VIAJES POR EL MUNDO (24) : LA HAYA

 

 

“Me levanté a las tres de la mañana  — escribe en su famoso “Diarioel inglés Samuel Pepys el  15 de mayo de 1660 —para ver la ciudad de La Haya en pleno día. Los soldados de la guardia del Príncipe son magníficos, y los burgueses portan armas y mosquetes que brillan como si fueran de plata. Nos encontramos con un maestro de escuela que hablaba muy bien el inglés y el francés. Nos acompañó por la ciudad, cuya belleza me siento incapaz de encomiar. Todas las personas distinguidas hablan francés, latín, o ambos idiomas. La mayoría de las mujeres son hermosas y elegantes. Después de habernos despedido de nuestro guía, a quién invitamos a beber en nuestra posada, nos dirigimos con el Juez a la gran sala donde se reúnen los Estados Generales. En ella cuelgan todas las banderas tomadas al enemigo. Los comerciantes poseen tiendas como en Westminster, menos grandes tal vez, pero mucho mejor instaladas. En una librería adquirí los “Salmos” en francés. Luego, el Juez, yo y mi criado subimos a un carruaje que nos condujo a Schevening, donde entramos a beber en una taberna. El viento soplaba tan violentamente que chocaron dos barcos. Había que ver a los elegantes oficiales, obligados a hacerse arrastrar por los talones hasta la orilla, mientras los baúles, sombreros y plumas flotaban en el mar.  Advertí entre ellos a varios capellanes, piadosamente empapados. Debimos esperar un largo rato antes de embarcarnos, a tal punto estaba agitado el mar.”

Tenía Samuel Pepys entonces 27 años y su “Diario” ha quedado como interesante anotación de escenas, costumbres y detalles  a lo largo de la Historia.

 

 

 

(Imágenes –1 y 2 – La Haya

MANCHAS EN LOS OJOS

 

 

“Desde mi casa, entre Maiano y Settignano dice  el historiador del arte Bernard Berenson enVer y saber” —, la vista se entiende por los campos situados a ambas  orillas del Arno y más allá, hasta donde las tierras se elevan y funden sutilmente con el cielo en el horizonte. Este panorama está constelado de manchas rectangulares de color blanco. Eso es todo lo que ven mis ojos. Pero yo sé algo que mis ojos no  me dicen : que se trata de cosas que no consigo reconocer debido a la lejanía. Mucho más cerca, a unos cientos de metros, veo masas de color verde, opacas, translúcidas o relucientes, puntiagudas o redondeadas, y, a modo de puntales de las mismas, formas aproximadamente cilíndricas , de color indefinido, entre marrón, verde o grisáceo. Desde mi más temprana infancia aprendí que eso eran árboles, y les adjudico troncos, ramas gruesas y delgadas y un follaje compuesto de hojas características de cada especie: encina, castaño, pino, olivo, aunque mis ojos no vean más que distintas tonalidades de verde.

 

 

Puede que me inquiete esta contradicción entre ver y saber, que me preocupe tener que interpretar todo lo que vemos a nuestro alrededor como objetos tangibles en un espacio conocido. Por eso me encantan los cuadros de un Van Eyck o de un Rogier van der Weyden o de su entusiasta seguidor , el Maestro de la Vida de la Virgen cuyas tablas se conservan en la Alte Pinakothek de Múnich, porque me permiten atravesar el espacio sin cansancio. Lo consiguen mediante el procedimiento, deliciosamente ingenuo, de ir reduciendo el tamaño de casas, árboles y figuras a medida que se alejan de nuestros ojos.”

