
“Una novela es una larga alucinación —anotaba Julien Green en su Diario (diciembre 1983) . Esta alucinación nace y se prolonga en el silencio, de donde ella ha salido. Si no existe el silencio, no puede haber novela digna de ese nombre. Lo que se escribe de ordinario viene del ruido y el autor piensa a pesar de él en otra cosa. De aquí los manuscritos que nos entrega tan tibios! Novela: alucinación prolongada cuyo control escapa al autor, igual que ocurre con el sueño. La más leve intervención del autor lo destruye todo.’
Un año antes había anotado: “Ayer por la mañana he acabado mi libro sobre Francisco de Asís. Alivio y tristeza. Yo le encontraba cada mañana y él me obligaba a trabajar duramente, pero él estaba allí.”
(Imagen – Albert Bierstadt)