie ha pintado Santos con tal aspecto de bondad como él. Antes de profesar fue pintor y miniaturista, y en San Marcos de Florencia hay algunos libros miniados por él. Tuvo por costumbre no retocar ni arreglar ninguna pintura suya, sino dejarlas siempre tal como le habían salido la primera vez.”
(Imágenes— 1–Beato Angélico- lucro hispánico/ 2- Beato Angélico- uffici)