 

 

( Imágenes— 1- Eduard Boss – 1904/ 2-Jozsef Rippl Ronai/ 3- arthur hacker)

EL FINAL DE “LORD JIM”

 

 

“Mandé a mi esposa e hijo  fuera de la casa, a Londres, y me senté a las nueve de la mañana con la desesperada resolución de terminar con el asunto —confiesa Conrad evocando su último día de escritura deLord Jim” —. A cada rato daba una vuelta por la casa, salía por una puerta y entraba por otra. Comidas de diez minutos. Todo con prisas. Las colillas se elevaban hasta formar un montículo, como los túmulos que se erigen sobre los héroes muertos. La luna se levantó sobre el granero, miró por una ventana y desapareció de la vista. Llegó el amanecer, la luz.  Apagué la lámpara y seguí adelante, con todas las hojas del manuscrito volando por la habitación por culpa de la brisa de la mañana. Salió el sol. Escribí la última palabra y me fui al comedor. Las seis. Compartí un resto de pollo frío con Escamillo. Me sentía muy bien, con algo de sueño; me di un baño a las siete y a las ocho y media estaba de camino hacia Londres.”

 

 

(Imágenes—1- Portada de   Lord Jim / Conrad – Wikipedia)

LA MODESTIA Y EL ORGULLO

 

 

“Los honores — recordaba Antonio Machado en su “Juan de Mairena — deben otorgarse a aquellos que, mereciéndolos, los desean y los solicitan. No es piadoso abrumar con honores al que no los quiere ni los pide. Porque nadie hay, en verdad, que sea indiferente a los honores: a unos agradan, a otros disgustan profundamente. Para unos constituye un elemento vitalizador, para otros un anticipo de la muerte. Es cruel negárselos a quien, mereciéndolos, los necesita. No menos cruel dárselos a quien necesita no tenerlos, a quien aspira a escapar  sin ellos.  Mucha obra valiosa y bella puede malograrse por una torpe economía de lo honorífico. Hay que respetar la modestia y el orgullo; el orgullo de la modestia y la modestia del orgullo. No sabemos bien lo que hay en el fondo de todo eso.  Sabemos, sin embargo, que  hay caracteres diferentes, que son estilos vitales muy distintos.  Y es esto, sobre todo, lo que yo quisiera que aprendieseis a respetar.”

(Imagen—1- Alfred Stieglitz)

JUGAR CON LAS PALABRAS

 

 

”Cuando estoy con mis hermanos mayores — confesaba Juan José Arreola —constato que las palabras eran cosas que podía manipular con mis manos de niño sano, ya tan enflaquecidas para siempre. Y voy,  añadiendo palabras a otras palabras, haciendo lo mejor que puedo con las letras, para que expresen lo que quiero decir. Ahora sé que las palabras expresan más cuando las letras se ponen ellas solas en fila y siguen el orden misterioso que solo ellas saben comprender. Ahora sé que las palabras se instalan en la boca de manera natural cuando verdaderamente sentimos la necesidad de decir, pero a continuación van hacia las manos, desde la punta de la lengua hasta la punta de los dedos, y escribir se convierte en puro artificio. Quise jugar a este juego de la gallina ciega que termina encontrando un grano después de tantos pasos perdidos. Desde la infancia he jugado con las palabras clave de un alfabeto secreto.

.¿Es mejor rosa pura que pura rosa?  La suma de los factores afecta efectivamente a los productos verbales. Confieso que, como casi todo el mundo, he salido perdiendo en este inmenso juego de palabras que ha sido mi corta vida de escritor, gané algunas bazas y me voy de la mesa con la  conciencia tranquila.”

 

 

(Imágenes-1- Francisco Zuñiga  / 2-México – Siglo XVl – euskomeda)

LLAMAS EN EL CIELO

 

“A veces se ven llamas en el cielo, bien estacionarias, bien en movimiento — escribía Séneca  en su retiro romano en el año  63 o 64 —. Son de diversas formas, algunas como una corona luminosa en cuyo interior  falta el fuego celeste, formando como la entrada a una caverna; otras como una gran cuba luminosa que se mueve de un punto a otro o permanece inmóvil. Otras, incluso, como golfos que parecen emitir llamas escondidas antes en su profundidad. Estos fuegos son de distintos colores: unos de un rojo vívido, otros se asemejan a una débil llama, otros son blancos, otros titilan, otros son de un amarillo uniforme.

