«Es igual que un arroyo, la Vía Lactea,
a cuyos lados lucen las margaritas.
Medio anillo, el Creciente.
Y una mano, las Pléyades, que le señalan.
Mira la luna: es
barca de plata,
que acusa el peso
de la carga de ámbar.
Las Pléyades parecen
el lento palanquín de una camella
a la que el camellero
azuza, fastidiado, hacia Occidente.
Refulgen, tan brillantes,
que son igual que frascos
en que tiembla el azogue.
Tu talle es una rama sin fisuras.
Y tu rostro es un sol,
con el día en tu cuerpo».
Ibn Al-Mutazz: «Firmamentos» (Samarra 861- Bagdad 908)

Las gotas de leche de la despechada Juno que, dormida y sin saberlo, amamantaba a Hércules, uno de los hijos de su promiscuo marido… Bello poema.
Si… el firmamento, espejo del alma del hombre, errante,
Q.-
Hola
Descubrí su blog por casualidad. Quisiera invitarlo a visitar mi blog, http://picnicsobreelhielo.blogspot.com Me encantaría reproducir una de sus entradas, ‘Manuscritos en pantalla’ (28 diciembre 2009), para la sección ‘Culto al papel’. Échele un ojo, espero le guste.
Saludos desde México DF.
Gerardo Sifuentes