“ Una mujer de ojos oscuros, que está muy enamorada del marido, descubre un buen día que a él en realidad le gustan los ojos celestes – así lo va contando Alberto Manguel -. Le pide a San Antonio que le dé unos ojos celestes y San Antonio le concede el milagro porque ha sido una mujer muy buena. Al verla, el marido le dice “Sí, claro que estás hermosa, pero ya estaba acostumbrado a tus ojos oscuros y no eres la misma…”. La mujer le ruega a San Antonio que le devuelva los ojos oscuros. San Antonio comprende la situación y se los devuelve. El marido le dice: “¡Ah! Pero justo me estaba diciendo lo feliz que me hacía tener una mujer tan comprensiva y que voy a pasar mi vida al lado de una mujer de hermosos ojos celestes. ¡Qué decepción que vuelvas a tener tus ojos negros…! De nuevo la mujer le ruega a San Antonio. Pasa lo mismo tres o cuatro veces hasta que San Antonio, cansado, le dice: ¡Basta!, y la deja ciega.”
(Imagen – Henri Matisse -1920 -Andrew Weiss gallerie- artnet)
Julio, la inconformidad, la falta de aceptación por uno mismo, la falta de amor propio nos puede convertir en ciegos.
Saludos
Elia,
No sé si el sentido oculto del cuento de Alberto Manguel sobre ls ceguera de esta mujer sea el que tú apuntas, pero en todo caso tu aportación es muy interesante y veraz. Es cierto lo que dices.
Muchas gracias por tu comentario.
Saludos.