Los historiadores recuerdan, con frecuencia, estos fenómenos; en ocasiones estos fuegos son tan altos como para brillar entre las estrellas, a veces tan bajos que parecen el reflejo de un incendio lejano. Así sucedió bajo el reinado de Tiberio, cuando las cohortes acudieron a la colonia de Ostia creyendo que había un incendio. Durante la mayor parte de la noche el cielo permaneció iluminado por una débil luz parecida a un denso humo.”

Así miraba el cielo el ojo de un filósofo. Quince siglos después, los ojos de Leonardo da Vinci observaban las manchas de una pared  y en sus “Cuadernos de notas” apuntaba: “ allí podremos ver incluso batallas y figuras en acción, caras extrañas e infinidad de cosas a las que se puede dar forma. Todo esto aparece en las paredes de un modo confuso, como el sonido de las campanas en cuyo tañido podemos imaginar cualquier nombre o palabra que se nos antoje.”

Tantas veces el ojo humano hace  visible lo invisible.

 

 

(Imágenes : —1- ptxabay/ 2-mfotocomunty)

AGUA, ¿DÓNDE VAS?

 

 

“Agua, ¿dónde vas?

Riyendo voy por el río

a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?

Río arriba voy buscando

fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿ qué harás?

No quiero decirte nada.

Yo… ¡ temblar!

¡Qué deseo, qué no deseo,

por el río y por la mar!

(Cuatro pájaros sin rumbo

en el alto chopo están.)

Federico García Lorca“Canción”

 

(Imágenes—1- Kane  Gledhill/ 2-gektograf)

LA IMAGEN MÁS BELLA DEL SIGLO XX

 

 

“Para muchos la imagen más bella del siglo XX no fue obra de Picasso, Jackson Pollock, los arquitectos de la Bauhaus ni los cámaras de Hollywood — dice Peter Watson en su “Historia intelectual del siglo XX” —. Se trata de una fotografía, un trozo de reportaje, aunque, con todo, original en extremo: una fotografía de la Tierra vista desde el espacio. Muestra un planeta ligeramente azul, debido a la cantidad de agua de la atmósfera, y resulta conmovedora porque reflejaba el mundo tal como podría ser visto por otros ajenos a él: un lugar relativamente pequeño y, ante todo, finito. Este último hecho fue el que más emocionó a algunos.”

 

 

A los cincuenta años de la aventura lunar, la voz de Neil Amstrong en aquel 21 de julio de 1969, sigue narrándonos  el descubrimiento: “ la superficie es suave y polvorienta; puedo… puedo removerla sin dificultad con la punta del pie. Se adhiere en finas capas como tiza en polvo a la suela y los costados de mis botas. Tan sólo puedo moverme centímetros, o tal vez una fracción de centímetro; pero puedo ver las huellas de mis botas en las finas partículas arenosas… No parece existir demasiada dificultad para moverse de un lado a otro, tal como imaginábamos … Nos encontramos en un lugar llano, muy llano, de hecho.”

 

 

(Imágenes—1-moodaloholic -imagery our Word/ 2- brad -foto golodpaint/ 3- foto Rhys Logan – National geographic)

ENCONTRAR A ADRIANO

 

 

