“Mario Vargas Llosa ha evocado en un reciente artículo sus reconocimientos literarios hacia la obra de Benedetti (con quien mantuvo largas polémicas políticas), y me vienen ahora a la memoria las confesiones que el escritor uruguayo le hiciera hace años a la periodista María Esther Gilio en un interesante coloquio al comentar su creación.
“Nunca tomo nota de los diálogos o situaciones que me interesan — decía entonces Benedetti —. Prefiero que esos diálogos o situaciones queden ahí adentro de una manera más difusa. Si tomo nota corro el riesgo de escribirlo textual y creo que eso que recibí debe pasar por mi facultad de escribir. Es necesario que aquel personaje que existe en carne y hueso se convierta en personaje de ficción. Y para esto tiene que pasar por adentro mío.
Yo nunca “sufro” cuando escribo — añadía —. Eso sería terrible, ya que vivo escribiendo. No sólo cuentos, poesía y novelas, sino también periodismo. Eso no significa que a veces no sufra. Eso me ocurre cuando tengo que desechar algo que hice y no me gusta. No hace mucho tiré a la papelera más de cien páginas de una novela . Las escribí y las guardé. Cuando tres meses después volví a leer aquello me di cuenta de que no servía.
—Borges hablaba de “nueve días” — le respondía Gilio —, los necesarios para saber si lo que uno ha escrito vale.
—Nueve días me parece poco. Ahora, lo curioso es que cuando uno vuelve a leer, en general no agrega nada sino que tacha. Yo creo que el tiempo permite que uno lo vea como si fuera de otro. Cuando alguna vez por presiones del editor — que decía por ejemplo: “esto tiene que estar para la Feria” —entregué algún material que no había tenido el necesario reposo siempre me arrepentí. “Esto está de más”, “ a esto otro habría que haberle agregado tal o cual cosa”, “esto decididamente no sirve”. Pero eso es el pasado. No acepto más presiones de los editores’, concluía Benedetti.”
Y si dejamos al escritor uruguayo y volvemos a Borges, él recordaba que “el mejor consejo que me dio mi padre es escribir mucho, corregir mucho, romper casi todo, y sobre todo no apresurarse en publicar.”
(Imágenes- 1-anotaciones de David Foster Dallas a una obra de Don De Lillo – foto Harr Ramson center/ 2- – manuscrito de “La tierra baldía’” de Eliot con correcciones de Ezra Pound )