ALREDEDOR DEL JAZZ



Sobre el jazz ha escrito Cocteau, Chester Himes, Kerouac, Cortázar, Georges Perec, Echenoz y tantos otros. Los ritmos de esta música han tocado también la poesía en Michel Butor y la lista de los intérpretes ha inundado las salas de conciertos. Es una música muy celebrada, una compañía para tantos a la hora de eludir la soledad.

En 1952 la revista “Le Point” dedicó un número especial en el que analizaba y comentaba diversos aspectos del jazz.

“La principal característica del jazz — allí se leía — es lo que se ha llamado el “swing”, palabra difícil de definir. .Designa la pulsación rítmica regular y flexible que anima la medida de cuatro tiempos y que es el elemento esencial en toda interpretación del jazz. El “swing” sólo puede existir “en potencia” en el texto musical; está, esencialmente, en el ejecutante. Una partitura musical puede ser más o menos apta para ser “swingada”; una orquesta podrá “swingar” tal arreglo, que otra ejecutará sin el menor “swing”. Duke Ellington, uno de los mejores músicos de jazz dijo muy justamente, “ el “swing” no tiene texto musical alguno. Usted no puede escribir “swing”, pues el “swing” es lo que emociona al oyente, y no hay “swing” mientras la nota no suena. El “swing” es un fluido, y aunque una orquesta haya tocado una cosa catorce veces puede que no la “swingue” hasta la nümero quince”.

La importancia del “swing’, en jazz, basta para comprender que esta música es esencialmente una música de baile, lo cual, contrariamente al prejuicio corriente, no le quita nada de su valor artístico. Cuando se habla con menosprecio de “müsica de baile” se olvida que los compositores clásicos de hace algunos siglos escribían, sobre todo, música de baile, de ritmo regular y continuo….

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De lo que precede, resulta que, en el jazz, la “creación no está separada de la interpretación.” He ahí otra característica del jazz. En lugar de un compositor que escribe una música que interpretarán después unos ejecutantes, son los intérpretes mismos los que, en el jazz, aseguran la materia musical, ya con sus improvisaciones, ya con su participación en la elaboración de las orquestaciones. Los arreglos de conjunto que ejecutan las orquestas de jazz raramente se fijan de una vez para siempre. Con frecuencia son modificados según la sugestión del director de orquesta o de sus müsicos. El arreglo de tal o cual trozo perteneciente al repertorio de un Duke Ellington varía notablemente de un año a otro.

Otra característica del jazz, que se desprende de la anterior, es el ser esencialmente “ un arte colectivo”. La creación, aquí, raramente es individual. Cuando, en una orquesta, improvisa un solista, la improvisación es sostenida por los miembros de la sección rítmica, que pueden influir enormemente en su manera de improvisar, igual que la interpretación del solista influye, a su vez, en el estilo de la sección rítmica. Ciertamente, sucede que el jazz conoce la creación individual, tal es el caso de un pianista tocando un solo, sin el menor acompañamiento. Pero los solos del piano derivan directamente de la creación colectiva, pues, en su origen, los pianistas de jazz tocaban sólo para hacer bailar, y los bailarines influyen en los músicos, al menos desde el punto de vista rítmico ( que es el más importante).

Otra característica del jazz es que los músicos no utilizan sus instrumentos segün la técnica “ clásica”, que se enseña en los Conservatorios. Los tocan como “cantan”. Ahora bien, si el estilo vocal negro es ya muy diferente de la técnica vocal europea, el contraste se hace mucho más acusado en el ámbito instrumental, donde los negros obligan al clarinete, a la trompeta, al trombón, a expresarse, en cierto modo, como una voz humana. El estilo instrumental de los negros es el mismo que el de un negro que habla o que canta. Es “expresivo”, sin énfasis, sin sentimentalismo redundante o declamativo de mala calidad, pero con una vehemencia extraordinaria. Es, con frecuencia, por el modo de atacar las notas, las inflexiones, el vibrato, más que por la misma idea melódica, por la que el músico de jazz crea bellas frases en sus improvisaciones o en una orquestación de conjunto.”

(imágenes— 1- Louis Armstrong/ 2- foto por Pixabay/ 3- foto por Caleb Oquendo/