Se acaba de encontrar un busto de Adriano en Sevilla y esos encuentros sorprendentes me llevan a repasar otros encuentros diversos , como el de Marguerite Yourcenar con su “Adriano”, cuyas Memorias se deslizaron en un largo y célebre monólogo. “Escribí “Adriano” de noche — recordaba la autora —. Recurrí también a la escritura automática, pero a la mañana siguiente quemaba  esas páginas. En mi opinión, cuando se escribe sobre un personaje de novela, se debe saber sobre éste mucho más de lo que se dice. Es la comparación tan gastada  de la  punta del iceberg. En cuanto a Adriano, por ejemplo, están todos los años de juventud, los años de guerra, los años de ambición, en el curso de los cuales se esfuerza por convertirse sucesivamente en oficial del estado mayor de Trajano, cónsul, gobernador… No sabemos casi nada más. Sin embargo, se debe intentar saber todo, recrear todo a través de los documentos de la época, y el curriculum vitae de otros funcionarios importantes; se debe estar capacitado para poder decir todo.  Se tiene el curriculum vitae de Adriano, se conocen los nombres de algunos de sus amigos; se conoce algo de su grupo en Roma, su vida personal. Entonces, intenté reconstruir todo eso, a partir de los documentos, pero esforzándome por reavivarlos; mientras no se hace entrar toda la propia intensidad en un documento, cualquiera que sea, éste está muerto. La composición me ocupó tres años. Cuando se toma la decisión todo va muy rápido. Tres años de trabajo continuo, de no hacer más que eso, de vivir en simbiosis con el personaje, hasta el punto de comprender a veces que mentía, y dejarlo mentir.”

Y luego está el tema de la ‘voz”.  Hallar la voz desde donde hay que narrar, desechar otras fórmulas. Hallar la “voz” de este personaje es encontrarse al fin con Adriano.

 

 

(Imágenes — 1- Marguerite Yourcenar/ 2-vista de Roma -constante moyaux – 1883)

EXTRAÑOS HABITANTES DE LA LUNA

 

 

“La ciencia ficción y la Luna se remontan mucho tiempo atrás, en diversos textos, como por ejemplo, éste del siglo XVlll. : “Ya os he hablado, señores, de un viaje que hice a la Luna, adonde fui en busca de mi hacha de plata —cuenta el alemán Rüdolf Erich Raspe  en  su “Segunda ascensión a la Luna” —. Más adelante tuve ocasión de volver a ella, pero de una manera mucho más agradable, permaneciendo allí el tiempo suficiente  para hacer varias observaciones, que voy a comunicaros, con tanta exactitud como me lo permita mi memoria.

En la Luna, porque la Luna era la isla resplandeciente a la que acabábamos de arribar, vimos grandes seres montados en buitres de tres cabezas. Todo aquel mundo es extraordinariamente grande: una mosca ordinaria, por ejemplo,  es casi de la magnitud de un carnero de los nuestros. Las armas usuales de los habitantes de la Luna son rábanos silvestres que manejan como jabalinas y causan la muerte a los que alcanzan. Usan también grandes hongos a guisa de escudos.

 

 

Vi asimismo en aquel país algunos naturales de Sirio que habían ido allí por negocios particulares; tienen cabezas de perros dogos y los ojos en la punta de la nariz. Carecen de párpados, y cuando quieren dormir, se cubren los ojos con la lengua. No pierden tiempo en sus comidas: tienen en el costado izquierdo una ventanilla  por donde introducen en el estómago el alimento, luego cierran la ventana, hasta que pasado un mes repiten la operación. Así, pues, solo hacen doce comidas al año. No tienen la necesidad de beber. En cada mano no tienen más que un solo dedo, con el que lo hacen  todo mejor que nosotros con nuestro pulgar, y sus cuatro auxiliares.

Llevan la cabeza debajo del brazo derecho , y cuando van de viaje o tienen que ejecutar algún trabajo que requiera mucho movimiento, suelen dejársela en casa, toda vez que pueden pedirle consejo a cualquier distancia. Cuando los altos personajes de la Luna desean saber lo que hacen las humildes gentes del pueblo, se quedan en casa corporalmente, enviando tan sólo la cabeza a la calle para ver de incógnito lo que ocurre. Una vez recogidas las noticias  que desean, vuelven al llamamiento del cuerpo a quien sirven.

 

 

Los habitantes  de la Luna pueden quitarse y ponerse los ojos a su capricho, y cuando los tienen en la mano ven igualmente que cuando los tienen en la cara. Si por casualidad pierden uno, pueden alquilar o comprar otro que les presta el mismo servicio. Así es que en la Luna se encuentran en cada esquina gentes que  venden ojos, teniendo el más variado surtido, porque la moda canbia muy a menudo: bien sean  unos ojos azules, o unos negros, que son los que más se estilan.

Me hago cargo, señores, —termina Rüdolf Erich  Raspe —, de que todo esto debe parecerles extraño, pero ruego a los que duden de mi veracidad se sirvan pasar a la Luna a comprobar los hechos,  y así se convencerán de que he respetado la verdad tanto como otro viajero cualquiera.”

 

 

(Imágenes-1-Toshiyuki Enoki/ 2-Steven Quinn/ 3 -Gabor Jonas/ 4-Tsuchida Koitsu – 1933)

LOS NOMBRES DE LAS FLORES

 

“Los nombres dados a las plantas en esos viejos y mejores tiempos —escribe la naturalista  Susan Fenimore Cooper en su “Diario rural” —mostraban un toque cómico o pintoresco, como la jabonera, la flor de cuclillo, la centaura azul, la boca de dragón, el matalobos.  Algunas recibían nombres que dejaban claro que en los campos se vivían historias de amor, como el perifollo oloroso, el clavel del poeta, el pensamiento salvaje, la yerba de París. Incluso los derivados de nombres normales de personas, igual que los que tan a menudo se dan ahora, estaban mucho más logrados entonces; es el caso, por ejemplo, del geranio robertiano, el buen Enrique, la damasquina, los musgos batramia, o la Angélica.

 

 

Otros, por su parte, eran nombres imaginativos o rocambolescos: la bella de día, el solano, el iris, los frailes, el aro, la verbena, la clavelina de mar, la verónica macho, la hierba de los pordioseros, la campanilla de invierno, el narciso trombón, el mundillo, la fuirasia, la bolsa del pastor, la clavelina, la caléndula silvestre, el berro de prados; el alhelí, al que le encanta la sombra de pendones y estandartes caballerescos, y  se mantiene fielmente adherido a las ruinas; el gamón, el amaranto, la planta de la moneda, las lágrimas de Cupido, la flor de lis, flor del lirio, flor de luz que grandes pintores han colocado en las manos de personajes santos.”

 


 

(Imágenes-1- Odilón Redon- busto de un hombre dormido entre las flores/ 2-violetas- la coctelera/ 3-Lowell Nesbitt)

ESTAR CON UNO MISMO

 

En un mar de móviles y de pantalllas, en un incesante comunicarse de modo veloz  con los demás cruzando  calles, subiendo escaleras, oyendo y hablando, hablando y oyendo de modo incansable,  obsesionados por la continua comunicación, me acuerdo de  las palabras de Tarkovski  cuando le preguntaron:

“— ¿ Qué le gustaría decirle a la gente más joven?

— Que aprendan  a amar la soledad.   Que estén más solos consigo  mismos.  El problema de la gente joven es su desenvolvimiento ruidoso. El individuo debe aprender a estar consigo mismo desde niño, pero esto no significa estar solo, significa no aburrirse con uno mismo, que es un síntoma muy peligroso, casi una enfermedad.”

Esto lo dijo en lo profundo de un bosque, entre ramas, recostado contra un árbol, pensativo, mirando aquel agua que corría  cerca de él, aquel agua que él amaba tanto —“amo el agua”, había dicho muchas veces — , aquel agua que en tantas ocasiones aparecía en sus películas.

 

(Imagen —1 – Andrei Tarkovski – people ucalgary/ 2- “Stalker» de Tarkovski)

LA LUNA Y LA CIENCIA FICCIÓN

 

 

Ahora que se recuerdan los cincuenta años de la llegada del hombre a la Luna y en donde se demuestra  que no todo era ciencia ficción, la voz de Ray Bradbury nos evoca este género tan apasionado y apasionante para muchos. “Julio Vernedecía Bradbury —fue uno de los primeros autores en observar las nuevas máquinas a medida que iban apareciendo, y en imaginarles increíbles empleos. Una noche se elevó sobre París en el globo volador más grande de su época y allí cenó y vació varias botellas de vino en compañía de sus amigas. De esta forma, constituyó un juego para él :  narrar viajes y empresas maravillosas tanto por mar como por el cielo. Nosotros, como hijos de la edad moderna, hacemos exactamente lo mismo. Verne es  abuelo nuestro.

Wells es más importante que Orwell. Wells fue  mucho más sugestivo, tanto en sus libros  como en el cine. La película “Things to come” es un film de 1936 que a muchos nos ha inducido  a ocuparnos de las aventuras en el espacio y la conquista de la Luna.  Aquel espectáculo influyó en mi vida de una manera determinante. Cuando vi la película tenía quince años y quedé asombrado.

 

 

La razón del éxito de estas historias, como “Encuentros en la tercera fase”,  debemos buscarla en las misiones Apolo, en los alunizajes, en las sondas llegadas a Marte y en la constatación de que al fin y al cabo los autores de estas fábulas con presupuestos científicos, no estamos locos. Puede, eso sí, que seamos soñadores; pero muy prácticos al mismo tiempo. Ya no nos toman por chiflados.

Las cosas profetizadas por la ciencia ficción son muchísimas. Los rayos láser. Hemos pisado la Luna y exploramos Marte. En nuestras narraciones ya habíamos descrito los cerebros electrónicos. Y también la bomba atómica.

Yo estoy seguro de que existirán colonias espaciales de las cuales el hombre partirá a la captura de asteroides y la extracción de metales y minerales. Colonizaremos la Luna, después Marte y después, dentro de cien años, saldremos de nuestro sistema solar e iremos hacia las estrellas, como Alfa Centauro. Dentro de los próximos quinientos años viviremos en planetas distantes cinco, seis, siete u ocho años luz de nosotros.”

 

 

(Imágenes-1- Shannon Stamey– study incontrast/ 2- Lisa Falzon/ 3- Charlie Riedel)

ESCRIBIR SEGÚN ORWELL

 

 

“Entusiasmo estético — confiesa Orwell —. Percepción de la belleza en el mundo externo o, por otra parte, en las palabras y su acertada combinación. Placer en el impacto de un sonido sobre otro, en la firmeza de la buena prosa o en el ritmo de un buen relato. Deseo de compartir una experiencia que uno considera valiosa y que cree no debería perderse. El motivo estético es muy débil en muchísimos escritores. Impulso histórico. Deseo de ver las cosas como son para hallar los hechos verdaderos y almacenarlos para la posteridad. Propósito  político, y empleo la palabra político en el sentido más amplio posible. Deseo de empujar al mundo en una determinada dirección , de alterar la idea que tienen los demás sobre la clase de sociedad que deberían esforzarse por conseguir . Ningún libro está libre de matiz político. La opinión de que el arte no debe tener nada que ver con la política ya es en sí misma una actitud política.

 

Todos los escritores son vanidosos, egoístas y perezosos, y en lo más profundo de sus motivos  hay un misterio. Escribir un libro es una lucha  horrible y agotadora. La buena prosa es como el cristal de una ventana. Cuando me ha faltado un propósito político, he escrito invariablemente libros sin vida, y me he traicionado al escribir fragmentos brillantes, frases sin sentido, adjetivos decorativos y tonterías en general.”


 

(Imágenes—1- manuscrito de “1984” /2- 1984/ 2- George Segal _ 1962 – live journal)